encontraran todas las estrellas eminentes de la galaxia fisico-matematica. No escribo sobre el comunicado del Gobierno, por ser de, todos conocido. Las coronas de laurel, no solo cubrieron las cabezas de Nikodimov y Zargarian, sino tambien la mia.

Han pasado dos meses desde aquel dia en que regrese del futuro, pero me parece que fue ayer. Ese dia, desperte en el laboratorio de Fausto. Me sentia cansado y como si hubiese perdido a un ser querido. A las preguntas de Zargarian respondi de mala gana. Mientras, Nikodimov me observaba y miraba lo grabado en el oscilografo.

– Empezamos el experimento a las diez y quince -dijo Nikodimov-, y a la una lo perdimos a usted…

– No del todo -corrigio Zargarian.

– Correcto. La visibilidad primeramente llego hasta cero, despues se restablecio con debilidad y luego se elevo hasta la cifra critica, y con una punteria mucho mas exacta que la nuestra. Hablando sinceramente, no comprendiamos ni comprendemos por que sucedio esto.

– A la una -conteste meditabundo y mirando a Zargarian-, estuvimos tu y yo en el 'Sofia'.

– ?Estas loco?

– No, no estoy loco, ni delirando. Estuve contigo; aun llevabas una barba larga y tenias veinte anos mas. En una palabra, nos vimos en Moscu hacia el final de siglo, en el 'Sofia'. A proposito, aquel 'Sofia' era muy diferente de este, hasta Maiakovski parecia distinto. -Suspire y agregue-: Y tu me lanzaste a cien anos hacia el futuro. En ese momento, ustedes me perdieron… en el segundo disparo.

Ellos me miraban dudando de mis palabras. Y yo, sin fuerzas para levantarme del asiento, continue:

– ?No lo creen? Naturalmente, es muy dificil creerlo, es demasiado fantastico. A proposito, ellos tienen en el laboratorio una pantalla parabolica con el panel movible; y en el techo una piscina… -Trague saliva y calle.

– Necesitas un trago de conac -dijo Zargarian.

Tomo medio vaso de conac, batio en el dos yemas de huevo y, casi derramandolo por el nerviosismo, me lo dio.

La bebida me ayudo a continuar. Y continue. Y, mientras relataba mis aventuras, me miraban estupefactos, fascinados como si veneraran a un Dios. Luego, llegaron las preguntas y tuve que rememorar de nuevo el monoriel, el paralelepipedo del 'Sofia', el sillon sin casco, la habitacion vitalizadora, la invisible enfermera Vera- septima, el 'Himec' y su glosario, y la fantastica aventura de Yulia, donde se reflejaba el empuje de aquel siglo: Y cuando empece a hablar sobre mi encuentro con Erik, una chispa encendio mi mente.

– ?Denme un papel! -grite ronco-. ?Rapido! ?Y un lapiz!

Zargarian me entrego una estilografica y una libreta. Cerre los ojos. Veia las formulas completamente claras, como si estuviesen ante mis ojos: las lineas de cifras y letras que creaban las formulas de los cartones del 'Himec'. Podia reproducirlas una tras otra sin omitir nada y sin confundirme, haciendo surgir con claridad en este mundo lo grabado en otro. Escribia a ciegas, escuchando la voz de Zargarian: 'Mira, mira… escribe automaticamente, con los ojos cerrados'. En verdad, asi escribia, sin abrir los ojos y sin detenerme, con rapidez febril y exactitud. Hasta que al fin estampe en el papel la ultima ecuacion matematica.

Cuando abri los ojos, el rostro de Nikodimov estaba palido, mirando con extasis lo escrito en el papel.

– Esto es todo -dije, dejando caer la estilografica.

Nikodimov tomo la libreta.

– Esta matematica es complicadisima -afirmo, dandole la libreta a Zargarian-. Sin la ayuda de la computadora no se lograra nada. Hay que calcular como se debe.

Nikodimov y Zargarian pasaron dos meses sin poder desentranar los secretos encerrados en las formulas. Junto con ellos lo intentaron academicos, estudiantes y graduados. Hasta que al fin, Yuri Privalov, el doctor en ciencias matematicas mas joven del mundo, pudo lograrlo. Ahora, gracias a una base matematica solida, traida del futuro, la teoria de fases Nikodimov-Zargarian estaba corroborada. Las ecuaciones se llamaron desde este momento de Shual-Privalov.

Olga duerme, iluminada debilmente por el reflejo de mi lampara. En su rostro se insinua cierta inquietud. Antes, habia expresado su temor a la propaganda. 'Complicara nuestra vida' -habia dicho-. No dejo de admitir que mi vida va adquiriendo el plumaje idiota de los artistas de Hollywood. Los reporteros extranjeros me persiguen por las calles. Mi telefono suena de dia y de noche. Y una redaccion norteamericana me ha ofrecido sumas fabulosas por mis impresiones; pero prefiero entregarselas a las paginas de las revistas sovieticas. Klionov bromea diciendome que de todas maneras debo terminar 'Viaje por tres mundos'.

No estoy de acuerdo. No son tres mundos, son mas. Y entre ellos esta el mundo que no pude ver, ese mundo”. como un cuento de hadas, el mundo de Yulia y Erik.

***
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