escuche el sonido de una fuerte respiracion. A traves de las rendijas, pude ver a un tio metido bajo el asiento, soplandome el polvo a la cara. Me puse de pie. El tio salio arrastrandose despavorido de debajo del asiento y corrio hasta el extremo del coche. Me limpie la cara y le mire. Era algo dificil de creer.

– Si viene hasta aqui, tios, quiero que me ayudeis -le oi decir-. Prometedme que me vais a ayudar…

Toda la pandilla me devolvio la mirada. Me volvi a tumbar en el asiento. Pude escuchar su conversacion.

– ?Que cono le pasa a ese?

– ?Quien se cree que es?

– No habla con nadie.

– Solo se queda ahi detras, aislado.

– Cuando le tengamos ahi fuera trabajando con las vias nos ocuparemos de el. El hijo de puta.

– ?Crees que podras con el, Paul? A mi me parece un loco peligroso.

– Si yo no puedo con el, alguien podra. Tragara mucha mierda antes de que acabemos el trabajo.

Algo mas tarde atravese el vagon para ir a beber agua. Cuando pase por su lado, dejaron de hablar. Me miraron en silencio mientras bebia de la taza. Cuando me di la vuelta y regrese a mi asiento, empezaron a hablar otra vez.

El tren hacia muchas paradas, noche y dia. En cada parada en la que hubiera un poco de vegetacion y un pueblo cercano, dos o tres hombres saltaban fuera.

– ?Eh, que demonios paso con Collins y Martinez? El capataz cogia su carpeta y los tachaba de la lista. Entonces se acercaba hasta mi. -?Tu quien eres? - Chinaski.

– ?Te vas a quedar con nosotros? -Necesito el trabajo. -Bueno -dijo, y se alejo.

En El Paso vino el capataz y nos dijo que ibamos a cambiar de tren. Recibimos unos tickets validos para una noche en un hotel cercano y para la cena en un cafe local, asi como las instrucciones sobre como, cuando y donde coger el proximo tren en la madrugada.

Aguarde en el exterior del cafe a que toda la pandilla acabara de comer, y cuando salieron de alli con sus mondadientes, entre.

– ?Le arreglaremos el culo a ese hijo de puta!

– Tios, odio a ese bastardo cara de mono.

Me meti y pedi una hamburguesa con cebolla y alubias. No habia mantequilla para el pan, pero el cafe era bueno. Cuando sali ya se habian ido. Un vagabundo iba caminando por la acera detras mio. Le di mi ticket para el hotel.

Aquella noche dormi en el parque. Parecia mas seguro. Estaba cansado y aquel duro banco del parque no me jodio demasiado al fin y al cabo. Me quede dormido.

Algo mas tarde me desperto algo que sonaba como un rugido. Nunca me habia imaginado que los caimanes rugiesen. O mas exactamente, eran muchas cosas juntas: un rugido, una inhalacion agitada y un silbido. Escuche tambien un chasquear de mandibulas. Un marinero borracho estaba en el centro del estanque y tenia a uno de los caimanes agarrado por la cola. La criatura trataba de doblarse y morder al marinero, pero se lo encontro muy dificil. Las mandibulas eran terrorificas, pero muy lentas y faltas de coordinacion. Otro marinero y una jovencita estaban alli observando la escena y riendose. Entonces el marinero beso a la chica y se marcharon jun-:os de alli, abandonando al otro enzarzado con el caiman…

Luego me volvio a despertar el sol. Mi camisa estaba caliente. Casi ardiendo. El marinero se habia ido. El caiman tambien. En un banco mas al este estaban sentados una chica y dos jovenes. Evidentemente habian dormido tambien en el parque aquella noche. Uno de los jovenes se puso de pie.

– Mickey -dijo la chica-. ?Has tenido una ereccion!

Se rieron.

– ?Cuanto dinero tenemos?

Registraron sus bolsillos. Tenian un niquel.

– Bueno, ?que vamos a hacer?

– No se. Vamos a caminar un rato.

Les contemple mientras se alejaban fuera del parque, adentrandose en la ciudad.

8

Cuando el tren se detuvo en Los Angeles, hicimos una escala de dos o tres dias. Nos repartieron de nuevo tickets para hotel y comida. Di mis tickets de hotel al primer vagabundo que se cruzo en mi camino. Cuando iba en busca del cafe donde podria usar mis tickets de comida, me encontre caminando a pocos pasos de dos de los tipos que habian venido en el tren desde Nueva Orleans. Apresure mis pasos hasta llegar a su altura.

– ?Como andais, tios? -pregunte.

– Oh, todo anda bien, todo muy bien.

– ?Estais seguros? ?No hay nada que os moleste?

– No, todo anda bien.

Segui adelante y encontre el cafe. Servian cerveza, asi que cambie mis tickets por cerveza. Toda la pandilla del ferrocarril estaba alli. Cuando me bebi los tickets, me quedaba el dinero suficiente para coger un tranvia hasta la casa de mis padres.

9

Mi madre dio un grito cuando abrio la puerta.

– ?Hijo! ?Eres tu, hijo?

– Necesito dormir un poco.

– Tu dormitorio esta siempre esperandote.

Fui al dormitorio, me desnude y me meti en la cama. Me desperto mi madre hacia las 6 de la tarde.

– Tu padre esta en casa.

Me levante y empece a vestirme. Cuando entre en el salon, la cena estaba en la mesa.

Mi padre era un hombre muy grande, mas alto que yo, con ojos marrones; los mios eran verdes. Su nariz era demasiado voluminosa y no podias evitar que sus orejas te impresionaran. Eran unas orejas que parecian querer escaparse de la cabeza.

– Escucha -me dijo-, si te quedas aqui te voy a cobrar el alojamiento y la comida, ademas de la lavanderia. Cuando consigas un empleo, lo que nos debas sera deducido de tu salario hasta que lo devuelvas todo.

Cenamos en silencio.

10

Mi madre habia conseguido un trabajo. Iba a empezar el dia siguiente. Esto dejaba la casa entera para mi solo. Despues de desayunar y luego de que mis padres se fueran a sus respectivos trabajos, me quite la ropa y volvi a la cama. Me masturbe y tras esto me dedique a hacer un estudio cronometrico, en un viejo cuaderno de escuela, de los aviones que pasaban por encima de la casa. Decore mi cronometracion con agradables dibujos obscenos. Sabia que mi padre me cobraria precios atroces por la habitacion, la comida y el lavado de ropa, y que tambien aprovecharia para ponerme dependiente de el en su declaracion de renta.

Mientras me relajaba en la cama tenia una extrana sensacion en mi cabeza. Era como si mi craneo fuera de algodon o como un globito hinchado de aire. Podia sentir espacio en mi calavera. No podia comprenderlo. Pronto deje de preocuparme por ello. Estaba comodo, no me sentia agonizar. Escuche musica sinfonica en la radio, fu-mandome los cigarrillos de mi padre.

Me levante y entre en la habitacion delantera. En la casa de enfrente habia una joven ama de casa. Llevaba puesto un corto y ajustado vestido marron. Estaba sentada en los escalones de su puerta, que estaba directamente frente a la mia. Podia mirarla bien mas alla de su vestido. La contemple desde atras de los visillos de la ventana, desnudandola con mi mirada. Me empece a excitar. Finalmente, me masturbe otra vez. Luego me bane, me vesti y me sente un rato a fumar cigarrillos. Hacia las 5 de la tarde, deje la casa y sali a dar un largo paseo, caminando durante casi una hora.

Cuando volvi, mis padres estaban ya en casa. La cena estaba casi preparada. Subi a mi dormitorio y espere a que me llamaran. Me llamaron. Entre.

– Bueno -dijo mi padre-. ?Encontraste trabajo?

– No.

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