»Lars-Erik Valfridsson, que se colgo en el calabozo de la policia, no era culpable. Es algo que al menos deberian saber sus familiares. En cuanto a por que se quito la vida, solo podemos especular.

»Ni que decir tiene que comprendo los inconvenientes que esta carta supondra para vuestra investigacion, pero todos aspiramos a esclarecer las cosas y ahora espero haber contribuido a ello.

»He intentado incluir en esta carta todo lo que se. El dia que dejemos de buscar la verdad (que, claro esta, nunca es objetiva, pero en el mejor de los casos se basa en datos objetivos), nuestro sistema judicial se vendra abajo.

»Vuelvo a ocupar mi puesto. Estoy en Helsingborg y como comprenderas, espero que me llames, pues las preguntas son muchas y complejas.

»Saludos cordiales,

»Birgitta Roslin.»

Epilogo

Aquel dia, Birgitta Roslin fue a comprar a la tienda de siempre de vuelta a casa. En la cola de la caja tomo del expositor uno de los diarios de la tarde y se puso a hojearlo mientras esperaba su turno. En una de las paginas del diario leyo distraida que habian matado a un lobo solitario en un pueblo al norte de Gavle.

Ni ella ni ninguna otra persona sabia que, un dia de enero, el lobo llego a Suecia desde Noruega por Vaudalen. Estaba hambriento, pues no habia comido nada desde el dia que apuro los restos de un cadaver de alce congelado que encontro en Osterdalarna.

El lobo continuo hacia el este, paso Navjarna, cruzo la superficie congelada del lago Ljusnan, junto a Karbole, y volvio a perderse en los bosques desiertos.

Ahora yacia muerto de un disparo en un cobertizo a las afueras de Gavle.

Nadie sabia que, la manana del 13 de enero, llego a un lejano pueblo de Halsingland llamado Hesjovallen.

Entonces, todo estaba cubierto de nieve. Ahora llegaba el final del verano.

Hesjovallen estaba vacio. Ya no lo habitaba nadie. En algunos de los jardines relucian las serbas, pero ya no habia nadie que reparase en su colorido.

El otono se acercaba a Norrland. La gente se preparaba para un nuevo y largo invierno.

Colofon

El presente relato es una novela, lo que significa que he escrito un trasfondo sobre la realidad que no constituye a partes iguales una reproduccion realista de una serie de sucesos. Creo que no existe ningun lugar llamado Hesjovallen: espero haber estudiado bien los mapas. Sin embargo, es un hecho indiscutible que, en el momento en que escribo estas lineas, Robert Mugabe es el presidente de Zimbabue.

En otras palabras, he escrito una novela sobre lo que podria haber ocurrido, no sobre lo que necesariamente sucedio. Esto constituye, en el mundo de la ficcion, no solo una posibilidad sino la base de creacion del mismo.

Sin embargo, incluso en una novela, los detalles mas importantes deben exponerse con correccion. Ya se trate de los pajaros que existen en el Pekin de hoy o de si un juez dispone en su despacho de un sofa pagado por la Direccion Nacional de Administracion de Justicia.

Son muchas las personas que me han prestado su colaboracion en este trabajo. Ante todo Robert Johnsson, que una vez mas ha sido perseverante y exhaustivo a la hora de recabar datos. Sin embargo hay otros, y la lista seria muy larga; entre ellos se cuentan todas las personas del continente africano con las que tuve la ocasion de cambiar impresiones.

De ahi que no mencione ningun otro nombre, sino que exprese aqui mi gratitud a todos ellos. Naturalmente, yo soy el unico responsable del relato.

Maputo, enero de 2008

***
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* El tuteo entre desconocidos es habitual en Suecia. Mantenemos este rasgo en la traduccion aunque pueda resultar inusual al lector de lengua espanola. (N. del E.)

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