En el preciso instante en que James lo miro, Bryan se arrepintio de su falsedad.

– ?Crees que no lo se? -James lo dijo tranquilamente y dio un paso mas adelante. Sus rostros estaban uno enfrente del otro. El aliento de James era dulzon-. Creo que sabre vivir con mi vida malograda -dijo, apretando los labios-, Pero hay muchas cosas que me cuesta entender.

– ?Como por ejemplo, James?

– ?Como por ejemplo? -James no sonreia-. ?A ti, por ejemplo! jY el sindrome de abstinencia por las pastillas, claro esta! Que la gente me hable. ?Que esperen que les conteste! Que soy Gerhart y Erich y James a la vez.

– Si.

Los tendones en e! cuello de James se tensaron. Alzo lentamente las manos hacia el torso de Bryan.

– ?Pero eso no es lo peor!

Bryan dio un paso atras. Al inclinarse ligeramente hacia adelante, su equilibrio mejoro ostensiblemente. Respiro hondo.

– Lo peor es -prosiguio James agarrando a Bryan del brazo suavemente-, ?… lo peor es que no regresaras a por mi!

– ?No sabia donde buscarte, James! ?Es asi! Lo intente, pero habias desaparecido.

James cerro los dedos alrededor del brazo de Bryan. Su mirada se perdio. Entonces se concentro y solto las palabras en un susurro que los graznidos de los pajaros casi absorbieron por completo.

– ?Lo peor de todo, sin embargo, es la conciencia de no haber hecho nada por remediar la situacion!

Una convulsion que nacio y murio en una decima de segundo en el rostro de James succiono a Bryan hasta las profundidades de un pasado en el que un muchacho pecoso de mejillas hundidas, ojos vivarachos y piel dorada intentaba insultarlo desesperadamente para que hiciera algo, mientras la lona del globo se desgarraba sobre su cabeza. «Confia en mi -le habia dicho entonces, antes de que ocurriera-. Todo ira bien, ya veras.» Era esa misma convulsion que ahora volvia a recorrer el rostro de James. Una convulsion suplicante, dirigida con desprecio hacia si mismo.

– ?Pero si no podias, James! -susurro Bryan-. ?Estabas enfermo!

– ?No lo estaba! -su exclamacion fue inusitadamente brusca. Todo su rostro se contrajo. Los ojos expresaban desesperacion. El calor emanaba de su cuello-. ?Tal vez al principio, si! ?Y tal vez tambien enferme al final! Pero tarde muchos anos. ?Unos anos condenadamente largos! Los unicos momentos de sosiego que tuve me los proporcionaron las pastillas. Era una calma terrible: yo era James, y era Gerhart, y era Erich, pero enfermo no estaba. -Agarro el brazo de Bryan con mas fuerza-. Al menos la mayor parte del tiempo -acabo diciendo.

Los dos viejos amigos se miraron a los ojos. La ira, la inseguridad y la pena brillaban en los ojos de James. Bryan noto entonces como su peso se propagaba hasta las manos cerradas. James intento hasta dos veces concebir la siguiente frase con la boca abierta hasta que finalmente consiguio pronunciarla:

– ?Y ahora tu me preguntas si recuerdo el globo! ?Y seguiras preguntandome sobre eso y aquello! ?Cosas que tu y otros conoceis y que tan solo una parte insignificante de mi recuerda vagamente! ?Es como si con esas preguntas intentarais obligarme a darles la espalda a aquellos anos que pase esperando!

– ?Por que crees eso? ?Por que ibamos a desear algo asi? -pregunto Bryan mirando al hombre tembloroso con insistencia, mientras alzaba los brazos lentamente y agarraba los brazos de este con fuerza.

James cerro los ojos. Al cabo de un rato, alzo las cejas. Todavia daban muestras de su excitacion, aunque el rostro en si se habia relajado. Se rio secamente.

– ?Al fin y al cabo, siempre hay algo que me vuelve en retales! -James apreto los brazos contra el cuerpo. Bryan se vio absorbido por su propio punto de gravedad-. Durante los ultimos dias he vuelto a ver las patrullas de perros que nos perseguian. Hacia anos que no me pasaba. Las veo intentando atraparnos, Bryan. Cada vez estan mas cerca. ?Y entonces veo los dos trenes que se cruzan en el valle! Uno en direccion oeste y el otro en direccion este. ?Nuestra salvacion, pensamos entonces!

Bryan asintio con la cabeza e intento revolverse con todas sus fuerzas.

– ?Y entonces pienso que tal vez no deberiamos haber saltado!

– No debes pensar en eso. James. ?No tiene sentido!

James se apoyo contra Bryan y poso la barbilla en su hombro. A sus espaldas, la roca estaba ya practicamente envuelta por la neblina. A sus pies, las olas chocaban contra la roca llevadas por el viento del este. Bryan oyo su llamada.

Una ave marina salio revoloteando del abismo y abandono la formacion a reganadientes. En aquel mismo instante, James aflojo las manos. Su cuerpo temblaba, como antes de la tormenta.

Al oir la repentina risa de James, Bryan echo la pierna izquierda un poco hacia atras en un reflejo febril. La tierra helada lo hizo resbalar. La punta del zapato rastreo el borde del acantilado. James parecia estar muy lejos. Su mirada se volvio distante y la risa ceso tan repentinamente como habia surgido. El repentino cambio de humor resultaba a la vez demente y logico.

La succion que ejercio el abismo decrecio. La atraccion de las olas menguo. Con tanta delicadeza como en un paso de vals, Bryan cargo el peso sobre la pierna derecha y rodeo a James, que apenas registro el movimiento. Como si se tratara de una neblina perezosa, la tension se desvanecio.

James dejo caer los hombros y solto a Bryan.

El rostro que tenia delante tenia una expresion calmosa.

– ?Estuvo bien que subieramos a ese tren. James! -dijo-. ?No debes pensar otra cosa! -Bryan ladeo la cabeza intentando atrapar la mirada de James-. ?Y estuvo bien que cogieramos el tren que cogimos, y no el otro! -anadio dulcemente.

Luego alzo la mirada al cielo y dejo que la brisa le revolviera el pelo. Inspiro profundamente. El contorno de sus ojos expresaba armonia.

– ?Y sabes por que, James? -Bryan miro largamente a su amigo. Cuando de pronto el viento se calmo. James abrio los ojos y miro a Bryan. Simplemente espero. El rostro no expresaba curiosidad alguna-. ?Porque si hubieramos cogido el tren en direccion este, tendria que haberte buscado en Siberia, James!

James miro a Bryan un rato aun y luego volvio la cabeza hacia el otro lado. Por el baile ritmico de los ojos por el cielo abierto se habria dicho que James estaba contando las nubes, una por una, en su huida desordenada y turbulenta.

Entonces sonrio cansinamente y dio la espalda al viento mientras echaba la cabeza hacia atras, dejando que los ultimos rayos de luz del dia cubrieran su rostro.

Despues de que James lo hubo abandonado, Bryan se quedo inmovil siguiendolo con la mirada en su camino de vuelta a la casa, paso a paso en la palida refraccion del sol poniente. La silueta no se volvio ni una sola vez.

El chasquido final de la puerta le llego una eternidad mas tarde, a la vez apagado e infernal. Bryan cerro los ojos y respiro hondo; le faltaba el aire.

Las convulsiones le vinieron en oleadas.

Cuando finalmente bajo los hombros y abrio los ojos. Laureen aparecio delante de el. Lo miro como nunca antes. Le parecio que lo atravesaba con la mirada. Mientras se cogia del cuello de la gabardina de Bryan intento sonreir.

– Creo que los dibujos son falsos, Bryan -anuncio poco despues y se llevo la mano al pelo para sentir el efecto del viento-. Le aconseje a Petra que los hiciera examinar.

– ?Lo suponia!

Bryan presto oidos a los gritos. Las gaviotas tenian hambre.

– No se si lo hara. James le ha dicho que ya los vendera. Le ha dicho que hay que darle tiempo al tiempo, y que el ya se encargara de ellos.

Las palabras le llegaron en nudos disueltos. Se diluyeron creando otros significados.

– ?Que el ya se encargara? -Bryan respiraba sosegadamente-. ?En cierto modo, eso me suena!

Laureen lo cogio del brazo. Con la otra mano intento alisarse el pelo revuelto por el viento.

– No te encuentras bien, ?verdad, Bryan? -le pregunto con cautela.

Bryan se encogio de hombros. Las rafagas de viento transportaron algunas gotitas extraviadas de espuma de mar al borde del acantilado. Laureen se equivocaba. Sin embargo, el estado de animo que se estaba apoderando de el le resultaba extrano.

– ?Te sientes traicionado, Bryan? -pregunto ella suavemente.

Bryan se metio la mano en el bolsillo. El paquete de cigarrillos aparecio debajo del manojo de llaves. Se

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