Jose Maria Gironella

Los Cipreses Creen En Dios

© JOSE MARIA GIRONELLA, 1964

ACLARACION INDISPENSABLE

La empresa en que ando metido consiste en escribir una novela sobre Espana que abrace los veinticinco ultimos anos de su historia. Dividida en tres partes: anteguerra civil, guerra civil en los dos bandos, posguerra. En la posguerra incluyendo la odisea de los exiliados, odisea de altisimo interes humano.

Este libro que sale ahora, titulado los cipreses creen en dios, constituye el primer volumen de la trilogia. Abarca, por lo tanto, el periodo inmediatamente anterior a la contienda, desde 1931 hasta fines de julio de 1936. Es decir, la epoca de la Republica, en que las fuerzas se alinearon. El segundo volumen abarcara el periodo 1936 -1939, en que las fuerzas se combatieron; el tercero, partiendo de 1939, alcanzara nuestros dias.

Se trata, como queda dicho, de una novela y no de un ensayo historico, filosofico o politico. Vaya por delante esta declaracion, justificativa de mil libertades que me he tomado. En efecto, lo que he intentado ha sido la creacion de una novela, y en consecuencia, aun manejando en la posible hechos veridicos, me he reservado en todo momento el derecho de apelar a la fantasia.

Asi que me he valido, como medio de penetracion en el recentisimo drama de Espana, de los recursos propios de un novelista: invencion de personajes, de circunstancias ambientales, elaboracion de un tejido de situaciones, etc. He inventado, sobre todo, una familia, la familia Alvear, que cruzara las tres etapas historicas antedichas, nutriendolas proporcionalmente con su presencia, al tiempo que recibiendo en su carne los correspondientes cascotes de metralla.

Entendi que debia eludir el peligro de la elefantiasis geografica, de la novela de area ilimitada. Por ello he centrado la accion en una pequena capital de provincia. Tal ha sido mi preocupacion en este terreno -apoderarme de un centro inamovible-, que decidi que la ciudad elegida fuera una ciudad amurallada; y despues de muchas dudas opte por Gerona.

Varias razones me inclinaron a ello. Gerona, en el ambito nacional, es una de las ciudades de mas musculosa representacion. Por su origen remoto, por su ficha guerrera, por las caracteristicas de su religiosidad, por las sucesivas influencias recibidas. Su arquitectura es nobilisima -petrea- en el barrio antiguo, horrible en lo contemporaneo. Un menguado rio la cruza, sus habitantes perpetuan formas estancadas de vida. Preside una provincia tan completa como la de Guipuzcoa, y en ella se dan cita tres elementos constitutivos de belleza: montanas -el Pirineo-, llanura -el Ampurdan-, mar -el Mediterraneo-. Por si esto fuera poco, esta emplazada en una zona clave para participar del problema separatista. Es, por ultimo, poblacion fronteriza, por lo que recibe de Francia, y no solo meteorologicamente, insistentes rafagas mas o menos huracanadas.

Tal vez sea Gerona demasiado rica para representar a Espana, y el paisaje que la circunda demasiado armonioso y equilibrado; sin embargo, dado que, a pesar de ello, los corazones de los gerundenses, por causas inexplicables, han latido siempre a un ritmo tan sincopado como los corazones de Ronda, Cuenca o los que cuelgan sangrantes de los picos asturianos, el conflicto subyacente resulta por ley de contraste mas intenso y dramatico todavia.

Un motivo de tipo personal ha sido, tambien, determinante de la eleccion. En Gerona han transcurrido importantes anos de mi vida adolescente y juvenil, por lo que su temperatura ha marcado indeleblemente mi espiritu. En el seminario de Gerona me pelaron al rape y me calzaron medias negras; en Gerona se afincaron mis padres, nacio mi esposa, fue bautizada una de mis hermanas; a la sombra de sus cipreses creen definitivamente en Dios personas que he querido.

Por lo demas, en Gerona -y esto es basico- vi estallar la revolucion.

Ahora bien, no se trata, repito, de redactar los anales de una ciudad. Las exigencias del relato me han obligado con frecuencia a situar en Gerona acontecimientos que ocurrieron en otras partes. Gerona representa, en el libro, la indispensable localizacion en el espacio, nada mas. De modo que cuando en sus calles se produzca una huelga, ello no significa que dicha huelga se produjera forzosamente en la realidad. Y lo mismo cabe decir respecto a los partidos politicos que se citen, a las actividades masonicas, a los generales, administradores de orfanatos, curas, maestros, barberos, limpiabotas, etc., que se describen o que surjan en la narracion. Que nadie se de, pues, por aludido personalmente; que nadie me culpe de falseamiento «localista» por exceso u omision. Ni siquiera las nomenclaturas se adaptan rigurosamente a las que existieron. Solo he respetado el orden cronologico y, desde luego, la significacion de aquellos sucesos de indole nacional que repercutieron de una manera directa en la ciudad, y la evolucion de las costumbres y tradiciones. En los casos en que la precision se imponia, se citan nombres y apellidos.

Creo que todo ello indica bien a las claras hasta que punto lo que me ha importado no es el inventario, sino la vida. Ahi si desearia no haber errado. Consecucion de una atmosfera y creacion de unos personajes. Que una y otros sean autenticos: esto es lo que primordialmente me interesa. Que la familia Alvear vaya poco a poco cobrando cuerpo y alma, que ella y las personas de su trato e influencia no formen una comunidad fantasmal; que bajo los campanarios de Gerona se sucedan, ano tras ano, con realismo incluso olfativo y tactil, la primavera, el verano, el otono y el invierno.

Y que al llegar al final de este libro -julio de 1936-, el lector admita que si, que los espanoles caimos un buen dia unos sobre otros, ocasionando un millon de muertos, no por capricho o azar, sino porque en todo el territorio se dieron circunstancias analogas o equivalentes a las relatadas a lo largo de estas paginas.

Lo mas dificil, casi astral, de mi cometido consiste en esto; en discriminar, en toda su complejidad, las fuerzas psicologicas que, fruto de una elaboracion lenta y fatal, fueron alineandose en uno y otro bando.

Para avanzar hacia este objetivo desde el principio, senti la imperiosa necesidad de que el protagonista del libro, Ignacio Alvear, llevara en si mismo la guerra civil.

Solo me falta anadir que cuantos esfuerzos he hecho para acortar el original del libro, han resultado vanos.

jose maria gironella

Gerona, verano de 1952.

PRIMERA PARTE

De Abril de 1931 a Noviembre de 1933

CAPITULO PRIMERO

En una de las casas mas antiguas de la orilla derecha del rio, primer piso, vivian los Alvear. Los balcones de la fachada daban a la Rambla, frente por frente del cafe Neutral, situado en el centro de la mas acogedora hilera de arcos de la ciudad; ventana y balcon traseros colgaban sobre el rio, el Onar.

La casa, pues, comunicaba entre si dos vidas, al igual que las restantes a lo largo de la Rambla. De ahi que en el piso el misterio fuese alegre y que para crear intimidad fuera preciso cerrar todas las puertas. Si por descuido quedaba abierta alguna, se oian todos los relojes de la poblacion; no obstante, los Alvear sabian que en un

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