hombres poderosos. Se decia que tenia influencia sobre los gobernantes mas influyentes del mundo y que los que no le escuchaban o prestan atencion acababan desapareciendo o muriendo. Pocos le habian visto, pero se rumoreaba que era medio hombre, medio bestia y que dentro de su extrano valle, demoniacas apariciones le ayudaban. Los rumores incluian de todo, desde fantasmas a un ejercito de bestias fantasmas bajo sus ordenes. Isabella recordaba a su hermano, Lucca, contandole cada historia y riendo con ella de los absurdos rumores que la gente estaba tan dispuesta a creer.

Examino su habitacion cuidadosamente. Colgaban cruces a ambos lados de su puerta. Se acerco mas para examinar la propia puerta. Las tallas en ella eran de angeles, hermosas y aladas criaturas que guardaban el dormitorio. Isabella sonrio. Se estaba mostrando fantasiosa, pero los rumores de criaturas demoniacas y un ejercito de animales salvajes de los que se habia reido con su hermano parecian demasiado cercanos a la realidad ahora, y agradecio la pletora de angeles que permanecian guardando su puerta.

La propia habitacion era grande y llena de tallas ornamentadas. Varios pequenos grabados de leones alados colgaban de las paredes, pero la mayoria parecia ser de angeles. Dos leones de piedra guardaban la gran chimenea, pero parecian bastante amigables, asi que les palmeo las cabezas para hacer amistad con ellos.

Isabella no pudo encontrar sus ropas por ninguna parte y con un suspiro de frustracion abrio el enorme guardarropa. Estaba lleno de hermosos vestidos, vestidos que parecian ser nuevos, hechos solo para ella. Saco uno, su mano temblo al alisar la falda. Los vestidos parecian haber sido cosidos por su costurera favorita. Cada uno, ropa de dia y de baile, era de su talla y hecho con encaje y suave y fluida tela. Nunca habia tenido ropa tan fina, ni siquiera cuando vivia su padre. Sus dedos acariciaron la tela, tocando las diminutas costuras con reverencia.

En la comoda descubrio prendas intimas cuidadosamente dobladas, con petalos de flores esparcidos concienzudamente en cada cajon para mantenerlos frescamente fragantes. Isabella se sento en el borde de la cama, sujentado las prendas de vestir en las manos. ?Habian sido confeccionadas para ella? ?Como podia ser tal cosa? Quizas le habian dado la habitacion de otra joven. Recorrio con la mirada el enorme dormitorio una vez mas.

No contenia los articulos personales que podria esperarse encontrar en el dormitorio privado de alguien. Se encontro estremeciendose. Al instante los hermosos vestidos parecieron un poco siniestros, como si Don DeMarco, sabiendo que estaba en camino, hubiera ideado sus propios planes para ella. Francesca habia dicho que las noticias de su inminente llegada habian viajado bien por delante de ella, aunque el elusivo don no le habia enviado una escolta. Nada de esto tenia sentido para ella.

?Como se las habia arreglado Francesca para entrar en su habitacion apesar de la puerta cerrada? Cavilando sobre el acertijo, Isabella se vistio lentamente con el vestido mas sencillo que pudo encontrar, sintiendo que no tenia eleccion. No podia ir al encuentro del don sin una puntada de ropa encima. Sabia que muchos castelli y el gran palazzi tenian pasadizos secretos y habitaciones ocultas. Esa tenia que ser la respuesta a la abrupta llegada y partida de Francesca. Se tomo unos pocos minutos para examinar las paredes de marmol. No pudo encontrar ninguna evidencia de una apertura en ninguna de ellas. Incluso examino la gran chimenea, pero esta parecia bastante solida.

El aliento se quedo atascado en su garganta cuando oyo una llave girar en la cerradura de su puerta y esta se abrio. Sarina le sonrio. Llevaba una bandeja.

– Pense que estaria levantada y bastante hambrienta a estas horas, signorina. No comio nada anoche.

Isabella la miro fijamente.

– Puso algo en el te. -Retrocedio alejandose de la mujer mayor hasta que una pared la detuvo.

– El Amo queria que durmiera usted toda la noche. Sus mascotas pueden ser aterradoras si no se esta acostumbrada al ruido. Por otro lado, estaba tan cansada a causa de su viaje, que creo que habria caido dormida sin ayuda. Y le explique noche que no podia vagar libremente por el palazzo. No siempre es seguro -dijo Sarina, repitiendo su advertencia de la noche anterior. No parecia sentir remordimiento en lo mas minimo.

La comida olia maravillosamente, el estomago vacio de Isabella se retorcio, pero clavo los ojos en la bandeja suspicazmente.

– Le dije anoche que mi asunto es urgente. Debo ver al don inmediatamente. ?El ha accedido a una audiencia?

– Hoy mas tarde. El es nocturno y raramente ve a nadie en la manana a menos que sea una horrenda emergencia -respondio Sarina tranquilamente. Coloco la bandeja sobre la mesita delante del fuego.

– Pero esto es una emergencia -dijo Isabella desesperadamente. ?Nocturno? Dio vueltas al extrano concepto una y otra vez en su cabeza, intentando darle sentido.

– No para el -senalo Sarina-. No cambiara de opinion, signorina, asi que bien podria comer ahora que tiene oportunidad. La comida es excelente y sin ninguna hierba para ayudarla a dormir. -Cuando Isabella continuo mirandola fijamente, suspiro suavemente-. Vamos, piccola, necesitara fuerzas para lo que la espera.

Isabella cruzo la habitacion reluctantemente para quedarse junto a la silla.

– No pude encontrar mi ropa, asi que me puse uno de los vestidos que encontre en el guardarropa, signora. Confio en no haber hecho mal.

– No, el Amo trajo los vestidos para usted, cuando supo que el suyo habia quedado arruinado en el viaje. Sientese, signorina, y coma. Me ocupare de su cabello. Tiene un pelo tan hermoso. Mi hija habria tenido su edad. La perdimos en un accidente. -Habia una tirantez en su voz, y aunque la mujer mayor estaba detras de la silla donde Isabella se habia sentado, supo que el ama de llaves se habia presignado.

Al menos no todos eran adoradores del diablo en este valle. Isabella suspiro aliviada.

– Lamento su perdida, signora. Solo puedo imaginar lo terrible que seria perder a un hijo, pero la mia madre murio de fiebres cuando yo tenia seis anos, y el mio padre fue arrebatado del hogar por un accidente de caza. Ahora solo tengo al mio fratello. Y no quiero perderlo tambien.

No anadio que ella y Lucca creian que el accidente de caza de su padre, que subsecuentemente habia causado su muerte, no habia sido ningun accidente sino un intento serio por parte de su vecino, Don Rivellio, de empezar a apropiarse de sus tierras.

– Conocio usted al mio sposo, Betto, anoche cuando llego. Se ocupo por usted de su caballo. El animal estaba muy cansado. Es un buen hombre, y si necesita algo, el la ayudara. -Sarina bajo la voz, casi como si pensara que las paredes tuvieran oidos. Como si fuera una conspiradora.

Isabella cerro las manos alrededor de la taza de te. Inhalo profundamente pero no encontro ningun rastro de ninguna hierba que pudiera identificar como medicinal.

– Parecia muy agradable, y fue amable conmigo -Levanto la mirada hacia Sarina-. ?Entro Don DeMarco anoche en mi habitacion mientras yo dormia?

Sarina se tenso, sus manos se inmovilizaron mientras colocaba los platos mas cerca de la silla de Isabella.

– ?Por que pregunta semejante cosa?

– He tenido extranos suenos, que usted estaba aqui en mi habitacion y el entraba.

– ?Esta segura? ?Que aspecto tenia el? -Sarina empezo a poner en orden la cama, dando la espalda a la joven.

Isabella creyo ver que las manos del ama de llaves temblaban. Tomo un cauteloso sorbo de te. Estaba dulce, caliente y sabia perfectamente.

– No pude ver su cara. Pero parecia… enorme. ?Es un hombre grande?

Sarina mullo la colcha, despues la aliso cuidadosamente.

– Es alto y enormemente fuerte. Pero se mueve… -Se interrumpio.

– En silencio -ayudo Isabella pensativamente, casi para si misma-. Estuvo aqui anoche, en esta habitacion, ?verdad?

– Queria asegurarse de que usted no habria sufrido ningun dano en su viaje -Sarina la animo a comer, empujando el plato hacia ella-. Nuestra cocinera se molesta mucho cuando no comemos lo que prepara. Ya devolvimos su comida anoche. Ha preparado esto especialmente para usted. Por favor intentelo.

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