– Senor Atkins -arranco.

Tras estirar las alas, Merlin salio volando de la jaula y aterrizo sobre el hombro izquierdo de Ryan. Se quedo helada, sin respiracion.

– Dios… -murmuro. Ya era demasiado, penso nerviosa. Mas que demasiado.

Pierce miro al papagayo con el ceno fruncido.

– Curioso: nunca habia hecho algo asi con nadie.

– Suerte que tengo -murmuro Ryan, sin moverse lo mas minimo de la silla. ?Los papagayos mordian?, se pregunto. Decidio que no le importaba esperar a descubrirlo-. ?Cree que podria… sugerirle que se posara en otro lado?

Pierce hizo un ligero movimiento con la mano y Merlin levanto el vuelo.

– Senor Atkins, por favor, entiendo que los magos se sientan comodos en lugares… con ambiente -Ryan tomo aire para intentar calmarse, en vano-. Pero me resulta muy dificil hablar de negocios en… una mazmorra. Y con un papagayo revoloteando alrededor -anadio al tiempo que sacudia un brazo.

La risotada de Pierce la dejo sin palabras. Apoyado sobre su hombro izquierdo, el papagayo escudrinaba a Ryan con la mirada.

– Ryan Swan, creo que me va a caer muy bien. Yo trabajo en esta mazmorra -dijo el de buen humor-. Es un lugar retirado y tranquilo. La magia necesita algo mas que destreza; requiere mucha preparacion y concentracion.

– Lo entiendo, senor Atkins, pero…

– Hablaremos de negocios mas convencionalmente durante la cena -interrumpio Pierce.

Ryan se levanto con el. No habia previsto quedarse alli mas de una hora o dos. Habia media hora larga de curvas por la carretera de la colina hasta el hotel.

– Pasara aqui la noche -anadio el como si, en efecto, le hubiese leido el pensamiento.

– Aprecio su hospitalidad, senor Atkins -dijo Ryan mientras seguia a Pierce, con el papagayo aun sobre el hombro, de vuelta hacia las escaleras-. Pero tengo una reserva en un hotel. Manana…

– ?Ha traido equipaje? -Pierce se paro a tomarla del brazo antes de subir las escaleras.

– Esta en el coche, pero…

– Link cancelara su reserva, senorita Swan. Se avecina una tormenta -dijo el, girandose para mirarla a los ojos-. No me quedaria tranquilo pensando que puede ocurrirle algo en la carretera.

Como dando enfasis a sus palabras, un trueno estallo cuando llegaban al final de las escaleras. Ryan murmuro algo. No estaba segura de querer pensar en la perspectiva de pasar la noche en aquella casa.

– Nada debajo de la manga -dijo Merlin.

Ryan lo miro con cierta desconfianza.

Capitulo II

La cena la ayudo a tranquilizarse. El salon era muy grande, con una chimenea enorme en un extremo y una vajilla antigua de peltre en el otro. Porcelana de Sevres y cuberteria de Georgia adornaban la larga mesa.

– Link cocina de maravilla -dijo Pierce mientras el giganton servia una gallina rellena. Ryan miro con disimulo sus enormes manos antes de que Link abandonara la pieza.

– Es muy callado -comento despues de agarrar el tenedor.

Pierce sonrio y le sirvio un vino blanco exquisito en la copa.

– Link solo habla cuando tiene algo que decir. Digame, senorita Swan, ?le gusta vivir en Los Angeles?

Ryan lo miro. Los ojos de Pierce resultaban calidos de pronto, no inquisitivos y penetrantes como antes. Se permitio el lujo de relajarse.

– Si, supongo. Es adecuado para mi trabajo.

– ?Mucha gente? -Pierce corto la gallina.

– Si, claro; pero estoy acostumbrada.

– ?Siempre ha vivido en Los Angeles?

– Menos durante los estudios.

Pierce advirtio un ligero cambio en el tono de voz, un levisimo deje de resentimiento que nadie mas habria captado. Siguio comiendo.

– ?Donde estudiaba?

– En Suiza.

– Bonito pais -dijo el antes de dar un sorbo de vino-. ?Fue entonces cuando empezo a trabajar para Producciones Swan?

Ryan miro hacia la chimenea con el ceno fruncido.

– Cuando mi padre se dio cuenta de que estaba decidida, accedio.

– Y usted es una mujer muy decidida -comento Pierce.

– Si. El primer ano no hacia mas que fotocopias y preparar cafe a los empleados. Nada que pudiera considerar un desafio -dijo ella. El ceno habia desaparecido de su frente y, de pronto, un destello alegre le iluminaba los ojos-. Un dia me encontre con un contrato en mi mesa; lo habian puesto ahi por error. Mi padre estaba intentando contratar a Mildred Chase para una miniserie, pero ella no cooperaba. Me documente un poco y fui a verla… Eso si que fue una experiencia. Vive en una casa fabulosa, con guardias de seguridad y un monton de perros. Como muy diva de Hollywood. Creo que me dejo entrar por curiosidad.

– ?Que impresion le causo? -pregunto Pierce, mas que nada para que siguiera hablando, para que siguiera sonriendo.

– Me parecio maravillosa. Toda una dama de verdad. Si no me hubieran temblado tanto las rodillas, estoy segura de que le habria hecho una reverencia -bromeo ella-. Y cuando me fui dos horas despues, tenia su firma en el contrato -anadio en tono triunfal.

– ?Como reacciono su padre?

– Se puso hecho una furia -Ryan tomo su copa. La llama de la chimenea proyectaba un juego de brillos y sombras sobre su piel. Se dijo que ya tendria tiempo de pensar mas adelante en aquella conversacion y en lo abierta y espontanea que estaba siendo-. Me echo una bronca de una hora. Y al dia siguiente me habia ascendido y tenia un despacho nuevo. A Bennett Swan le gusta la gente resolutiva -finalizo dejando la copa sobre la mesa.

– Y a usted no le faltan recursos -murmuro Pierce.

– Se me dan bien los negocios.

– ?Y las personas?

Ryan dudo. Los ojos de Pierce volvian a resultar inquisitivos.

– La mayoria de las personas.

El sonrio, pero siguio mirandola con intensidad.

– ?Que tal la cena?

– La… -Ryan giro la cabeza para romper el hechizo de su mirada y bajo la vista hacia el plato. La sorprendio descubrir que ya se habia terminado buena parte de la suculenta racion de gallina que le habian servido-. Muy rica. Su… -dejo la frase en el aire y volvio a mirar a Pierce sin saber muy bien como llamar a Link. ?Seria su criado?, ?su esclavo?

– Mi amigo -dijo Pierce con suavidad para dar un sorbo de vino a continuacion.

Ryan trato de olvidarse de la desagradable sensacion de que Pierce era capaz de ver el interior de su cerebro.

– Su amigo cocina de maravilla.

– Las apariencias suelen enganar -comento el con aire divertido-. Ambos trabajamos en profesiones que muestran al publico cosas que no son reales. Producciones Swan hace series de ficcion, yo hago magia -Pierce se inclino hacia Ryan, la cual se echo hacia el respaldo de inmediato. En la mano de Pierce aparecio una rosa roja de tallo largo.

– ?Oh! -exclamo ella, sorprendida y halagada. La agarro por el tallo y se la llevo a la nariz. La rosa tenia un olor dulce y penetrante-. Supongo que es la clase de cosas que debe esperarse de una cena con un mago -anadio

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