hombres, uno de ellos flotando. En cambio vieron a tres, uno de ellos borracho.

—?Adonde vamos ahora? —pregunto Issib. Nafai se encogio de hombros.

—Por aqui, supongo.

Encabezo la marcha, atravesando el terreno desierto que mediaba entre la Calle Mayor y el Embudo.

Se distrajo. No sabia que hacer a continuacion. No se le ocurria nada.

—Alto —dijo. Penso en seguir adelante con ellos, pero no le convencia. En cambio, le atraia la idea de continuar solo—. Esperad aqui. Entrare solo en la ciudad.

—Pero que listo —se burlo Mebbekew—. Pudimos haber esperado alla con los camellos.

—No. Por favor. Os necesito aqui. Necesito tener la certeza de que al salir por la puerta os encontrare aqui.

—?Cuanto tardaras? —pregunto Issib.

—No lo se.

—Bien, ?que piensas hacer?

No podia decirles que no tenia la menor idea.

—Elemak no nos dijo cual era su plan.

—Esplendido —protesto Mebbekew—. Juega a ser el gran hombre.

—Aguardaremos —convino Elemak—. Pero si seguimos aqui cuando salga el sol, estaremos a la vista de todos y nos atraparan. ?Comprendes?

—Con las primeras luces del alba, si no he regresado, coged la silla de Issib y volved adonde estan los camellos.

—De acuerdo —asintio Elemak.

—Si nos viene en gana —anadio Mebbekew.

—Nos vendra en gana —intervino Elemak—. Y Meb estara aqui con nosotros.

Nafai sabia que Elemak aun lo odiaba, aun lo despreciaba, pero tambien sabia que Elemak cumpliria con su palabra. Aunque Elemak deseaba su fracaso, le daba una razonable oportunidad de triunfar.

—Gracias —dijo Nafai.

—Consigue el indice —replico Elemak—. Tu eres el chico del Alma Suprema. Consigue el indice.

Nafai los abandono y enfilo hacia el Embudo. Al aproximarse, oyo el murmullo de los guardias. Habia demasiados. Seis o siete, en vez de los dos habituales. ?Por que? Se aplasto contra la pared y se acerco con sigilo para oir lo que decian.

—Yo digo que es Gaballufix —dijo un guardia—. Tal vez mato primero al hijo del Wetchik, para que no pudiera abandonar la ciudad, y luego mato a Roptat y culpo a quien no podia defenderse.

—Parece cosa de Gaballufix —respondio el otro—. Pura bazofia, el y sus hombres.

Roptat habia muerto. Nafai sintio un escalofrio de miedo. Despues de tantas conspiraciones frustradas, habia sucedido. Gaballufix habia asesinado. Y habia culpado a un hijo de Wetchik.

A mi, comprendio Nafai. Me ha culpado a mi. Soy el unico que no salio de la ciudad por una puerta vigilada. Para el ordenador de la ciudad, aun estoy dentro. Gaballufix se percato y aprovecho la oportunidad, hizo matar a Roptat y propago el rumor de que el hijo menor de Wetchik era el culpable.

Pero las mujeres saben. Las mujeres saben que miente. El no se da cuenta, pero manana todas las mujeres de Basilica conoceran la verdad: que cuando daban muerte a Roptat yo estaba en el lago con Luet. Ni siquiera tengo que entrar esta noche. Gaballufix sera destruido por su propia estupidez y podremos aguardar riendo frente a las murallas.

Solo que no le convencia la idea de aguardar fuera. No era el deseo del Alma Suprema. Al Alma Suprema no le interesaba que Gaballufix fuera victima de sus mentiras. Al Alma Suprema le interesaba el indice, y la caida de Gaballufix no pondria el indice en manos de Padre.

?Como burlo a los guardias?, se pregunto Nafai.

Por toda respuesta, solo sintio su propio miedo. Sabia que eso no venia del Alma Suprema. Asi que espero. Al cabo de un rato, los guardias dejaron de conversar.

—Demos un paseo por Villa del Perro —sugirio uno.

Cinco de ellos salieron para internarse en la oscuridad de las calles. Si hubieran dado la vuelta para mirar hacia la puerta, habran visto a Nafai, apoyado contra la muralla a dos metros de la entrada. Pero no miraron hacia atras.

Era el momento; aun sentia temor, pero ahora tambien ansiaba actuar, ponerse en movimiento. ?El Alma Suprema? resultaba dificil de saber, pero tenia que hacer algo. Conteniendo el aliento, Nafai avanzo hacia la luz.

Un guardia sentado en un taburete se apoyaba en la puerta. Dormido, o casi. El otro orinaba contra la pared de enfrente, de espaldas a la entrada. Nafai paso sigilosamente. Ninguno de los dos cambio de posicion hasta que Nafai se alejo de la luz. Luego oyo las voces a sus espaldas. Pero no hablaban de el ni daban la alarma. Asi debia de haber sido cuando Luet fue a prevenirnos. El Alma Suprema interfiriendo para permitirle pasar como si fuera invisible. Tal como he pasado yo.

Despuntaba la luna. Habia transcurrido buena parte de la noche. La ciudad dormia, excepto Villa de las Munecas y el Mercado Interior, e incluso alli reinaria cierta calma en esos dias de tension y turbulencia en que los soldados patrullaban las calles. Pero en aquel barrio, bastante protegido, sin vida nocturna, no habia nadie merodeando. Nafai no sabia si las calles desiertas eran favorables. Le convenian porque habia menos gente para verlo; pero tambien eran desfavorables porque si alguien lo veia no pasaria inadvertido.

Pero esa noche el Alma Suprema le ayudaba a pasar desapercibido. Se oculto en las sombras para no tentar al destino y cuando vio un grupo de soldados, se aplasto contra un portal mientras pasaban de largo.

Este debe de ser el limite del poder del Alma Suprema, penso Nafai. Con Luet, con Padre y conmigo, el Alma Suprema puede comunicar ideas. Y a traves de una maquina, la silla de Issib, pero quien sabe cuanto le costo al Alma Suprema. Al llegar directamente a la mente de estas otras personas no puede hacer mas que distraerlas, tal como cuando impide que alguien conciba ideas prohibidas. No puede desviar a los soldados, pero puede impedir que vean al sujeto que se oculta en un portal, puede quitarles el afan de investigar, de averiguar que hace. No puede impedir que los guardias de la puerta cumplan con su deber, pero puede ayudar al guardia adormilado a sonar, para que el ruido de mis pasos forme parte de la trama del sueno y el no mire.

E incluso para eso el Alma Suprema debe de tener toda su atencion concentrada en esta calle esta noche, penso Nafai. En este mismo lugar. En mi.

?Adonde voy?

No importa. Debo desconectar la mente y dejarme guiar. Dejar que el Alma Suprema me lleve de la mano, como hizo Luet.

Pero resultaba dificil vaciar la mente, abstenerse de reconocer las calles, renunciar a pensar en las personas y las tiendas que conocia en esa calle, y en como podian relacionarse con el indice. Su mente era un hervidero.

?Y como evitarlo? ?Que he de hacer, dejar de ser una criatura consciente? ?Idiotizarme al extremo de que el Alma Suprema pueda controlarme? ?Mi mayor ambicion en la vida es ser un titere?

No, acudio la respuesta. Era tan clara como aquella noche en el desierto. No eres un titere. Estas aqui porque has escogido estar aqui. Pero ahora, para oir mi voz, debes vaciar la mente.

No porque quiera idiotizarte, sino porque tienes que estar alerta a mis palabras. Pronto necesitaras contar nuevamente con toda tu inteligencia. Los tontos no me sirven.

Nafai se apoyo en una pared, respirando entrecortadamente, cuando ceso la voz. Esa intrusion del Alma Suprema en sus pensamientos era abrumadora. ? Que hicieron nuestros antepasados a sus hijos cuando nos alteraron de tal modo que un ordenador podia insertarnos pensamientos de este modo? ?En esos dias todos los ninos oian la voz del Alma Suprema tal como la oigo ahora? ?O siempre fue una rareza el hecho de que alguien oyera esa voz?

Muevete. Era como un hambre. Y se movio. Se movio tal como habia hecho dos veces en las ultimas semanas: de una calle a la otra casi en trance, sin saber donde estaba. Igual que esa misma tarde, al escapar de los matones.

Ni siquiera tengo un arma.

Este pensamiento lo detuvo en seco, lo arranco del trance. No sabia donde estaba. Pero en medio de las sombras habia un hombre tendido en la calle. Nafai se le acerco con curiosidad. Un borracho, tal vez. O una

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