capaz de tales milagros.

– ?Quien es usted? -pregunto al fin-. ?Como se llama y cual es su profesion?

Me rei y apunte:

– Es extrano hablar en nombre de dos personas, pero no me queda otra alternativa. El nombre es el mismo, aqui y alla. No tengo ningun titulo, soy una persona corriente. En lo que respecta a la especialidad, aqui soy profesor-cirujano, en tanto que alla soy periodista. Y, como es natural, alla soy veinte anos mas joven, al igual que usted.

– ?Que curioso! -musito, mirandome con atencion inefable. Podia esperarlo todo menos esto. Yo, que he lanzado gente mas alla de los limites de nuestro mundo, nunca habia sonado encontrar aqui a tal huesped. Pero es natural, porque la materia es identica en todas las fases. -Y agrego riendose-: Y yo estoy aqui y alla, y nos enviamos mutuamente mensajeros. ?Y quien realizo el experimento?

– Nikodimov y Zargarian -respondi maliciosamente, preparado para otra sorpresa; pero el solo indago:

– ?Cual Nikodimov?

– Pavel Nikitich. ?Acaso no fue el quien hizo el descubrimiento? ?No trabaja usted con el?

– Pavel murio hace once anos sin granjearse fama. De hecho, este es su descubrimiento. Lamentablemente, los primeros exitos con los biocampos se lograron mucho mas, tarde. Yo llegue al problema por otros caminos, pues soy psicofisiologo. Su hijo y yo hicimos los experimentos.

Ignoraba que Nikodimov tuviera un hijo. Por lo demas, existia seguramente solo aqui. El continuo:

– Pero ustedes son mas afortunados que nosotros -apunto pensativo, pues comenzaron antes. Dentro de veinte anos, conseguiran mas de lo que conseguimos nosotros. ?Es este el primer experimento?

– No, el tercero. Primeramente estuve en mundos cercanos y muy semejantes al nuestro; despues mas lejos, en el pasado; y ahora en el futuro.

– ?Y que significa cercanos y lejanos? -inquirio sarcastico-. ?Que terminologia tan ingenua!

– Supongo -afirme vacilante- que los mundos, o como usted dijo, las fases, que tienen una diferencia de tiempo mayor en relacion a nuestra fase estan… mas lejos de nosotros que los coincidentes…

Su carcajada me interrumpio.

Luego, apunto:

– ???Mas cerca o mas lejos!!! ?Y asi lo explican? ?Que ninos!

Me senti ofendido al pensar en mis dos amigos. Mi Zargarian, en todos los aspectos, era mejor que este.

– ?Acaso la cuarta dimension no tiene extension? -balbucee-. ?Acaso es erronea la teoria de la multiplicidad ilimitada de sus fases?

– ?Por que cuarta? -inquirio colerico. ?Y si es la quinta o la sexta? Nuestra teoria no determina su orden y direccion en el espacio. ?Y quien le dijo que la teoria era erronea? Solo limitada. La expresion 'multiplicidad infinita' no se debe interpretar al pie de la letra, asi como tampoco 'la infinitud del espacio'. Esto lo sabian ya sus contemporaneos. Aun en aquellos tiempos, la cosmologia relativa excluia la oposicion: finito-infinito.

»Comprenda esta cosa simple: el infinito y el finito no se excluyen, sino que se ligan intrinsecamente. ?Se ligan intrinsecamente! -exclamo desaforadamente, y se rio mirando mis ojos vacios. Luego, agrego-: ?Que? ?Es muy complicado? Asi como esto, es de complicado explicarle que campo esta 'mas cerca' y cual esta 'mas lejos'. Yo podria trasladar su biocampo a un mundo contiguo que nos haya adelantado en cien anos; pero no podria determinar geometricamente, donde se encuentra, si cerca o lejos. -Se detuvo, como si su pensamiento lo hubiese hecho pensar en otra idea. De pronto, exclamo-: ?No es una mala idea!

– ?Cual?

– ?Quiere ir mas lejos en el futuro?

– No comprendo.

– Ahora comprendera. En mi laboratorio, podria desconectar su biocampo y trasladarlo a otra fase. ?Que me dice?

– Por ahora nada. Estoy meditando.

– ?Tiene miedo? ?Pero si el riesgo es el mismo! Ademas, como en su mundo, Ud. tenia cuarenta anos y no sesenta como ahora no tiene por que preocuparse de su corazon: esta en regla, de otro modo no lo hubiesen utilizado en el experimento. Yo, con pasion, hubiera tomado su lugar de haber sido posible; mas no valgo para eso. Usted no sabe lo dificil que es encontrar un cerebro-inductor con una tension tan fuerte en su campo.

– ?Y todavia no lo han encontrado?

– Si. Tres en diez anos. Usted es el cuarto. Pero usted ha tenido mucha mas suerte. Le prometo una excursion interesante: en ella podria encontrar hasta a sus descendientes. Digamos, un salto de cien anos hacia el futuro. Bueno, ?y que? ?Que es lo que lo desconcierta?

– Mi biocampo. ?Y si lo pierden?

– ?Quienes?

– Mis amigos.

– No lo perderan. Primeramente, lo hare regresar a su mundo, alla estara por unos minutos, despues llegara a otro. No se asuste, no habra explosiones, erupciones, ni irradiaciones. Por lo demas, vuestros aparatos registraran todo. ?Volamos?

El se levanto de la mesa.

– ?Y no almorzaremos?

– Almorzaremos despues. Yo aqui, usted en el futuro.

Tras pensar que no tenia nada que perder en el experimento, afirme levantandome:

– ?Volemos!

UNA LEJANA ESPERANZA

Repeti la expresion de Zargarian maquinalmente, sin sospechar que justamente ibamos a volar. Primero nos elevamos al techo del edificio en veloz ascensor, alli entramos en un taxi-helicoptero y partimos hacia Yugo-Zapad ojeando los techos de Moscu.

Este panorama de Moscu hacia fin de siglo, no lo olvidare jamas. Constantemente me decia que no era el Moscu en el que habia nacido y crecido, separado de este por la frontera invisible del espacio-tiempo y por veinte anos de construcciones gigantescas. Pero mis ojos me afirmaban lo contrario, porque tambien en mi Moscu se desarrollaban las construcciones con este mismo ritmo. Esto queria decir, que aun en nuestro mundo se levantaria una ciudad tan bella como esta, o quizas mas bella.

Parecia como si un mago con un proyector de cine reprodujera ante mis ojos cuadros asombrosos del futuro. Escudrinaba cada region, buscando detalles que me recordaran a mi Moscu, alegrandome como un nino al divisar lugares conocidos de mi ciudad, y conmoviendome al saber que estaban en este nuevo Moscu. Todo lo conocido surgia ante mi: el Palacio de los Congresos; las cupulas aureas de las iglesias del Kremlin; los puentes a traves del rio Moscu; el Bolshoi, de juguete desde el aire, la universidad Lomonosov y el estadio Luzhniki. Otros altos edificios de mi ciudad, se perdian quizas en el alto bosque granitico, o simplemente no existian. La ciudad vertia sus construcciones mas alla de la carretera circular que la rodeaba, como en nuestro mundo, y por ella se arrastraban maquinas pequenas y agiles, como hormigas.

Me admiraba, ante todo, el gigantesco movimiento urbano: automoviles radiantes que inundaban calles y rios; bicicletas y motocicletas que corrian por las galerias asfaltadas cruzando la ciudad de techo en techo; vagones que se perseguian por el monoriel y, sobre ellos, helicopteros que volaban de plazoletas a plazoletas, moviendose como libelulas en el cielo sin limites. En una de estas plazoletas descendimos.

En el techo plano del edificio, orlado por una redecilla metalica, observe una piscina de cincuenta metros de largo. El agua era pura y transparente, iluminada desde el fondo por una luz verdosa y centelleante. A su alrededor habia colchonetas de goma, tiendas de campana y una mesa servida bajo un pabellon tenso de lona.

– Hay un descanso para comer -afirmo Zargarian, buscando a alguien entre el tumulto de hombres y mujeres en trajes de bano-. Ahora lo encontraremos. ?Igor! -grito de pronto.

Un atleta tostado por el sol, anteojos oscuros, que jugaba al tenis no lejos de nosotros, acercose, sosteniendo

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