Pero primero, como un hijo que se habia convertido en hombre, tendria que arreglar sus asuntos.

Se desvio de la entrada, dirigiendose hacia la acera que corria a un lado de la casa hasta la puerta trasera. Apresurando el paso, llego, entro en la cocina y subio a los dormitorios por la escalera de atras.

Encontro a Wanda en el cuarto de huespedes, terminando de empacar sus cosas en la pequena maleta. Randall le habia telefoneado ayer a Nueva York para avisarle lo sucedido y para decirle que no estaria de vuelta en la oficina sino hasta el dia siguiente al Ano Nuevo. Y ella simplemente se habia presentado en Oak City anoche, no como su secretaria, sino como su amiga, para estar cerca de el y ayudarle en todo lo que pudiera. Ahora se preparaba para irse.

Randall se le acerco por detras, le dio la vuelta, la abrazo y la beso en la mejilla.

– Gracias, Wanda. Gracias por todo.

Ello lo aparto y lo examino preocupada.

– ?Estaras bien? Pedi un taxi para ir al aeropuerto, pero puedo quedarme mas tiempo, si tu me necesitas.

– Te necesito en Nueva York, Wanda. Hay algunas cosas que quiero que hagas alli. Las quiero resueltas antes de Ano Nuevo.

– Manana estare en la oficina. ?Quieres que las anote?

El sonrio ligeramente.

– Creo que las recordaras. En primer lugar, ?recuerdas el libro que te dije que habia escrito en Vermont, el que guarde en la caja fuerte?

– Si.

– Esta en una caja de carton que tiene una etiqueta que dice: Resurreccion Dos.

– Ya lo se, jefe. Yo rotule la etiqueta.

– Esta bien. Tu tienes la combinacion de la caja fuerte. Manana, sacas la caja y la tienes a mano. Voy a deshacerme de ella.

– ?De verdad?

– Los puentes viejos hay que quemarlos, Wanda. No los necesito. No volvere atras. Quiero ir hacia delante…

– Pero despues de todo lo que trabajaste en ese manuscrito, jefe.

– Espera, Wanda. Todavia no te he dicho como voy a deshacerme de el. Eso lo sabras dentro de unos minutos. En segundo lugar, quiero que llames a Thad Crawford. El sabe que Ogden Towery y Cosmos estan esperando noticias mias antes del primero de ano. Dile a Thad que le diga a Towery que he tomado mi decision. La respuesta es: senor Towery, ?vayase al diablo! No voy a vender mi firma a Cosmos. Tengo en mente algo mejor.

– ?Viva, jefe! -exclamo Wanda, abrazandolo-. Aun las oraciones de los pecadores las escucha Dios.

– Y una cosa mas, que puedes hacer aqui mismo. ?Sabes donde localizar a Jim McLoughlin?

– Hable con el la semana pasada. Queria saber cuando estarias de vuelta.

– Muy bien, localizalo. -Senalo el telefono que estaba sobre la mesa de noche-. Dile que ya estoy de vuelta. Quiero hablar con el ahora mismo.

Randall estaba hablando de larga distancia a Washington, D. C. con Jim McLoughlin.

– Ya era hora, senor Randall -estaba diciendo el joven McLoughlin-. Crei que estariamos sin encontrarnos hasta que fuera demasiado tarde. Las cosas marchan muy activamente con nosotros. Tenemos los datos y los hechos acerca de todos esos ladrones, hipocritas y farsantes. Vamos a hacer que la libre empresa sea verdaderamente libre otra vez, y creame que no sera demasiado pronto. El siguiente paso depende de usted. ?Esta listo para informar al mundo acerca del Instituto Raker? ?Esta dispuesto a comenzar?

– Solamente bajo dos condiciones, Jim. Y mi nombre es Steven.

– Steven, de acuerdo. -Pero la voz en el otro extremo de la linea estaba turbada-. ?Que condiciones… Steven?

– La primera es esta: mientras estuve en Europa tuve ocasion de jugar un poco a tu juego. Estuve implicado en cierto asunto que quise sondear, seguirle la pista… cosa de negocios, en un sentido. Estuve tratando de descubrir si algo (que podriamos llamar un articulo de consumo) era un fraude, un engano al publico, o si era una empresa honesta. Yo tenia razones para creer que era un fraude, pero nunca pude probarlo plenamente. Las personas involucradas en la venta de ese producto seguramente creen en el con toda honestidad. Tal vez tengan razon. Sin embargo, yo tengo bastantes dudas. Sea como fuere, he preparado, por escrito, un extenso relato acerca de mi participacion en el proyecto, y le voy a pedir a mi secretaria que te lo envie manana. Recibiras una caja con una etiqueta que dice Resurreccion Dos.

– ?Resurreccion Dos? -interrumpio McLoughlin-. ?Que tuviste tu que ver con eso? ?Me quieres hablar del asunto?

– Ahora no, Jim. Ademas, el manuscrito te dira todo lo que necesitas saber por el momento. Despues podremos hablar. De cualquier modo, si tu decides tomar el asunto donde yo lo deje (examinar todas las cosas un dia y proseguir la busqueda de la verdad, si crees que seria de interes publico, sea cual fuere el resultado), estupendo. Lo unico que me importa es que lo consideres. Despues de eso, tu haras lo que quieras. Todo dependera de ti.

– Aceptada la primera condicion. No hay problema. -Luego, McLoughlin titubeo-. Y la segunda, Steven. ?Cual es tu segunda condicion para manejar la cuenta del Instituto Raker?

– Yo estoy contigo si tu estas conmigo -dijo Randall simplemente.

– ?Que quieres decir con eso?

– Quiero decir que yo tambien he decidido ingresar al negocio de la verdad. Tu tienes el instrumento para la investigacion, pero te falta la voz. Yo carezco de aquel instrumento, pero tengo una voz estentorea. Entonces, ?por que no unimos nuestras fuerzas, nos fusionamos y trabajamos juntos para tratar de limpiar el pais y mejorar la vida para todo el mundo? Ahora mismo y aqui, en la Tierra.

Jim McLoughlin dio un grito.

– ?De veras, Steven? ?Lo dices en serio?

– Lo digo absolutamente en serio. O estamos juntos o yo me retiro. Tu puedes quedarte como presidente de la firma. Yo me conformo con la vicepresidencia… como encargado de los discursos. ?Me oyes?

– Te oigo, hombre. ?Trato hecho! ?Vaya regalo de Navidad!

– Para mi tambien lo es, Jim -dijo Randall suavemente-. Nos veremos en las barricadas.

Cuando se volvio hacia Wanda y le tomo la maleta de las manos, vio que ella tenia las mejillas humedas y el rostro resplandeciente.

– ?Oh, Steven, Steven…! -dijo ella, sofocandose.

La acompano a bajar la escalera y a tomar el taxi. Cuando el automovil iba a arrancar, Wanda bajo la ventanilla trasera y asomo la cabeza.

– Queria decirte que me agradan tus dos chicas, jefe. Me gustan mucho. Una quiniela ganadora, sin duda. Apuestale. Estan en el patio haciendo un muneco de nieve. Feliz Ano Nuevo, jefe.

El taxi acelero y desaparecio velozmente.

Randall se volvio hacia la casa y considero entrar, pero habia tiempo suficiente para eso.

Todavia le quedaba un asunto pendiente, el ultimo, y estaba en el patio.

Camino lentamente a un lado de la casa, sacudiendose de las mejillas los suaves copos de nieve.

Sabia que por fin habia dado con la respuesta a la clasica pregunta de Pilatos que le habia obsesionado desde el verano.

«?Que es la verdad?», era la pregunta de Pilatos.

Randall habia pensado que era una pregunta para la cual no habia respuesta. Ahora sabia que habia estado equivocado. Si habia respuesta.

Disfrutando de la nieve que se le derretia en el rostro, murmuro la respuesta para sus adentros: «la verdad es el amor».

Y para amar, uno debe creer: en si mismo, en los demas, en el subyacente proposito de todo lo que esta vivo y en el plan que hay detras de la existencia misma.

«Esa es la verdad», se dijo a si mismo.

Llego al espacio nevado que habia en la parte trasera de la casa, sintiendose por primera vez como su padre siempre habia querido que se sintiera, en paz, sin temor, y no solitario.

Frente a el se alzaba el enorme y gracioso muneco de nieve, y su hija se estiraba para acomodarle en su lugar

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