alli. No creo que debamos volar desde Basilea Mulhouse. -Bryan se detuvo en seco y levanto la mano en un gesto evasivo. Por fin habia conseguido conectar.

– Petra Wagner -dijo una voz. Sonaba agotada.

– ?Como lo llevas? -Bryan le dio una ultima chupada al cigarrillo y lo apago en el cenicero.

– ?Va a ser caro, es todo lo que puedo decirte de momento! -respondio Petra sin un apice de calor en la voz.

– ?No importa! ?Podemos fiarnos de ella?

– ?Estoy convencida!

– ?Entonces haz lo que tengas que hacer! ?Y James? ?O quiza prefieres que diga Gerhart?

– ?Puedes decir James! -dijo Petra con voz apagada-. Bueno, si, creo que todo ira bien.

Durante el resto de la conversacion, Bryan miro varias veces a Laureen, que estaba sentada al borde de la cama con las manos laxas en el regazo.

– ?Que tal, Laureen? -dijo poco despues, encendio otro cigarrillo y se llevo la mano al costado.

Laureen se encogio de hombros y no respondio.

– La directora de Santa Ursula, Frau Rehmann, exige medio millon de libras por darle de alta y hacer desaparecer su expediente.

– ?Pues casi nada! -contesto una Laureen apatica-. ?Supongo que piensas pagar!

Bryan la conocia bien; no esperaba ninguna respuesta. Por supuesto que pagaria.

– ?Por lo que me ha contado Petra, aun no han dicho nada en la radio acerca de los muertos! No cree que los hayan encontrado todavia.

– Pero lo haran -dijo Laureen.

– ?Para entonces, ya estaremos lejos de aqui! No se les ocu rrira relacionarlo que ha pasado con nosotros. Seguramente no sabran explicarse lo que ha sucedido.

– ?Estas seguro? -Laureen dejo vagar la mirada por la habitacion-. El taxista que nos llevo a Petra y a mi a la casa estaba convencido de que ibamos a visitar la granja de enfrente. No creo que vaya a haber problemas con el. ?Pero luego hay tantos otros detalles! -Laureen lo miro, preocupada.

– La carta que James obligo a escribir a Lankau ocupara un lugar central en la investigacion. Sin duda relacionaran la muerte de los otros con la suya. No te preocupes por eso.

– ?Le dijiste a Lankau que habias dejado dicho en el hotel que estabas en su casa!

– ?Tu fuiste la unica que lo creyo, Laureen!

Laureen fruncio el ceno y alzo la mirada al techo.

– ?Las huellas dactilares, Bryan! ?Que me dices de las huellas dactilares?

– ?En el coche? No hay; me asegure de que no quedara ni una sola.

– ?Y en la cabana, y los cobertizos, y en la terraza? ?Debe de haber miles de huellas!

– ?No creo que encuentren nada! Sabes que fuimos muy meticulosos y sistematicos.

Laureen suspiro y volvio a repasarlo todo.

– ?Estas seguro, Bryan? ?Era de noche cuando recogimos y ordenamos la casa! ?Tu estabas borracho! ?Petra estaba fuera de si! ?No puedo vivir el resto de mi vida temiendo que averiguen lo que realmente paso!

– ?Lankau mato a los demas! Eso sera lo que creeran. Encontraran su carta y constataran que fue el quien la escribio.

– Creeran que su intencion era suicidarse con la pequena escopeta de caza que encontro Petra. ?Es asi?

– ?Asi es, si! Y que no le dio tiempo de llevar a cabo su cometido antes de caer muerto. La autopsia descubrira que se trato de una crisis cardiaca de lo mas natural.

– ?Y las heridas en su cuerpo?

– ?Tu misma viste todas las cicatrices! Lankau era duro consigo mismo. ?Se extranaran, no cabe duda, pero no encontraran respuestas a sus preguntas!

– ?Y la escopeta y los cartuchos?

– ?Solo encontraran sus huellas digitales!

– ?Y que me dices de los demas sitios? Las casas de Kroner y de Stich. ?Que encontraran alli? ?Estas seguro de que no estara a rebosar de indicios? ?Las huellas de James deben de estar por todas partes!

– ?Seguramente! Pero no lo encontraran por ningun lado. No sabran ni donde ni a quien buscar. Es posible que ni siquiera lo intenten. Tendran mas que suficiente con entender el alcance del escandalo que significara dejar al descubierto la doble vida de esos tres hombres. ?No deberias pensar mas en ello! -Bryan se quedo pensativo un rato, hasta que las palabras salieron de su boca por si solas-. Si pasara lo impensable y la investigacion los condujera hasta nosotros, solo James tendra que responder de sus actos. Ni tu ni yo. ?Pero no sucedera, Laureen, puedes estar segura!

– Cuando esa directora, esa tal Frau Rehmann, descubra la cantidad de muertos que hay en el asunto, confesara. ?Estoy convencida!

Laureen se llevo el panuelo a la nariz.

– ?Yo, en cambio, estoy convencido de que no lo hara! Los sobornos y la prevaricacion no constituyen precisamente una buena base para una carrera profesional. Seguro que mantendra la boca cerrada. -Bryan golpeo su maleta suavemente. Ahora solo le restaba llamar a la delegacion olimpica y podrian irse-. Laureen -dijo entonces-, Frau Rehmann podra vivir a sus anchas siempre y cuando no reaccione. Sabe lo que hace; sabia muy bien como habia que exigir que le pagaramos. ?Como si fuera algo con lo que habia contado toda su vida! Porque no le vamos a dar un talon, ?verdad? El dinero sera transferido a su nombre directamente a una cuenta en Zurich. No podra echarse atras, llegados a ese punto.

No era la primera vez que Laureen se habia acercado a la ventana aquella manana. Bryan se puso en pie y se dirigio hacia la ventana, donde la agarro de los hombros. El suspiro que solto Laureen era ambiguo. El cesped verde que se extendia delante del hotel Colombi estaba desierto. A lo lejos, al otro lado del parque, se oyo debilmente un convoy de trenes que traqueteaba sobre las multiples vias de desvio del terreno ferroviario.

– Y Bridget, ?que me dices de Bridget? -dijo Laureen quedamente-. ?No crees que sabe demasiado? Al fin y al cabo, estuvo con nosotras ayer. ?Oyo los nombres de los simuladores!

– Bridget no sera capaz de acordarse de nada, ni siquiera si se los hubieran grabado en el cerebro con un escoplo. Estaba tan borracha ayer y se emborracho aun mas a lo largo de la noche, a juzgar por su aspecto esta manana. Ademas, es improbable que los diarios ingleses vayan a dedicarle paginas y tiempo a la muerte de tres ex nazis. ?Nunca lo sabra!

Laureen libero los brazos cruzados que habia apoyado en el pecho e intento respirar profundamente. Las costillas magulladas le dolian cada vez mas.

– ?Y realmente tiene que volver con nosotros? -pregunto Laureen mirandolo fijamente a los ojos.

La pregunta habia estado en camino mucho tiempo.

– Si, Laureen. James vendra con nosotros. Vine hasta aqui con este proposito.

– ?Y Petra? ?Que dice Petra?

– ?Ella sabe que es lo mejor para James!

Laureen se mordio el labio y atraveso a Bryan con su mirada. Sus fantasias se apoderaron de ella.

– ?Crees que Petra sabra controlarlo, Bryan?

– Eso cree ella, Laureen. ?Ya veremos! ?Pero volvera con nosotros a casa!

– ?No podemos tenerlo cerca de nosotros, Bryan! ?Me oyes? -le espeto Laureen, mirandolo fijamente a los ojos.

– Ya veremos, Laureen. Yo me encargare de buscar una solucion.

Cuando llegaron Laureen y Bryan, tanto Petra como James ya se encontraban en el anden. James estaba recien lavado y parecia una roca mirando de soslayo las vias del tren. No les devolvio el saludo ni solto la mano de Petra.

– ?Va todo bien? -pregunto Bryan.

Petra se encogio de hombros.

James desvio la mirada, esquivandolos. Laureen lo siguio con los ojos ocultos tras unas gafas de sol, procurando que Bryan siempre estuviera entre ella y los otros dos.

– ?Esta triste ahora mismo! -ahondo Petra.

– ?Por algo en particular? -Bryan intento atrapar la mirada de James. La luz del sol era fuerte. Su rostro estaba envuelto en luz. En la via contigua habia varios vagones de equipaje y de correos estacionados que

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