mejor amigo y a su esposa. Llegue a sentir simpatia por ambos, por Frankenstein y por el monstruo.

Sarah fruncio los labios.

– Debo admitir que mi curiosidad ha sido avivada por las ambiguas referencias a visitar osarios y cavar en los cementerios en busca de restos humanos. Shelley no nos ha dado muchos detalles de como se creo realmente a la criatura y de como esta cobro vida. Eso me hace preguntarme si tal cosa es posible en realidad. -Desvio la mirada hacia la ventana donde repicaba la lluvia y relampagueaban los rayos-. ?Os dais cuenta de que el monstruo fue creado durante una noche de tormenta como esta?

– Ni siquiera lo menciones -dijo Julianne con un perceptible estremecimiento-. No olvides que la verdadera obsesion de Victor fue la busqueda de conocimientos que a la larga fue su perdicion.

– No hay nada erroneo en la busqueda de conocimientos -protesto Sarah.

– Sospecho que Victor Frankenstein y su monstruo estarian en desacuerdo contigo -dijo Carolyn.

– Personalmente, opino que el error de Victor fue crear a una criatura tan repulsiva -dijo Emily-. Sin duda alguna podia darse cuenta de lo horrenda que era la criatura antes de darle vida. Puede que no sea cientifica, pero si tuviera que crear a un hombre, seria el hombre perfecto. No uno al que no se le pudiera ni mirar. Y definitivamente, no crearia a uno que fuera capaz de asesinar.

– El hombre perfecto… -susurro Julianne, golpeandose ligeramente la barbilla con un dedo-. ?Crees que puede existir?

Sarah desvio la mirada hacia Carolyn. Vio la sombra de tristeza que empanaba los ojos de su hermana, y casi pudo leer sus pensamientos: «Existia. Estuve casada con el.»

Emily suspiro.

– Me gustaria pensar que si, pero no creo haberlo conocido.

– Ni yo -dijo Sarah-. Y en los ultimos meses he tenido la oportunidad de observar lo mejor que la sociedad tiene para ofrecer. No vi un solo hombre al que se pudiera calificar de perfecto.

– Ni siquiera uno que se acerque a la perfeccion -convino Julianne con un suspiro.

– Bueno, lo encuentro inaceptable -dijo Sarah incorporandose-. Por consiguiente, en honor al espiritu que rezuma la lectura de El moderno Prometeo, propongo que hagamos lo que no hizo Victor Frankenstein. -Se inclino hacia delante e hizo una pausa mientras sentia como la excitacion la embargaba, el silencio fue roto por el retumbar de un trueno y el violento golpeteo do la lluvia contra los cristales. Un relampago ilumino las tres inquisitivas miradas fijas en ella-. Declaro -susurro Sarah- que crearemos al «Hombre Perfecto».

Capitulo 2

Finalmente, Emily se aclaro la garganta.

– ?Crear al hombre perfecto? ?Te has vuelto loca? Si crees que voy a andar a escondidas en osarios y cementerios en busca de restos humanos…

– Santo cielo, Emily, tu imaginacion esta resultando ser casi tan grotesca como la de Mary Shelley -dijo Sarah-. Ademas, no estoy demasiado convencida de que sea cientificamente posible reanimar a los muertos como hizo Frankenstein.

– Gracias a Dios -murmuro Julianne.

– Queria decir que deberiamos crear al hombre perfecto en sentido figurado, no literalmente. Decidir que caracteristicas debe poseer el «Hombre Perfecto». Hacer una lista de las cualidades fisicas y rasgos de la personalidad.

– Ya veo -dijo Carolyn, ladeando la cabeza-. Pero ?por que detenernos ahi? Propongo que lo creemos de verdad. No como un monstruo, sino como… un muneco de tamano natural.

– ?Oh, si! -susurro Emily con excitacion-. Uno que podamos sentar en una silla y que nos acompane en la salita…

– Y ya puestos que nos oiga hablar sobre la moda sin quejarse -interrumpio Julianne con una risita tonta-. Durante muchas horas.

Atrapada por el entusiasmo que habia suscitado el proyecto, y contenta por haber captado claramente el interes de Carolyn, Sarah se levanto y cruzo la estancia hasta el escritorio situado en la esquina mas proxima a la chimenea. Despues de sentarse, tomo papel y pluma para comenzar a hacer una lista.

– Asi que el Hombre Perfecto se sentara y hablara con nosotras -repitio mientras escribia.

– No solo nos hablara -anadio Carolyn-, ademas nos escuchara.

– Y no solo nos escuchara -apostillo Emily-, sino que querra conocer nuestra opinion.

– Por supuesto -convino Sarah, sumergiendo la punta de la pluma otra vez en el tintero-. Porque sabra que somos inteligentes y que tenemos cosas importantes que decir. ?Que mas?

– Debe tener buen corazon -dijo Carolyn-. Debera ser paciente. Generoso. Honesto. Y honorable.

– Ocurrente, inteligente, y un magnifico e incansable bailarin -agrego Emily.

Julianne suspiro, sonadora.

– El Hombre Perfecto debera ser guapisimo, un romantico incurable y muy apasionado.

Sarah parpadeo tras las lentes de sus gafas; desplazo la mirada a la cama donde Julianne miraba ensimismada hacia la ventana con una mirada ausente en los ojos.

– ?Muy apasionado?

Julianne se giro hacia ella y asintio con expresion seria.

– Oh, si. De esa clase de hombres que pueden conseguir que una mujer caiga rendida a sus pies.

– ?Literal o figuradamente?

– De las dos maneras. El Hombre Perfecto debera provocar mariposas en el estomago con solo una mirada.

– O puede que signifique que has comido queso en mal estado -dijo Sarah con sequedad. Santo Cielo, despues de ser testigo del sufrimiento que Carolyn habia padecido tras la muerte de Edward, no abrigaba el menor deseo de vivir grandes pasiones. Ya dedicaba toda su energia a los libros, las flores, sus mascotas y sus bocetos, asi que gracias, pero no. Ademas, ella no era la clase de mujer que pudiera inspirar la pasion de un hombre.

En algunas ocasiones no podia evitar imaginarse que se sentiria al poseer el tipo de belleza que inspiraba tales sentimientos. ?Que se sentiria al amar asi a un hombre? ?Al ser amada de esa manera? ?Que se sentiria siendo tan deseada?

Sus inutiles ensonaciones fueron interrumpidas cuando Julianne le lanzo una mirada adusta mientras senalaba el papel.

– Mariposas en el estomago. Ponlo por escrito.

– Estupendo -mascullo Sarah, y lo escribio. Despues de hacerlo, levanto la vista-. ?Alguna cosa mas?

Carolyn se aclaro la voz.

– Tambien deberia ser un…, hummm, tambien deberia saber besar. -Se aclaro la garganta otra vez-. Aunque por supuesto, eso podria estar incluido en lo de «muy apasionado».

Sarah agrego que «supiera besar» a la lista y fruncio el ceno ante el rubor que inundo las mejillas de su hermana.

– ?Algo mas?

– Creo que deberia gustarle ir de tiendas -dijo Emily-. Y deberia ser alto y fuerte.

– Oh, si -dijo Julianne-. Con anchos hombros y un monton de musculos.

– Parece que quieres un mulo de carga -dijo Sarah, mientras hacia volar la pluma sobre el papel.

– Con cabello espeso -agrego Carolyn, a Sarah le parecio que la tristeza impregnaba su voz-. Espeso y ondulado.

– Y unos labios llenos y hermosos -dijo Emily con una risita nerviosa-. Ya sabeis que son los mejores para besar.

Sarah lo anadio a la lista, dejando a un lado el inutil pensamiento de besar a un hombre, ya tuviera los labios llenos o de cualquier otra manera. Aunque eso no impedia que hubiera momentos en los que desearia que un hombre acercara muy despacio sus labios a los suyos y…

Sacudiendo la cabeza bruscamente para deshacerse de la imagen de unos labios varoniles y llenos que nunca

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