– Esa ventana daba justo ahi.

– Si, Raquel, pero ?quien era?

– Todo ocurrio en 1943-dijo ella.

Aimee apreto los dientes y asintio.

– Se que tiene que ser dificil hablar de la ocupacion. Especialmente a los de mi generacion. Pero quiero entenderlo. Dejeme intentarlo.

Raque se volvio hacia ella, atravesandola con la mirada.

– Usted nunca lo entendera. Es imposible.

Aimee rodeo a la delgada y encorvada mujer con el brazo.

– Cuentemelo, Raquel. ?Que es lo que vio Lili?

– Teniamos que sobrevivir. Hicimos lo que teniamos que hacer.-El aliento rancio de Raquel le golpeo el rostro-lUna vez me dijo que habia visto el asesinato.

– ?Un asesinato que ocurrio en el tragaluz?-dijo Aimee intentando mantener a raya su nerviosismo-. ?Asi que por eso tabico la ventana?

Raquel asintio.

Aimee deseo que los musculos de su rostro permanecieran inmoviles y mantuvo el brazo sobre los hombros de Raquel.

– Eso es todo lo que dijo. Despues nunca hablo de eso-dijo Raquel por fin-. No hay mucha gente que pueda acordarse. Demasiadas deportaciones.

– ?Fueron los nazis?-dijo Aimee

– Lo unico que se es que mataron al conserje de Lili.-Raquel movio la cabeza-. No es algo de lo que la gente hable.-Su mirada se mantenia en la lejania.

– ?Que quiere decir, Raquel?

– Solo Felix Javel, el zapatero, recordara las huellas de sangre…-Su voz se apagaba poco a poco, sumida en sus pensamiento-. Lo pasado, pasado esta. No quiero hablar mas.

Sinta, la mujer de Abraham, entro en el dormitorio pisando fuerte.

– Escuche, mademoiselle detective…-Separo los pies como para que sostuvieran sus anchas caderas y volvio a sujetarse el denso cabello negro con las peinetas de carey. Desde los pliegues del delantal descolorido le interrumpio un fuerte pitido-. Alors!-murmuro y saco del bolsillo una Nintendo Game Boy. Pulso varios botones y volvio a meterla en el delantal.

– ?Salauds (cerdos) neonazis!- Tenia una voz sorprendentemente melodica, con fuerte acento israeli-. En la tienda nos acosan dia y noche-continuo impasible- Lili siempre les chillaba para que se fueran. Me dijo que no les tenia miedo, pero supongo que tendria que haberlo tenido.

– ?Era una banda? ?Que aspecto tenian?-pregunto Aimee-. El humedo frio traspasaba su chaqueta de lana. ?Por que no encendian la calefaccion?

– Nunca les preste demasiada atencion-dijo Sinta encongiendose de hombros-. Yo cocinaba la reposteria en la cocina de la parte de atras y ella trataba con los clientes.

– Su marido menciono que ella veia fantasmas-dijo Aimee.

– si, los viejos lo hacen.-Sinta puso los ojos en blanco mirando a Raquel, la cual asintio con complicidad.

– No hablo mal de los muertos, ella era mi suegra. Vivimos bajo el mismo techo durante trece anos-dijo Sinta-. Pero tenia un caracter dificil. Ultimamente le habia dado por ver fantasmas en todos los sitios: en el armario, por la ventana, en la calle…fantasmas.

– ?Sombras?

Sinta miraba hacia otro lado, como si la estuviera despidiendo. Aimee se levanto y la agarro del codo, forzando asi a la mujer a darse la vuelta y mirarla directamente.

– ?Que ha querido decir con eso?-pregunto Aimee.

Sinta hablo sin demasiadas ganas.

– Hablaba del pasado, veia fantasmas a la vuelta de la esquina.-Movio la cabeza y suspiro-. Imaginaba que algun colaboracionista habia regresado y la habia embrujado.- Sinta ladeo la cabeza y apoyo las manos en las caderas-. Un dia se altero tanto que al final le dije que me ensenara el fantasma, asi que fuimos por la rue des Francs Bourgeois y la rue de Sevigne hasta ese parque de las ruinas romanas. Nos sentamos alli un buen rato, en silencio. Entonces parecia estar tranquila y dijo: “Al final, el circulo se cierra, siempre ocurre”, y eso fue todo. Ni una sola mencion mas a los fantasmas.

– ?Los colaboracionistas?- dio Aimee sorprendida.

Sinta recoloco un mechon de pelo que se le resistia.

– Si, la vieja historia.

– ?Por que no la creia?-dijo Aimee.

.Les Blancs Nationaux realizan pintadas y destrozan ventanas por toda la rue des Rosiers. Parece obvio.

Era la segunda vez que oia a alguien mencionar a Les Blancs Nationaux.

Sinta se detuvo y miro a su alrededor. Raquel habia cerrado los ojos y en su boca abierta traqueteaban suaves ronquidos.

– Ultimamente Lili se habia convertido en una paranoica.-Bajo la voz-. Entre usted y yo, no tenia muchos amigos. La pobre Raquel la aguantaba, pero nadie mas. Vaya a investigar a esa gentuza, ahi es donde deberia mirar.- Sinta suspiro-. Ya no tengo mas tiempo para el pasado.

Sinta abrio el resquebrajado armario de madera de Lili con lo que se extendio un fuerte olor a cedro. Coloco una fladas negras y retiro a un lado un par de zapatos con el tacon recien arreglado, y la etiqueta del arreglo.

– Que mala suerte. Acababa de recogerlos del zapatero.-Sinta movio la cabeza-.Todo esto ira para la venta benefica de la sinagoga a favor de los judios de Serbia.

– ?Que prisa hay, Sinta?

– Es hora de limpiarlo todo-dijo Sinta con determinacion-. Se acabo el vivir en el pasado.

Cuando Sinta alcanzo la parte de atras del armario, Aimee vio un abrigo medio cubierto por un papel lamarillo con una vieja etiqueta de la tintoreria que decia “Madame L. Stein”. El corte y la caida denotaban que era alta costura, pero la lana peinada, llena de pelusas negras, pareciia mnas bien una mezcolanza de los tejidos disponibles en la posguerra.

– Que bonito- dijo

Sinta lo saco del armario y lo tiro al monton.

Aimee recogio el abrigo y miro a Sinta a los ojos al hacerlo.

– Quiza podria conservar este.

– ?Por que?

Aimee lo miro melancolica. Su madre habia llevado un abrigo como ese.

– ?No tiene la impresion de que este abrigo pertenece a la epoca mas feliz de su vida?

Raquel se desperto con un grunido. Se le alegro la mirada al ver lo que tenia Aimee en las manos.

– ?Ay! La nueva imagen de Dior…?1948! Lili me hizo un abrigo como este. El mio tenia lazos en la costura trasera.

– Shcmates!, ?Trapos! Todo ira a la sinagoga. Los refugiados serbios utilizaran el pano. Se convertira en algo util y practico, no en un recuerdo comido por las polillas.

Aimee sentia que algo intensamente personal perteneciente a Lili Stein emanaba de ese abrigo.

– En lugar de eso, deje que me quede con el abrigo y hare una donacion economica a la sinagoga. En honor a mi madre. Yo tampoco la conoci.

Sinta dio un paso atras.

– ?se supone que tengo que sentir pena por usted?-Refulgian sus ojos negros-?Penar por una madre a la que no conocio?- Se planto junto a Aimee-. El mercado de mi compasion esta cerrado. Mi madre nacio en Treblinka. Por lo que a mi respecta, mentalmente nunca se marcho. No pudo abandonar el pasado. No paraba de rascarse en busca de piojos y mendigar pidiendo comida hasta en el kibutz en 1973…- Dejo de hablar al ver que entraba Abraham.

Le lanzo a Sinta una mirada furibunda.

– Ya esta bien.- Recogio el abrigo y se lo entrego a Aimee-. Maman no se lo habia puesto desde hacia anos.

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