– Te trate terriblemente, Hayley, y lo siento mas de lo que puedo expresar. La noche en que te vi en la fiesta de Victoria habia estado pesando en ti. ?Dios! No podia dejar de pensar en ti. Cuando me volvi y te vi alli, me puse tan contento de verte…

– Supiste disimular muy bien tu sin par alegria -dijo Hayley con una amarga sonrisa.

– Sabia que estaba en peligro -prosiguio el-. Justin y yo le habiamos tendido una trampa a la persona que intentaba matarme, y yo era el cebo. Estaba desesperado por alejarte de mi para mantenerte a salvo. Me habria muerto si alguien te hubiera hecho dano. Pero tu no te querias ir. -Respiro hondo-. Y luego cometi la peor equivocacion de toda mi vida.

– Todas aquellas cosas que me dijiste…

– Fue un error imperdonable. -El sacudio repetidamente la cabeza-. Mi unica excusa es que en toda mi vida nunca he conocido a nadie con una bondad y una generosidad como las tuyas. Y durante un maldito momento de insensatez le encontre mucho sentido a la posibilidad de que hubieras acudido a mi para ver lo que podias sacarme. Por mi titulo, me temo que lamentablemente ese tipo de cosas ocurre con una pasmosa frecuencia. Tengo muy pocos amigos porque hay muy pocas personas en quienes pueda confiar realmente… muy pocas personas que no quieran obtener algo a cambio de mi «amistad». Pero tu… -A Stephen se le hizo un nudo en la garganta y tuvo que guardar silencio durante varios segundos-. Tu eres incapaz de semejante egoismo y estoy profundamente avergonzado de haber pensado que lo eras.

– ?Y que me dices de todas las mentiras que me contaste cuando te acogi en mi casa?

– De nuevo, alguien queria verme muerto. Pense que, si ocultaba mi identidad, seria mas dificil que me descubrieran mientras me curaba de las heridas. Como tu sabes, no estaba en condiciones de viajar ni de defenderme.

– La forma en que me dejaste -susurro ella-, aquella horrible carta.

– Lo siento. ?Dios! No te puedes imaginar lo mucho que me he arrepentido de habertela escrito. Intente decirte que tenia que marcharme, pero, cuando me pediste que me quedara, cuando me dijiste que me querias… -Se paso las manos por el pelo-. Perdi el control, te deseaba tanto… Y despues de estar juntos, no podia soportar la idea de ver como el amor se desvanecia de tus ojos al enterarte de que te habia mentido. Creia que no volveria a verte nunca mas y queria que mi ultima imagen de ti fuera mirandome con ojos llenos de amor. Fue puro egoismo por mi parte, y no tengo ninguna excusa. Pero, por si quieres saberlo, me he arrepentido cada momento desde entonces.

Hayley cerro fuertemente los ojos mientras intentaba dominar las emociones que se agolpaban en su interior como abejas en un enjambre, bombardeandola, acribillandola, obligandola a sentir cosas que tan desesperadamente habia intentado enterrar. Si Stephen no se iba pronto, ella no tardaria mucho en desmoronarse.

– Hayley, hay tantas cosas que quiero decirte, pero no encontraba las palabras adecuadas para decirtelas… de modo que te he comprado un regalo.

Hayley abrio los ojos y rogo a Dios que le diera fuerzas.

– Espera aqui.

Stephen abrio la puerta y se agacho para coger algo. Luego cerro la puerta y volvio a acercarse a Hayley, sosteniendo un pequeno ramo de flores.

– Tengo un modesto invernadero en mi casa de Londres -le dijo mientras le entregaba las flores-. Ayer por la tarde tuve una conversacion con Desmond.

– ?Desmond?

– Mi jardinero. Al parecer, comparte tu aficion por los nombres de las flores y lo que simbolizan. -Toco una delicada flor-. Por ejemplo, Desmond me dijo que los tulipanes, como este, simbolizan el amor apasionado. ?Es correcto?

Hayley miro fijamente el ramo y asintio en silencio.

– Y esta flor -dijo Stephen tocando una florecilla blanca- es una camelia. Simboliza la perfecta hermosura. Y estas margaritas rosas… ?sabes que simbolizan?

– Mi amor nunca morira -susurro Hayley, con los ojos clavados en el ramo.

– Si. Mi amor nunca morira -repitio el tiernamente. Luego senalo un pequeno capullo de rosa de color blanco-. Segun Desmond, este simboliza un corazon que no ha conocido el amor. -Colocando delicadamente un dedo bajo la barbilla de Hayley, se la levanto hasta que se cruzaron sus miradas-. Asi era yo. No conocia el amor. Hasta que te conoci. -Cogio una rosa roja del ramillete y se la alargo-. Las rosas rojas simbolizan el amor. Eso es lo que yo siento por ti, Hayley.

Hayley cogio la rosa con dedos temblorosos y se la llevo a la nariz, inhalando su embriagadora fragancia mientras la cabeza le daba vueltas a gran velocidad. «'Amor. Eso es lo que yo siento por ti, Hayley.' ?Ha dicho realmente esas palabras?»

Antes de que ella pudiera pensar, Stephen alargo el brazo y extrajo una florecilla del ramo. Cuando Hayley vio la verbena, se quedo completamente inmovil. Su mirada busco la de Stephen.

– ?Sabes lo que simboliza la verbena? -le pregunto con dulzura.

Ella trago saliva, apenas capaz de respirar.

– ?Sabes tu lo que simboliza?

Asintiendo solemnemente, le alargo la flor.

– Casate conmigo.

Hayley lo miro fijamente. Seguro que estaba sonando. Aquello no podia ser real.

El se inclino hacia delante y rozo levemente sus labios con los de ella.

– ?Por Dios, Hayley, te quiero! -le dijo respirando en su boca-. Casate conmigo. Te prometo que me pasare el resto de mi vida intentando hacerte feliz, intentando hacerte olvidar todo el dano que te he hecho. -Levanto la cabeza y busco su mirada.

Hayley miro el rostro de Stephen, tan atractivo como siempre y con una expresion entre seria y sombria. La queria. El caudal de lagrimas que Hayley ya no se sentia capaz de contener por mas tiempo se desbordo y empezo a emanar de sus ojos.

El la estrecho entre sus brazos, comprimiendo el ramo entre ambos.

– No llores, por favor. No puedo soportar ver llorar a un angel. -Le beso tiernamente los parpados y luego deslizo los labios por sus mejillas empapadas de lagrimas-. Hayley, mi amor, por favor, di algo -le susurro al oido-. Necesito que me des una respuesta. Lo estoy pasando fatal… -Bajo la cabeza hasta que sus frentes entraron en contacto-. Tienes que casarte conmigo. Si no, me convertire en un horrible cascarrabias. Estare siempre de mal humor. -Levanto la cabeza y se toco la piel de la comisura de un parpado-. Mira todas las arrugas que me han salido de tanto poner mala cara. Envejecere antes de tiempo. Compadecete de un pobre miembro de la nobleza que esta locamente enamorado de ti y se siente profundamente desdichado en tu ausencia.

– Mi familia -empezo a decir Hayley, pero Stephen la corto.

– Tu familia sera mi familia, y sera la primera familia de verdad que he tenido nunca. Viviran con nosotros y me encargare de que no les falte de nada.

– Supongo que querras que deje de llevar pantalones de montar y de juguetear en el lago.

La expresion de Stephen se suavizo y nego con la cabeza.

– No, no cambies nada. Me gusta todo de ti, especialmente esas cosas que te hacen tan maravillosamente diferente.

Hayley sintio una dicha desbordante. Pero todavia habia un pequeno obstaculo que se interponia en su camino.

– Hay algo que debo decirte, Stephen.

– Basta con que me digas que si.

Hayley nego con la cabeza.

– Me refiero a que hay algo que debes saber, algo sobre mi.

– Soy todo oidos.

Hayley dio un paso atras y se apreto el estomago con la mano.

– No se muy bien como decirtelo mas que diciendotelo. -Respiro hondo y deseo lo mejor-. Quiero seguir escribiendo y vendiendo relatos para Gentleman's Weekly.

– Cuando seas mi mujer, desde luego no te faltara dinero.

– No tiene nada que ver con el dinero. Disfruto escribiendo esos relatos. Me ayudan a mantener vivo el

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