CAPITULO 02

Era mi esclavo, mis labios planeaban sobre

los suyos. Podia percibir su calor, oler su deseo,

sentir su pulso en la garganta. La necesidad embargaba

mi cuerpo al pensar en mis colmillos perforandole la piel

para tomar su sangre caliente en mi boca. Y si bien intente alejarme

de el para que escapara de la peligrosa situacion en la que se veia

envuelto, sabia que el estaba justo donde queria estar…

El beso de lady Vampiro,

Anonimo

Invadida por una casi vertiginosa sensacion de anticipacion, lady Emily Stapleford miro a sus tres mejores amigas. Se habian reunido en la salita para la primera tertulia de la Sociedad Literaria de Damas Londinenses despues de tres meses, y estaba a punto de anunciarles la noticia. Si guardar un secreto ya era dificil, guardar dos era una tarea casi imposible y, desde luego, tres estaba fuera de toda consideracion. Si en los proximos minutos no soltaba como minimo uno de los tres, acabaria por explotar como un cohete. Aunque era muy buena guardando los secretos de los demas, no lo era tanto cuando trataba de guardar los suyos propios durante mucho tiempo.

Abrio la boca para hablar, pero antes de poder anunciar que tenia una noticia que darles, se le adelanto su amiga de la infancia, lady Julianne Mayne.

– Tengo una noticia.

Algo decepcionada, Emily cerro la boca, sintiendose al mismo tiempo molesta por tener que retrasar la noticia y curiosa por oir lo que Julianne tenia que decir. Sin embargo, antes de que su amiga anadiera mas, Sarah Devenport, marquesa de Langston intervino:

– Excelente, sobre todo cuando yo no tengo nada nuevo que anunciar salvo que ya es un hecho oficial que no puedo verme los pies. -Se coloco las manos en el vientre, redondeado y abultado por el bebe que llevaba dentro y que naceria dentro de unas semanas, aunque por el volumen de la barriga de Sarah, a Emily le parecia que su amiga daria a luz en cualquier momento. Solo podia rezar para que no fuera asi. -Y ya no camino -continuo Sarah, con un tono impaciente y quejica que era inusual en ella. -Ahora solo ando como un pato. Cada vez que Matthew me dice que soy tan adorable como una de esas aves, me dan ganas de darle un sartenazo. Ademas se niega a dejarme hacer otra cosa que no sea estar tumbada en el sofa de la salita. Gracias a Dios que tenia nuestro ultimo libro para distraerme o me habria vuelto loca. Casi he tenido que pedir una instancia al Parlamento para que Matthew me dejara venir esta tarde. Y eso que la casa de Emily solo esta a cinco minutos de la nuestra, pero aun asi insistio en acompanarme.

– Sin duda se paseara como un tigre enjaulado hasta que vuelvas -dijo Emily, incapaz de ocultar una sonrisa ante la imagen del habitualmente tranquilo marido de Sarah desgastando la alfombra con sus pasos.

– Sin duda -se quejo Sarah.

– Ya veras, Julianne -dijo la hermana de Sarah, Carolyn, condesa de Surbrooke, con una sonrisa complice. - Estoy segura de que no tardaras en encontrarte en una situacion similar con Gideon convirtiendose en un manojo de nervios ante la perspectiva de ser padre.

Un profundo rubor cubrio las mejillas de Julianne.

– Bueno, en realidad esa era mi noticia. Me entere la semana pasada, pero he esperado a que Emily regresara a Londres para deciroslo a todas a la vez. -Se puso la mano en el vientre y sonrio. -Gideon y yo vamos a tener un bebe. El medico dijo que para mediados de verano.

Un coro de chillidos alegres inundo la estancia, y hubo un monton de abrazos y besos. Emily nunca habia visto a Julianne tan radiante y feliz. Hacia tres meses que su amiga renuncio a su lugar en la sociedad, sufriendo el ostracismo de la aristocracia al haber sido desheredada por sus padres cuando, contraviniendo los deseos de estos, contrajo matrimonio con un detective de Bow Street, Gideon Mayne, en vez de casarse con alguien de su misma clase social. Pero solo habia que ver la felicidad que embargaba a Julianne para darse cuenta de que esta no lamentaba en lo mas minimo su decision a pesar de las repercusiones economicas y sociales.

Cuando todas volvieron a estar sentadas alrededor de la chimenea, Emily se recosto en el sillon y observo a sus tres amigas. Sarah y Julianne charlaban con excitacion sobre su inminente maternidad, mientras que Carolyn las miraba con una sonrisa carinosa. Pero debajo de esa calida sonrisa, Carolyn parecia algo cansada. Estaba palida y ojerosa, y apretaba las manos con tal fuerza que tenia los nudillos blancos. Emily sentia mucha pena por ella. No era un secreto para ninguna que Carolyn no podia tener hijos. Aunque Emily sabia que Carolyn se alegraba de verdad por Sarah y por Julianne, se daba cuenta de que su amiga debia de estar sintiendo unas dolorosas punzadas de envidia y tristeza por su esterilidad.

Estiro el brazo y puso las manos sobre las de ella para darle un calido y carinoso apreton mientras Sarah y Julianne charlaban como un par de cotorras. Carolyn se volvio hacia ella, y para consternacion de Emily noto que los ojos azules de su amiga brillaban por las lagrimas contenidas.

– Yo… me alegro por ellas -susurro Carolyn, antes de que Emily pudiera decir nada.

– Por supuesto que si. -Observo la cara de su amiga, sintiendose cada vez mas preocupada por su intensa palidez. -Carolyn, ?te encuentras bien?

Carolyn parpadeo varias veces y sonrio.

– Estoy bien.

A la mayoria de la gente la habria convencido esa serena sonrisa y aquellas palabras tranquilizadoras, pero Emily conocia muy bien a Carolyn. Sabia que le pasaba algo. Se prometio a si misma que se lo preguntaria en cuanto pudiera quedarse a solas con ella.

– Me alegro mucho de que hayas regresado a Londres -anadio Carolyn. -Te he echado muchisimo de menos. -Retiro las manos de debajo de las de Emily, inspiro profundamente y con una sonrisa se dispuso a tomar parte en la conversacion de Sarah y Julianne que habian comenzado a hablar de sus maridos.

Por supuesto, Carolyn podia opinar con facilidad de cualquier tema relacionado con el matrimonio, y Emily comenzo a pensar que a pesar de lo mucho que queria a sus amigas no podia negar que se sentia… excluida. Despues de todo, ?en que podia contribuir ella a una conversacion sobre el matrimonio o la maternidad inminente? En nada. No tenia marido y, aunque pasaba mucho tiempo con sus hermanos pequenos, no era lo mismo que ser madre. Y a pesar de los explicitos, picantes y sensuales libros de la Sociedad Literaria de Damas, leer no era lo mismo que experimentar aquellos actos apasionados que ella sabia que sus amigas compartian con sus mandos. Sin ir mas lejos, apenas hacia tres meses que experimento su primer beso…

Una ardiente oleada que no tenia nada que ver con el calor que desprendia el fuego de la chimenea inundo a Emily. La escena que llevaba tres meses intentando olvidar sin exito aparecio en su mente, y volvio a revivirla como si acabara de ocurrir. El pelo oscuro y los intensos ojos de ebano. Los fuertes brazos que la estrechaban con firmeza. El duro y tenso cuerpo masculino que presionaba el suyo. Los firmes labios que se amoldaban a los de ella mientras se entrelazaban sus lenguas. Sensaciones que jamas sintio antes. Sensaciones que nunca hubiera esperado sentir, al menos no con el.

– … Logan Jennsen. -La voz de Julianne pronunciando el nombre que la tenia obsesionada, y no de buena manera, dia y noche desde hacia tres meses, la saco de sus ensonaciones.

– ?Que pasa con Logan Jennsen? -pregunto, dando un respingo mentalmente al notar el chillido involuntario en su propia voz.

Julianne se volvio hacia ella con una expresion timida.

– Se que no te cae bien, Emily, pero…

– Cierto. No me cae bien.

La confusion nublo la mirada de Julianne.

– Jamas desde que te conozco te habia visto tan mal dispuesta hacia nadie. En especial, con alguien que apenas conoces.

Oh, ella conocia bastante bien al senor Logan Jennsen. Mas de lo que queria. Y ciertamente mas de lo que deberia.

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