– Mira – dijo Dawn – George le ha quitado las bragas a Ruthie. Le esta metiendo el dedo. ?Un poco de hielo?

– Si, ya lo veo. No, no quiero hielo. El tio va bien derecho.

– No se – dijo Dawn-, pero de verdad que me pone cachonda el mirarlos. Quizas es porque son tan pequenos. Realmente me calientan.

– Entiendo lo que quieres decir.

– Mira, George la esta tumbando, se lo va a hacer.

– Si, alla van.

– ?Miralos!

– ?Dios o la puta!

Abrace a Dawn. Comenzamos a besarnos. Cuando parabamos, sus ojos pasaban de mirarme a mi a mirar a los hombrecitos fornicando, y luego volvia a mirarme de nuevo a los ojos. Yo seguia siempre su mirada.

El pequeno Marty y la pequena Anna tambien estaban mirando.

– Mira – decia Marty -, ellos lo estan haciendo. Nosotros deberiamos hacerlo tambien. Incluso las personas grandes van a hacerlo. ?Miralos!

– ?Oiste eso? – le pregunte a Dawn -. Ellos dicen que vamos a hacerlo, ?es verdad eso?

– Espero que sea verdad – dijo Dawn.

La tumbe sobre el sofa y le subi la falda por encima de los muslos.

La bese a lo largo del cuello.

– Te amo – dije.

– ?De verdad? ?De verdad?

– Si, de alguna manera, si…

– De acuerdo – dijo la pequena Anna al pequeno Marty – podemos hacerlo nosotros tambien, pero que quede claro que yo no te quiero.

Se abrazaron en medio de la mesita de cafe. Yo le habia quitado ya a Dawn las bragas. Dawn gemia. La pequena Ruthie gemia. Marty se la metio por fin a la pequena Anna. Estaba pasando en todas partes. Me parecio como si toda la gente del mundo estuviese haciendolo. Entonces me olvide de toda la otra gente del mundo. Nos fuimos al dormitorio y alli se la meti a Dawn en una larga y tranquila cabalgada…

Cuando ella salio del bano yo estaba leyendo una estupida historia en el Playboy.

– Estuvo tan bien – dijo.

– Fue un placer – conteste.

Se volvio a meter en la cama conmigo. Deje la revista.

– ?Crees que nos lo podemos hacer juntos? – me pregunto.

– ?Que quieres decir?

– Quiero decir que si tu crees que podemos seguir asi, juntos, durante algun tiempo.

– No se. Las cosas ocurren. El principio siempre es lo mas facil. Entonces escuchamos un grito proveniente de la salita. «Oh-oh», dijo Dawn. Se levanto y salio corriendo de la habitacion. Yo la segui.

Cuando llegue, ella estaba sosteniendo a George en sus manos.

– ?Oh, Dios mio!

– ?Que ha pasado?

– Anna se lo hizo.

– ?Que le hizo?

– ?Le corto las pelotas! ?George es un eunuco!

– ?Uau!

– ?Traeme algo de papel higienico, rapido! ?Se esta desangrando!

– Ese hijo de puta – decia la pequena Anna desde la mesita de cafe – si yo no puedo tener a George, nadie lo tendra.

– ?Ahora las dos me perteneceis! – dijo Marty.

– Ah no, tienes que elegir una de nosotras – dijo Anna.

– ?A cual prefieres? – pregunto Ruthie.

– Yo os amo a las dos- dijo Marty.

– Ha parado de sangrar – dijo Dawn – se esta quedando frio.

Envolvio a George en un panuelo y lo puso sobre el mantel.

– Quiero decir – dijo Dawn – que si tu crees que lo nuestro no va a funcionar, no quiero seguir por mas tiempo.

– Creo que te amo, Dawn – dije.

– Mira – dijo ella -. ?Marty esta abrazando a Ruthie!

– ?Crees que van a hacerlo?

– No se. Parecen excitados.

Dawn cogio a Anna y la metio en la pequena jaula.

– ?Dejadme salir! ?Los matare a los dos! ?Dejadme salir! – gritaba.

George gimio desde el interior del panuelo sobre el mantel. Marty le habia quitado las bragas a Ruthie. Yo me atraje a Dawn. Era joven, bella e inteligente. Podia volver a estar enamorado. Era posible. Nos besamos. Me sumergi en sus grandes ojos marrones. Entonces me levante y eche a correr. Sabia donde estaba. Una cucaracha y un aguila hacian el amor. El tiempo era un bobo con un banjo. Seguia corriendo.

Su larga cabellera me caia por la cara.

– ?Matare a todo el mundo! – gritaba la pequena Anna. Se agitaba sacudiendo su jaula de alambre a las tres de la madrugada.

Politica

En el City College de Los Angeles, justo antes de la segunda guerra mundial, yo me hacia pasar por nazi. No sabia mucho mas de Hitler que de Hercules, pero eso me importaba bien poco. Todo vino del tener que estar sentado en clase, escuchando a diario a todos esos patriotas predicando como iriamos y aplastariamos a la bestia, e implantariamos la Libertad y todas esas cosas. Me aburrian. Decidi pasarme a la oposicion. Ni siquiera me moleste en leer el libro de Adolfo. Simplemente me ocupaba de soltarles cualquier cosa que yo creyese lo suficientemente maniatica o llena de maldad para parecerles nazi.

De todos modos, yo no tenia ninguna ideologia politica real. Era una manera de poder ir a mi aire.

Ya sabes, algunas veces, si un hombre no tiene fe en lo que esta haciendo, puede hacer una tarea mucho mas interesante desde el momento en que su mente no esta ciegamente absorbida por la Causa a la que sirve. No habia pasado mucho tiempo desde que todos los muchachotes rubios habian formado la brigada Abraham Lincoln -para acabar con las hordas fascistas en Espana- y vieron como sus culos eran destrozados a tiros por tropas bien entrenadas. Algunos de ellos se habian ido voluntarios por sed de aventuras y por hacer un viaje a Espana, pero tambien vieron sus culos rotos a tiros. Yo apreciaba mi culo. No me gustaban muchas cosas de mi mismo, pero apreciaba mi culo y mi polla.

Me levantaba en clase y soltaba cualquier cosa que me viniera a la mente. Generalmente tenia algo que ver con la Raza Superior, que era una cosa que a mi me divertia lo suficiente como para ponerme a hablar de ella. No acusaba directamente a los negros y a los judios porque me daba cuenta de que eran unos pobres diablos, tan desgraciados y confundidos como yo mismo. De todos modos me tire unos cuantos discursos salvajes, dentro y fuera de clase, y la botella de vino que siempre llevaba en mi cartera me presto una sensible ayuda. Me sorprendi al ver la cantidad de gente que me escuchaba y los pocos, si es que habia alguno, que refutaban mis argumentos. Yo simplemente dejaba mi lengua libre y me sentia encantado de ver lo entretenido que podia ser el City College de L. A.

– ?Te vas a presentar candidato a la presidencia del colegio, Chinaski?

– Mierda, no.

Yo no queria hacer nada. Ni siquiera queria ir al gimnasio. De hecho, la ultima cosa que queria hacer era ir al

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