– Estoy segura de que es solo una sombra.

Sin poder evitar tomarle el pelo, Emily le dirigio una mirada esceptica.

– Creo que no. De hecho, estoy segura de que te lo ha hecho tu atractivo y enamoradisimo marido que a pesar de llevar tres meses casado contigo, no da senales de estar menos enamorado de ti. Es evidente que lo mantienes muy ocupado. Y feliz. Mordisqueandote y chupandote el cuello.

Emily tuvo que contener la risa ante la expresion azorada de Julianne.

– Seguro que es un juego de sombras. De verdad que si. Emily se volvio hacia Carolyn y Sarah para preguntarles su opinion.

– ?Creeis que ese mordisco de amor se debe a un juego de sombras o a Gideon?

– A Gideon -respondieron las dos al unisono.

– Has perdido -le dijo Emily a Julianne, tras el resultado de los votos. -Y ademas, te has sonrojado.

– No creo que sea posible -mascullo Julianne. -Gracias a Gideon ya no soy capaz de sonrojarme por nada.

– Y jamas he visto a nadie mas feliz por ello -dijo Carolyn con una carinosa sonrisa, posando una mano sobre la de Julianne.

Emily no podia estar mas de acuerdo con ella. Hacia diez meses sus amigas estaban solteras, y ahora las tres estaban casadas, y Sarah y Julianne iban a ser madres. Miro a Carolyn, que continuaba sonriendo, pero incluso a pesar de su evidente felicidad, todavia estaba palida. Y ahora que la miraba detenidamente, Emily noto que su amiga estaba mas delgada que la ultima vez que la habia visto. Volvio a prometerse a si misma hablar con Carolyn a solas para descubrir que le pasaba.

– Francamente, tengo celos -refunfuno Sarah, cambiando de posicion en el sillon y subiendo los pies a una otomana cercana. -Estoy tan enorme que tengo que ponerme de lado para que Matthew me abrace, por lo que es imposible que me muerda el cuello.

– Por lo que veo, ese hombre no puede dejar de tocarte -objeto Julianne. -Y es por eso por lo que has acabado en la situacion en la que te encuentras ahora.

– Si alguien tiene motivos para sentir celos soy yo -se quejo Emily. -Vosotras tres teneis un marido enamorado que os adora y al que no le importa morderos el cuello con regularidad. Por la radiante felicidad que mostrais parece como si os hubierais tragado un candelabro, ?y yo que? -Solto un suspiro. -Ningun hombre al que amar, ningun hombre que me ame. -Por no anadir que gracias a la ineptitud de su padre en los negocios, su familia estaba a punto de caer en la mas absoluta ruina financiera. Aunque pensaba decirselo a sus amigas esa tarde, los secretos que un cuarto de hora antes estaba a punto de compartir con ellas, ahora parecian habersele quedado atascados en la garganta. Para ganar tiempo mientras buscaba las palabras correctas, dijo: -Menos mal que he leido La amante del caballero vampiro para poder vivir un amor profundo por medio del oscuro principe Damian y su amada Melanie.

Y lo vivio realmente. La manera en que el atractivo vampiro Damian se lanzaba literalmente en picado sobre Melanie y la tomaba… Oh, Santo Dios.

– La manera en que la toma -murmuro. Un ardiente escalofrio la recorrio. Contra la pared, en el suelo, en la mesa de billar, en una silla, en el lago a la luz de la luna… La historia no habia hecho mas que inflamar su imaginacion y su cuerpo de una manera que no habia experimentado antes. -Basta con decir que Melanie no era la unica que jadeaba.

– Esos encuentros sensuales eran todavia mas explicitos que los que se producian en cualquiera de nuestros libros anteriores -dijo Julianne. Luego esbozo una sonrisa. -Y no es que me queje.

– Ni yo -convino Sarah. -Me senti muy feliz al ver que Damian no era el villano que aparentaba ser. Como todos nosotros, tiene sus defectos, aunque creo que la mayoria de sus acciones fueron resultado de la soledad y la desesperacion en vez de la maldad. A pesar de su deseo de sangre, era muy… humano.

– Fue el amor lo que lo salvo -dijo Carolyn.

– Asi es -dijo Emily, cogiendo una de las deliciosas galletas que habia preparado la cocinera. -Estoy de acuerdo con eso que dices de la soledad. Al ser inmortal, sobrevivio a todos los que amaba. Y no tenia a nadie… hasta que conocio a Melanie.

– Es adorable que se refiriera a ella como «su alma» -dijo Sarah.

– Oh, si -convino Julianne con un profundo suspiro. -Llevaba mas de seiscientos anos sin alma. Hasta que la conocio. Me parecio muy romantico. Y su deseo por ella, su necesidad por ella es…

– ?Romantica? -Sugirio Carolyn. -?Profunda?

– ?Desinhibida? ?Carnal? -propuso Sarah.

– Yo la llamaria erotica -dijo Emily. -Los pasajes en los que el la seduce son tan descriptivos que realmente me hicieron… mmm, sudar. -Y desear. Y hacer que le latiera aquel lugar secreto entre sus piernas.

«Ese libro no es lo unico que te hace desear y palpitar ultimamente», susurro una vocecita interior.

Para su profunda irritacion, otra imagen de Logan Jennsen, de sus labios sensuales y el recuerdo de aquel ardiente beso, cruzo por su mente, llenandola de calor y de un deseo tan intenso que se quedo sin aliento.

– ?Te encuentras bien, Emily? -pregunto Julianne.

No. Y no era culpa suya. Ese hombre despertaba sus agitados sentidos de una manera que no le gustaba en absoluto. Un hombre que no queria volver a ver.

«Un hombre que si quieres volver a ver», se mofo la vocecilla.

– Estoy bien -mintio. -Es que me he atragantado con un trozo de galleta. -Tosio dos veces para convencerlas y luego se apresuro a tomar un sorbo de te.

– Esas escenas tambien me hicieron sudar a mi -dijo Julianne con suavidad y timidez. Otro intenso sonrojo le cubrio las mejillas.

– Y a mi -anadio Sarah con una amplia y traviesa sonrisa, subiendose las gafas. -Matthew estaba muy satisfecho con los resultados.

– Tambien Daniel -dijo Carolyn, aunque algo en el tono de su voz y en el hecho de que no levantara la mirada del regazo donde se retorcia las manos hizo que Emily se preguntara si aquellas palabras eran realmente ciertas. ?Era Daniel la razon por la que Carolyn estaba preocupada?

Dejando la pregunta a un lado hasta que pudiera conocer la respuesta, Emily cavilo en que si bien ella no habia sido la unica afectada por la sensualidad que Damian mostraba en sus encuentros con Melanie, al menos todas sus amigas tenian un marido que podia aliviar cualquier ardor y latido que hubieran producido aquellos explicitos pasajes. Emily solo disponia del recuerdo de su encuentro con Logan Jennsen… algo que solo contribuia a acrecentar sus ardores y su palpito interior. Algo que era realmente irritante debido a su extrema aversion por ese hombre. De no ser por el, su padre no estaria en el apuro economico en el que se encontraba ahora o, al menos, no estaria cargado de deudas. Y era por eso que le habia arrancado a Emily la promesa de casarse rapido y bien antes de que las noticias de su descalabro financiero trajeran la ruina social a toda la familia.

– Quiza deberiamos leer libros menos explicitos -dijo Emily con un suspiro frustrado.

– ?No! -La palabra sono por triplicado y cargada de consternacion.

– Daniel esta muy satisfecho con los libros que escogemos -dijo Carolyn.

Sarah le brindo a su hermana una sonrisa engreida. -Matthew esta sumamente satisfecho.

– Gideon esta…

– Requetesumamente satisfecho -la interrumpio Emily. -Si, si, ya veo por donde van los tiros. Mas comentarios sobre vuestros maravillosos maridos, una conversacion en la que yo no puedo participar. -La joven no tuvo intencion de sonar malhumorada, pero se dio cuenta de que si lo hizo cuando sus amigas intercambiaron unas significativas miradas. Luego, Sarah alargo el brazo y le cogio la mano.

– ?Quieres hablar de eso? -le pregunto quedamente.

– ?De que?

Carolyn se inclino hacia ella con los ojos llenos de preocupacion.

– De lo que te molesta tanto.

El corazon de Emily se ablando ante la evidente preocupacion de Carolyn por ella, sobre todo, cuando su amiga tenia sus propias preocupaciones. Estaba claro que habia llegado el momento de revelar sus secretos. Sabiendo que no habia manera de andarse con rodeos con las tres personas que mejor la conocian del mundo, pregunto con timidez: -?Es tan evidente?

– Si -dijo Sarah. -Al menos para nosotras que te queremos tanto. Las cartas que nos has enviado durante estos tres meses que has estado en el campo resultaban muy forzadas. Y no es propio de ti.

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