importador-exportador. La planta baja tenia arcadas, como el ayuntamiento, y originariamente habia albergado tiendas y almacenes.

La segunda planta constaba de tres dormitorios y tres cuartos de bano, un amplio salon, comedor, cocina y un pequeno apartamento de servicio. Estaba rodeada por terrazas en los cuatro lados. La tercera planta era una inmensa estancia sin separaciones con suelo de taracea, iluminada por dos gran des aranas de luces de hierro forjado. Podia albergar con facilidad a cien personas, y en apariencia habia sido usada para reuniones multitudinarias.

Entro y subio por la escalera central, que conducia a un pasillo estrecho- De alli paso al comedor. Tal como esperaba, la mesa estaba puesta.

La casa era demasiado grande para Kevin, sobre todo por que este no tenia familia. Habia senalado este hecho cuando le ensenaron la vivienda por primera vez, pero Siegfried Spallek habia respondido que la decision se habia tomado en Boston y que no le convenia quejarse. En consecuencia, acepto la casa, aunque la envidia de sus colegas a menudo lo hacia sentirse incomodo.

Esmeralda aparecio como por arte de magia. Kevin se pregunto como lo hacia; cualquiera diria que estaba siempre pendiente de su llegada. Era una mujer agradable, de edad indeterminada, con cara redonda y ojos tristes. Vestia ropa estampada de colores vivos con un panuelo a juego en la cabeza. Ademas del fang, su lengua nativa, hablaba espanol con fluidez y un ingles pasable que mejoraba casi a diario.

Esmeralda vivia en las dependencias de servicio de lunes a viernes. Pasaba el fin de semana con su familia, en un pueblo que GenSys habia construido en el este, a orillas del estuario, para alojar a los multiples trabajadores locales empleados en la Zona, como se llamaba a la region ocupada por la operacion ecuatoguineana de GenSys. Esmeralda y su familia se habian trasladado alli desde Bata, la principal ciudad del territorio continental ecuatoguineano. La capital, Malabo, estaba en una isla llamada Bioko.

Kevin habia animado a Esmeralda a regresar a casa por las tardes si asi lo deseaba, pero ella se habia negado. Ante la insistencia de el, la mujer habia respondido que tenia ordenes de permanecer en Cogo.

– Le han dejado un recado por telefono -dijo Esmeralda.

– Ah -respondio Kevin con nerviosismo. Su pulso se acelero.

Los mensajes telefonicos eran poco frecuentes, y en las presentes circunstancias, lo ultimo que deseaba oir eran mas noticias inesperadas. La llamada de Taylor Cabot, en plena noche, ya lo habia turbado demasiado.

– Era el doctor Raymond Lyons, desde Nueva York -explico Esmeralda-. Dejo dicho que lo llame.

El hecho de que se tratara de una llamada del exterior no le sorprendio. Con las lineas via satelite que GenSys habia instalado en la Zona, era mas sencillo llamar a Europa o a Estados Unidos que a Bata, situada a apenas noventa kilometros al norte. Las llamadas a Malabo eran practicamente imposibles.

Kevin paso al salon. El telefono estaba sobre el escritorio, en un extremo de la habitacion.

– ?Va a comer? -pregunto Esmeralda.

– Si -respondio el. Aun no tenia hambre, pero no queria herir los sentimientos de Esmeralda.

Se sento ante su escritorio. Con la mano sobre el telefono, calculo rapidamente que en Nueva York serian las ocho de la manana. Se pregunto para que habria llamado el doctor Lyons, aunque suponia que tendria algo que ver con su breve conversacion con Taylor Cabot. No le gustaba la idea de que le hicieran la autopsia a Carlo Franconi, e imaginaba que a Raymond Lyons le pasaba otro tanto.

Habia conocido a Raymond hacia seis anos, durante una reunion de la Asociacion Americana para el Desarrollo de la Ciencia, en la que Kevin habia presentado un trabajo. El detestaba las disertaciones y rara vez las daba, pero en aquella ocasion lo habia obligado su jefe de departamento de Harvard. Desde la redaccion de su tesis de doctorado, su interes se centraba en la transposicion de cromosomas: un proceso mediante el cual se intercambiaban segmentos de cromosomas para mejorar la adaptacion de las especies y con ello la evolucion. Este fenomeno ocurria con particular frecuencia durante la generacion de celulas sexuales, un proceso conocido como meiosis.

Por pura casualidad, en el mismo congreso y a la misma hora de su intervencion, James Watson y Francis Crick habian dado una conferencia extraordinariamente popular con ocasion del aniversario de su descubrimiento de la estructura del ADN. En consecuencia, poca gente habia acudido a escuchar a Kevin- Sin embargo, Raymond habia estado entre ellos. Despues de la disertacion, Raymond habia hablado con el, convenciendolo de que abandonara Harvard para unirse a GenSys.

Con mano temblorosa, levanto el auricular y marco el numero. Raymond atendio al primer timbrazo, como si hubiera estado esperando junto al telefono. Su voz se oia con tanta claridad como si se hallaran en habitaciones contiguas.

– Tengo buenas noticias -anuncio en cuanto supo que se trataba de Kevin-. No habra autopsia.

Kevin no respondio. Estaba desconcertado.

– ?No te alegras? Se que Cabot te telefoneo anoche.

– Me alegra hasta cierto punto -repuso Kevin-. Pero con autopsia o sin ella, tengo sentimientos encontrados acerca de este proyecto.

Esta vez fue Raymond quien callo. Apenas terminaba de resolver un problema potencial, otro asomaba la cabeza.

– Es posible que hayamos cometido un error -explico Kevin-. Quiero decir que quiza yo haya cometido un error. Mi conciencia empieza a importunarme, y estoy asustado. En realidad, soy un especialista en ciencias puras. Las ciencias aplicadas no son lo mio.

– ?Venga ya! -dijo Raymond con exasperacion-. ?No compliques las cosas! Y sobre todo ahora. Tienes el laboratorio que siempre has deseado. Me he roto los cuernos para enviarte todo el equipo que pediste. Ademas, las cosas van de maravilla, en especial en lo que respecta a mis reclutamientos. ?Joder! Con todas las acciones que estas acumulando, seras rico.

– Nunca me propuse amasar una fortuna.

– Hay cosas peores. ?Vamos, Kevin! No me hagas esto.

– ?De que me sirve ser rico si tengo que estar aqui, en el medio de la nada? -Involuntariamente, evoco la imagen del gerente, Siegfried Spallek, y se estremecio. Aquel hombre lo aterrorizaba.

– No estaras alli siempre -dijo Raymond-. Tu mismo me dijiste que casi lo has conseguido, que el sistema es practicamente perfecto. Una vez termines y entrenes a alguien para que ocupe tu lugar, regresaras. Con tanto dinero, podras construir el laboratorio de tus suenos.

– He visto mas humo procedente de la isla-dijo Kevin-. Igual que la semana pasada.

– ?Olvida el humo! Estas dejando que tu imaginacion se desboque. En lugar de preocuparte por tonterias, deberias concentrarte en tu trabajo para terminar antes. En tu tiempo libre, dedicate a fantasear con el laboratorio que construiras cuando regreses.

Kevin asintio con la cabeza. Raymond tenia algo de razon.

Parte de su preocupacion se debia a que si su intervencion en el proyecto africano se hacia publica, nunca podria regresar al mundo academico. Nadie lo contrataria. Pero si tenia su propio laboratorio y unos ingresos independientes, no tendria que preocuparse.

– Escucha -dijo Raymond-. Ire a recoger al ultimo paciente cuando este preparado, lo que deberia ser pronto. Entonces volveremos a hablar. Mientras tanto, recuerda que casi lo hemos conseguido y que el dinero no deja de acumularse en nuestras arcas.

– De acuerdo -repuso Kevin de mala gana.

– No hagas ninguna tonteria-insistio Raymond-. Prometemelo.

– De acuerdo -repitio Kevin con algo mas de entusiasmo.

Colgo el auricular. Raymond era un tipo persuasivo, y siempre que hablaba con el se sentia mejor.

Se levanto del escritorio y regreso al comedor. Siguio el consejo de Raymond e intento pensar donde construiria su laboratorio. Cambridge, Massachusetts, se le antojaba el sitio ideal, sobre todo por su antigua vinculacion con Harvard y el MIT. Pero quiza fuera mejor hacerlo en el campo, por ejemplo, en New Hampshire.

El plato principal de la comida era un pescado blanco que el no reconocio. Cuando interrogo a Esmeralda al respecto, esta le dio el nombre del pescado en fang, de modo que se quedo en ascuas. Se sorprendio comiendo mas de lo previsto. La conversacion con Raymond habia tenido un efecto positivo sobre su apetito. La idea de un laboratorio propio le atraia extraordinariamente.

Despues de comer, se cambio la camisa sudada por una limpia y recien planchada. Estaba ansioso por volver

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