-Se paso las manos por la cara-. Cuando te vi alli me entro el panico. No podia explicarte la situacion, ni dejar que Gaspard te viese; nuestra vida estaba en juego.

– Quiero que sepas cuanto me arrepiento del modo en que me comporte ese dia, William. Te tache de traidor y renegue de ti como hermano…

– No podias saberlo, Austin.

– Hubiera debido confiar en ti, saber que tu nunca traicionarias a tu patria.

– Creiste lo que yo quise que creyeras. Podria haberte revelado que estaba ocurriendo en realidad, pero no quise arriesgarme a que alguien me oyese o te interrogase despues. Yo habria dicho cualquier cosa, te juro que cualquier cosa, con tal de proteger a Claudine y a Josette, aunque ello significara fingir ante mi hermano que yo era un traidor.

Austin poso la vista en Elizabeth. Si, el podia entender que el amor llegase a ser tan profundo.

– Siento que por mi culpa, tu, madre, Robert y Caroline pasarais este ultimo ano de luto -murmuro William-, pero mientras no me ocupase de Gaspard no podia arriesgarme a regresar con la familia. Al matarlo me has liberado.

Austin se estremecio.

– Ese hijo de perra casi acaba con mi mujer -declaro-. Lo mataria de nuevo si pudiera.

– Tu esposa es muy valiente. ?Llevais mucho tiempo casados?

– No, pero ella me ha cambiado la vida por completo. -Levanto los ojos hacia William y ambos intercambiaron una mirada de comprension-. Lo entiendes, ?verdad?

– Perfectamente. Claudine ha cambiado la mia.

Guardaron silencio durante unos segundos, y entonces Austin dijo:

– La noche que conoci a Elizabeth me dijo que estabas vivo. Pero no la crei.

William fruncio el entrecejo.

– ?Como demonios sabia que estaba vivo?

Austin contemplo el catre junto al fuego en el que yacia la mujer que le habia robado el corazon y el alma. No tenia intencion de restarle merito a todo lo que Elizabeth habia hecho por el y su familia manteniendo en secreto su don de clarividencia… Porque eso es lo que era: un don. Se volvio de nuevo hacia William y le conto lo verdaderamente extraordinaria que era su esposa.

Cuando hubo terminado, William sencillamente se quedo mirandolo.

– Eso es increible.

Una vez mas, la mirada de Austin se desvio hacia Elizabeth.

– Si, William, la has descrito perfectamente. Mi mujer es increible.

Y en cuanto ella volviese en si, el se dedicaria a convencerla de que lo era. Y de que su sitio estaba junto a el.

27

Elizabeth desperto poco a poco, tomando conciencia de su entorno gradualmente. Sentia una molestia sorda y constante en el hombro, pero eso representaba una gran mejoria respecto al terrible dolor que le habia abrasado al principio esa zona. Aspiro a fondo y un delicioso aroma a sabroso guiso inundo sus fosas nasales. De inmediato experimento un hambre canina.

Abrio los ojos. Unos tenues rayos de sol se colaban en la habitacion, iluminando las vigas del techo. Los pajaros trinaban debilmente a lo lejos.

– Elizabeth.

Se volvio lentamente en direccion a la voz e hizo un gesto de dolor al notar un tiron en el hombro. Austin estaba sentado a su lado, con los codos apoyados en las rodillas y las manos colgando entrelazadas entre las piernas separadas.

No se habia afeitado en los ultimos dias y su barba incipiente le conferia el aspecto de un angel moreno. Su cabello, echado desordenadamente hacia atras, daba la impresion de haber sido atusado con los dedos una docena de veces. Ofrecia un aspecto descuidado y cansado, pero al mismo tiempo increiblemente fuerte y solido.

Y parecia muy preocupado. Con la esperanza de borrar su expresion inquieta, ella esbozo una pequena sonrisa.

– Austin.

El exhalo un enorme suspiro y cerro los ojos durante un segundo. Tendiendo una mano visiblemente temblorosa, le acaricio la mejilla con suavidad.

– ?Como te sientes?

Elizabeth reflexiono unos instantes.

– Me duele el hombro. Tengo mucha sed, y ese olor delicioso, sea de lo que fuere, hace que sienta un vacio en el estomago.

Las tensas facciones de Austin se relajaron.

– Te traere algo de comer y de beber, y luego te dare algo de laudano contra el dolor.

Se puso de pie y ella lo siguio con la mirada mientras cruzaba la habitacion para verter agua de una jarra metalica en una gruesa taza.

Regreso a su lado y con suma delicadeza la ayudo a incorporarse, a la vez que le colocaba varias almohadas detras de la espalda. Dios santo, resultaba tan agradable tocarla, aunque solo fuese para cuidar de ella…

A continuacion, le llevo la taza a los labios. Ella la vacio tres veces antes de que la sequedad de su garganta desapareciera.

– ?Quieres mas? -le pregunto Austin.

– No, gracias.

– ?Te apetece un poco de caldo? Claudine lo ha preparado esta manana.

Aunque ansiaba satisfacer su apetito, ella contesto:

– Mas tarde. Primero tengo que hablar contigo.

«Tengo tantas cosas que decirte…, tantas esperanzas…», penso.

– Claro.

Austin se sento en una silla de respaldo recto y ella se pregunto si el habria pasado toda la noche en un asiento tan duro. Y sospechaba que si, pues tenia el aspecto de no haber dormido.

– ?Como esta la nina? -pregunto, ansiosa.

– Esta bien, Elizabeth. Se llama Josette. Esta fuera, con Claudine y William.

– ?William? Entonces, tu hermano esta…

– Esta aqui. Vivo. Sano y salvo.

– ?Y como…?

– Me imagino que tienes muchas preguntas que hacerme, y te contare todo lo que no sepas ya, pero primero hay algo que debo decirte.

La tomo de la mano, que sujeto entre las suyas. Tenia una expresion tan severa, tan intensa, que a Elizabeth se le encogio el corazon de aprension.

– He tomado una decision, Elizabeth.

– ?Una decision?

Austin la miro a los ojos y luego sacudio la cabeza.

– Maldicion, he esperado tanto a que recuperases el conocimiento para hablar contigo, pero ahora que ha llegado el momento no encuentro las palabras.

A Elizabeth se le hizo un nudo en la garganta. Sabia muy bien lo dificil que resultaba decide a alguien que uno no queria seguir casado con el.

Austin le solto las manos y se agacho. Cuando se enderezo, sujetaba un bote abollado.

– Te he traido algo -dijo en voz baja.

Introdujo la mano en el bote y saco una fresa grande, madura y jugosa. Confundida, ella observo como sujetaba la fruta por el rabo.

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