– Humm. -Saco una caja de velas y las puso en la tarta de chocolate-. Por supuesto, pero no parecia una amiga. -Joe no respondio y su madre continuo tal como el sabia que haria-. No miras a Ann de la misma manera que te vi mirarla a ella.

– ?De que manera?

– Como si pudieras mirarla durante el resto de tu vida.

En ciertos aspectos la prision estatal de Idaho le recordaba a Gabrielle a una escuela de secundaria. Tal vez fuera el linoleo o las sillas de plastico. O tal vez fuera el limpio olor a pino y a cuerpos sudorosos. Pero a diferencia de una escuela de secundaria la gran sala donde estaba sentada estaba llena de mujeres y bebes, y una sensacion sofocante le oprimia el pecho.

Cruzo las manos sobre el regazo y espero como el resto de las mujeres. La semana anterior habia tratado de escribir a Kevin varias veces, pero cada vez le habia resultado imposible continuar tras las primeras lineas. Tenia que verle. Queria ver su cara cuando le preguntara todas esas cosas que necesitaba saber.

Se abrio una puerta a su izquierda y los presos, con identicos pantalones azules, entraron en la sala. Kevin era el tercero por la cola y en el momento que la vio se detuvo antes de continuar hacia la zona de visita. Gabrielle se levanto y lo observo caminar hacia ella con sus familiares ojos azules y el rubor cubriendole el cuello y las mejillas.

– Me sorprendio que quisieras verme -dijo-. No he tenido muchas visitas.

Gabrielle tomo asiento, y el se sento al otro lado de la mesa.

– ?Tu familia no te ha visitado?

El contemplo el techo y se encogio de hombros.

– Algunas de mis hermanas, pero de todas formas no me alegra demasiado verlas.

Penso en China y su amiga Nancy.

– ?Ninguna de tus novias?

– No estaras hablando en serio, ?no? -El le devolvio la mirada con el ceno fruncido-. No quiero que nadie me vea aqui. Estuve a punto de no verte a ti, pero supongo que tienes algunas preguntas y quieres respuestas.

– En realidad, solo tengo una pregunta. -Respiro hondo-. ?Me escogiste a proposito como socia para utilizarme de tapadera?

El se recosto en la silla.

– ?Que? ?Has hablado con tu amigo Joe? -Tanto la pregunta como la colera que habia detras la asombraron-. El dia que me arrestaron me dijo que yo te habia utilizado. En realidad tuvo las pelotas de actuar como si el no lo hubiera hecho tambien. Para colmo, al dia siguiente vino a mi celda y me acuso de haberme aprovechado de ti. ?No te parece ironico cuando fue el quien te utilizo para pillarme?

Por un momento considero decirle la verdad sobre Joe y que papel habia jugado ella en su arresto, pero al final no lo hizo. Supuso que era porque no tenia fuerzas suficientes para discutir y, de todas formas, tampoco tenia importancia ahora. Ni siquiera sentia que le debiera nada.

– No has contestado a mi pregunta-le recordo-. ?Me escogiste a proposito como socia para usarme como tapadera?

Kevin ladeo la cabeza y la estudio un momento.

– Si. Al principio si, pero resultaste ser mas lista de lo que pensaba y tambien mas observadora. Ademas, al final no hacia tantos negocios fuera de la tienda como habia planeado.

Ella no sabia lo que habia esperado sentir. Colera, dolor, traicion, tal vez un poco de cada cosa, pero lo unico que sintio fue alivio. Podia seguir adelante con su vida. Un poco mayor, un poco mas sabia, y bastante menos confiada. Todo gracias al hombre que se sentaba frente a ella.

– De hecho, estaba pensando en hacer todo legalmente hasta que los polis metieron las narices en mi vida.

– ?Quieres decir despues de obtener el dinero de la venta del Monet de los Hillard?

El se inclino hacia delante y nego con la cabeza.

– No llores por esas personas. Son ricos y tienen seguro.

– ?Y eso hace que este bien?

El se encogio de hombros sin mostrar ni una pizca de remordimiento.

– No deberian tener una pintura tan cara en una casa con un sistema de seguridad tan penoso.

Una risa tonta se le escapo de los labios. Kevin no se sentia responsable de sus acciones. Incluso en una sociedad que culpaba del cancer de pulmon a las companias de tabaco y de las muertes por disparos a los fabricantes de armas, acusar a los Hillard del robo de su propia pintura era ser extremadamente sociopata. Pero la parte realmente espeluznante era que ella no se hubiera dado cuenta antes.

– Necesitas un psicologo-dijo levantandose.

– ?Solo porque no me sienta culpable de que a un monton de ricos les roben sus obras de arte y antiguedades?

Ella podria intentar explicarselo, pero sabia que sus palabras caerian en saco roto y en realidad ya no le importaba.

– De todas formas, a ti no te fue tan mal. El gobierno embargo todo mis bienes, pero tu aun conservas la tienda para que hagas con ella lo que quieras. Como te dije, no es para tanto.

Gabrielle cogio las llaves del bolsillo de su falda.

– Por favor, no me escribas, ni intentes ponerte en contacto conmigo de ninguna manera.

Cuando cruzo las puertas de la prision, se sintio invadida por una sensacion de libertad que nada tenia que ver con la prision que habia dejado atras. Habia concluido una parte de su pasado. Ahora estaba lista para mirar al futuro. Preparada para dar un nuevo giro a su vida y ver hacia donde la conducia.

Siempre lamentaria la perdida de Anomaly. Habia amado la tienda y habia trabajado muy duro para que funcionara, pero una nueva idea le rondaba por la cabeza y ya planeaba como ponerla en marcha. Por primera vez en mucho tiempo, estaba entusiasmada y llena de energia. Ya era hora de que su karma diera un giro positivo. Habia sido realmente castigada por lo que fuera que hubiera hecho.

Pensar en su nueva vida le llevaba a pensar en Joe Shanahan. No trataba de enganarse a si misma. Nunca se libraria completamente de sus sentimientos por el, pero cada dia era un poco mas facil. Podia mirar las pinturas de Joe en el estudio sin sentir como el corazon se le desgarraba en el pecho. Seguia sintiendo un vacio, pero el dolor habia disminuido. Podia pasarse horas sin pensar en el. Creia que cuando acabara el ano estaria casi preparada para buscar a otra alma gemela.

Capitulo 17

Los silenciosos limpiaparabrisas barrieron las gotas de lluvia del parabrisas cuando la ultima limusina serpenteaba por la carretera mojada que llevaba a la mansion Hillard. Las ruedas derrapaban cada metro que el vehiculo avanzaba por el asfalto, y el nudo del estomago de Gabrielle se retorcia cada vez mas. Sabia por experiencia que respirar profundamente no iba a ayudar. Hasta entonces, nunca le habia preocupado estar en el mismo lugar que Joe Shanahan. Habia pasado un mes, dos semanas y tres dias desde que le habia dicho que lo amaba y el se habia marchado. Era el momento de enfrentarse a el otra vez.

Estaba preparada.

Gabrielle cruzo las manos sobre el regazo y centro la atencion en la mansion totalmente iluminada. La limusina se detuvo bajo una gran carpa que habian instalado delante de la puerta principal y el portero se dispuso a ayudar a Gabrielle.

Llegaba tarde.

Probablemente era la ultima en llegar. Lo habia planeado de ese modo. Lo habia planeado todo, desde el recogido del pelo al vestido negro ajustado. De frente el vestido parecia conservador, algo que Audrey Hepburn se habria puesto, pero por detras dejaba la espalda al descubierto hasta la cintura. Algo muy sexy.

Muy a proposito.

El interior de la mansion Hillard parecia un hotel. Las puertas que daban a las distintas habitaciones habian sido abiertas para crear un gran espacio diafano donde se distribuia la gente. La madera del suelo, las cornisas,

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