A fines de la decada de 1960, la Union Sovietica consiguio asentar vehiculos espaciales en la superficie de Venus. Fueron las primeras naves que el hombre logro hacer posar, en buenas condiciones de funcionamiento, en otro planeta. Mas de una decada antes, los radioastronomos norteamericanos habian descubierto que Venus era una intensa fuente emisora de radioondas. La explicacion mas en boga era que la atmosfera de Venus atrapaba el calor mediante un efecto de invernaculo planetario.

Segun ese concepto, la superficie del planeta era terriblemente torrida, demasiado caliente para que existieran ciudades de cristal y venusianos de paseo. Ellie ansiaba obtener alguna otra explicacion y trato, sin exito, de imaginar algun modo en que la emision de radioondas pudiese provenir de algun sitio mas elevado que la superficie de Venus. Algunos astronomos de Harvard y MIT sostenian que ninguna de las alternativas, que no fuera la de un Venus ardiente, podia justificar los datos sobre radio. La idea de un efecto masivo de invernaculo le resultaba a Ellie improbable. Sin embargo, cuando llego alli la nave espacial Venera y saco un termometro, se comprobo que la temperatura era lo bastante alta para fundir el estano o el plomo. Se imagino la forma en que se derretirian las ciudades de cristal (aunque en realidad Venus no era tan caliente), su superficie banada por lagrimas de silicato. Era una romantica y lo sabia desde siempre.

Sin embargo, no podia menos de admirar lo importante que era la radioastronomia. Los investigadores permanecieron en su lugar de trabajo, apuntaron los radiotelescopios hacia Venus y midieron la temperatura de superficie casi con la misma exactitud con que lo hizo la nave Venera, trece anos mas tarde. A ella siempre le habian fascinado la electricidad y la electronica, pero esa era la primera vez que se sentia impresionada por la radioastronomia. Bastaba con quedarse en el propio planeta y orientar un telescopio con dispositivos electronicos para recibir informacion proveniente de otros mundos. La idea la maravillaba.

Comenzo entonces a visitar el modesto radiotelescopio de Harvard, y llego un momento en que la invitaron a colaborar en las observaciones y el posterior analisis de datos. Durante el verano consiguio un empleo remunerado como ayudante en el Observatorio Nacional de Radioastronomia de Green Bank (Virginia Oeste), y alli pudo contemplar fascinada el primer radiotelescopio, que Grote Reber construyo en el patio de su casa de Wheaton (Illinois), en 1938, y que sirvio de muestra para ilustrar lo que un aficionado podia lograr con una gran dedicacion. Reber podia detectar la emision de radio proveniente del centro de la Galaxia siempre y cuando ningun vecino estuviera haciendo arrancar su coche, o cuando no se estuviese usando la maquina de diatermia que habia en las proximidades. El centro galactico era mucho mas poderoso, pero la maquina de diatermia estaba mucho mas cerca.

El ambiente de paciente investigacion y la ocasional gratificacion por algun modesto descubrimiento le resultaban de su agrado. Tenian la intencion de determinar como aumentaba el numero de fuentes extragalacticas emisoras de radioondas a medida que uno observaba mas profundamente el espacio. Ellie comenzo a concebir formas mas eficaces de captar tenues senales de radio. Llegado el momento, se graduo con honores en Harvard y fue a realizar su trabajo de postgrado al otro extremo del pais: al Instituto de Tecnologia de California.

Durante un ano colaboro como aprendiz de David Drumlin, conocido en el mundo entero por su brillante nivel y su incapacidad para soportar a los mediocres. Sin embargo, era de esos hombres que suelen ser una eminencia en su profesion, pero que internamente padecen la terrible angustia de que alguien pueda llegar a superarlos.

Drumlin le enseno lo fundamental de la materia, sobre todo el fundamento teorico. Si bien se comentaba que tenia mucha aceptacion entre las mujeres, Ellie lo consideraba demasiado agresivo y centrado en si mismo. El a su vez la criticaba por ser muy romantica. El universo se rige por el orden estricto de sus propias leyes. Lo importante es pensar como lo hace el universo, no endilgarle al universo nuestras ideas romanticas (y anhelos femeninos, llego a decir). Citando a un colega, afirmaba que todo lo que no esta prohibido por las leyes de la naturaleza, es de cumplimiento obligatorio. Pero lamentablemente, agregaba, casi todo esta prohibido. Ellie lo observaba con atencion durante las disertaciones tratando de comprender a esa extrana mezcla de rasgos de personalidad. Veia en el a un hombre de excelente estado fisico, con canas prematuras, una sonrisa ironica, anteojos de media luna que usaba en la punta de la nariz, corbata de lazo, menton cuadrado y restos de un acento provinciano.

Le divertia sobremanera invitar a cenar a los alumnos y profesores jovenes (a diferencia del padrastro de Ellie, que disfrutaba al rodearse de estudiantes, pero que no los invitaba a comer por considerarlo un derroche de dinero). Drumlin hacia gala de una extremada parcialidad intelectual que lo llevaba a orientar siempre la conversacion hacia los temas que el manejaba con autoridad y a descartar rapidamente las opiniones adversas. Despues de cenar sometia a sus invitados a una exhibicion de diapositivas donde aparecia el buceando en Cozumel o Tobago. Salia siempre sonriendo y saludando a la camara, incluso en las tomas debajo del agua. En ocasiones aparecia tambien su colega cientifica, la doctora Helga Bork. (La mujer de Drumlin siempre ponia objeciones a esas fotos en particular, argumentando que la mayoria ya las habia visto en cenas anteriores. En rigor, el publico ya habia visto todas las fotos. Drumlin reaccionaba exaltando las virtudes de la doctora Bork, con lo cual aumentaba la humillacion de su esposa.) Algunos alumnos le seguian la corriente buscando algun dato novedoso que no hubiesen advertido antes entre los corales y los erizos de mar. Otros se ponian muy incomodos o dedicaban toda su atencion a los bocadillos de aguacate.

Solia invitar a los estudiantes de postgrado, en grupos de dos o tres, para que lo llevaran en auto hasta el borde de su acantilado preferido, cerca de Pacific Palisades. Se sujetaba la cuerda de deslizamiento y saltaba luego por el precipicio, hacia las aguas tranquilas del oceano. La mision de ellos consistia en bajar hasta el camino paralelo a la costa y recogerlo. A algunos los invitaba a realizar la experiencia con el, pero muy pocos aceptaban. Resultaba obvio que le fascinaba el espiritu de competicion. Ciertos profesores consideraban a sus alumnos de postgrado como la reserva para el futuro, sus portadores de antorchas intelectuales para entregarlas a la siguiente generacion. Sin embargo, Drumlin daba la impresion de tener una opinion muy distinta. Para el, los graduados eran pistoleros. Algunos de ellos, en cualquier momento podian desafiarlo para arrebatarle el titulo de «Pistolero mas veloz del Oeste». Por eso, era menester mantenerlos en su lugar. Drumlin jamas hizo proposiciones amorosas a Ellie, pero ella estaba segura de que, tarde o temprano, iba a intentarlo.

Durante su segundo ano en el Instituto de Tecnologia de California, Peter Valerian regreso a la universidad al concluir una estancia de un ano en el extranjero. Se trataba de un hombre no demasiado simpatico. Nadie — ni siquiera el mismo — lo consideraba brillante. Sin embargo, poseia importantes antecedentes en el campo de la radioastronomia debido — como solia explicar cuando lo interrogaban — a que era «perseverante». Habia un solo aspecto levemente deshonroso en su carrera cientifica: le fascinaba la posibilidad de que existiera la inteligencia extraterrestre. A cada profesor se le perdonaba alguna flaqueza; Drumlin se lanzaba por los precipicios y Valerian sentia atraccion por la vida en otros mundos. Algunos se dedicaban a las plantas carnivoras o a la meditacion trascendental. Valerian habia estudiado la inteligencia extraterrestre — denominada con la sigla ETI — mas en profundidad y durante mas tiempo que nadie.

Cuando Ellie llego a conocerlo mejor, se dio cuenta de que para el ETI constituia una suerte de fascinacion, un romance, que contrastaba drasticamente con la monotona vida personal que llevaba. El pensar en la posibilidad de la vida extraterrestre no era para el un trabajo, sino una diversion.

A Ellie le encantaba oirle porque le daba la sensacion de que se internaba en el Pais de las Maravillas o la Ciudad de las Esmeraldas. En realidad, era aun mejor, puesto que al terminar sus cavilaciones, siempre cabia la idea de que eso fuese posible, que realmente pudiera suceder. Algun dia, pensaba ella, podia ocurrir en el plano concreto, no en el de la fantasia, que uno de los radiotelescopios recibiera un mensaje. Pero en cierto modo tambien era peor debido a que Valerian, tal como lo hacia Drumlin, respecto de otros temas, no se cansaba de acentuar la necesidad de cotejar la especulacion con la realidad fisica. Eso era una especie de tamiz que separaba el analisis util de los torrentes de reflexiones absurdas. Los extraterrestres con toda su tecnologia debian obedecer estrictamente las leyes de la naturaleza, premisa que entorpecia numerosos y atrayentes proyectos. No obstante, lo que lograba pasar por ese cedazo, lo que sobrevivia al mas esceptico analisis fisico y astronomico, bien podia ser realidad. Por supuesto, nunca se podia estar seguro. Ciertamente existian posibilidades que uno no habia considerado, o que otras personas, mas inteligentes, podian llegar a imaginar algun dia.

Valerian hacia hincapie en como estamos atrapados por el tiempo, por la cultura y nuestra biologia, en lo limitados que somos, por definicion, al imaginar criaturas o civilizaciones fundamentalmente distintos. Y al haber evolucionado en mundos muy diferentes, esos seres necesariamente tenian que ser distintos de nosotros. Era probable que, por ser mas avanzados, poseyeran tecnologias inimaginables — eso era casi una certeza —, e incluso otras leyes de la fisica se hubieran descubierto en el momento en que nuestra generacion comenzo a considerar el problema. Sostenia que iba a haber una fisica del siglo XXI, una fisica del siglo XXII e incluso una del

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