hemos fallado el uno al otro. El amor siguio creciendo; no a pesar de, sino debido a lo que tuvimos que compartir, asi que, ?como podia tener miedo de quererte? No lo tengo. Ni siquiera temo decirte lo mucho que te deseo…

Sus palmas se deslizaron debajo del pantalon de Mick. El llevaba los vaqueros muy ajustados. Tiro con fuerza del pantalon, muy consciente de que Mick la habia oido porque se suavizo la expresion de sus ojos. El no respiraba con regularidad. Empezaba a tener calor y ya no era ansiedad lo que tensaba sus musculos.

Pero Kat no habia terminado aun.

– He sonado contigo -susurro-. Durante toda esta ola de calor, he sonado una y otra vez contigo… y el calor…en una tormenta -tuvo que incorporarse para quitarle los pantalones.

Al volverse a recostar, sus dedos le rozaron las rodillas y los muslos. Cuando llegaron a los calzoncillos, lo miro de forma sensual y desinhibida. A Mick le gusto esa mirada. Se excito y ella tuvo que proseguir:

– No eran suenos agradables, Mick. Eran oscuros, eroticos, salvajes. Sonaba con que hacia el amor contigo en medio de una tormenta, con la lluvia cayendo en una noche calida y tu estabas desnudo. Tan desnudo como lo estas ahora y yo sufria en ese sueno. Sufria de deseo. Entonces me hacias tuya hasta volverme loca. La lluvia seguia cayendo y tu cuerpo estaba caliente, mojado y resbaladizo…

– Espero que ya hayas terminado de hablar, amor mio, porque si no seras testigo de una de esas reacciones incontroladas tan comunes en los adolescentes ansiosos.

Kat noto un asomo de exasperacion en su voz. Sonrio y tiro el calzoncillo al otro lado de la cama.

Mick susurro algo y luego alargo los brazos hacia ella. A lo lejos, se oyo un trueno. Las cortinas se agitaron cuando entro una brusca corriente de aire fresco, pero Kat apenas lo noto. De improviso se encontro entre sabanas perfumadas con Mick.

Se dio cuenta de que el ya no sentia ansiedad. Mick tambien habia perdido todo interes en charlar. Beso a Kat en el estomago… y mas abajo, luego su lengua reclamo la de ella, para probar su dulzura. Se apoyo en un codo y le tomo con la mano un seno, le froto la punta hasta que se hincho.

Kat habia querido que el se sintiera tan deseado que se olvidara de temer que algo saliera mal. La luz de la lampara banaba de oro sus facciones firmes. Mick la besaba por todas partes, hasta que la joven grito de placer. Las manos del naviero eran magicas, su boca peligrosa.

?Oh, Dios, cuanto lo queria!

Fuera, un relampago ilumino el cielo. Un gigantesco retumbo hizo parpadear la luz de la lampara, antes de apagarse para sumergirlos en una oscuridad aterciopelada. Con la oscuridad llego la lluvia, pero a Mick no le importo. Kat se estaba entregando a el. Habia mostrado pasion por el antes, pero nunca esa necesidad en la que resultaban inseparables el amor y el deseo.

El le acaricio con infinita suavidad el centro mismo de su femineidad. Cuanto mas profunda era la caricia, mas apasionados se volvian los besos… Mick movio una mano buscando su pantalon.

– No -dijo Kat con vehemencia-. No lo necesitamos.

Le mordio el hombro con suavidad y luego le deslizo las manos a lo largo de las caderas.

– ?No te gustaria tener un hijo, Mick?

El la miro enternecido.

– Te quiero -susurro Kat.

Mick lo sabia.

Y luego Kat musito:

– Ven aqui.

Abrio los brazos, para acogerlo. Lo beso en la cara, la garganta, la boca. Le dio docenas de besos impacientes, mientras el se colocaba encima de ella. Mick le levanto las caderas y la hizo suya. Kat experimento la maravillosa sensacion de recibir en su propia carne una parte del hombre al que queria. Mick no se movio entonces, no se atrevia ni a respirar.

En la oscuridad vio como se elevaban las pestanas de Kat. Sus ojos brillantes se encontraron con los de el. Al mismo tiempo apreto los brazos y las piernas.

– No te atrevas a preguntarme si estoy disfrutando -murmuro.

Mick no tuvo que preguntarlo. Podia verlo. Podia sentirlo. La llevo en un viaje fantastico en el que hacian el amor arrastrados por el viento tempestuoso mientras la lluvia caia a raudales. Alcanzaron el extasis juntos. Mick le proporciono un placer que ella solo habia sonado… y ella hizo el amor con espontaneidad y naturalidad.

– ?Ya he vuelto!

– Ya lo veo -murmuro Mick con humor.

Kat habia estado acurrucada en sus brazos durante media hora. Conociendo a Kat como la conocia, Mick debio saber que esa placidez no duraria mucho. Ella se habia levantado de un salto con energia. La tormenta no habia cesado. Kat habia saltado de la cama para ir a cerrar las ventanas y luego habia bajado para buscar unas velas en la cocina.

Por fin volvio a estar donde el queria, tendida a su lado, con las piernas alrededor de el. Las velas parpadeantes iluminaban los ojos de la dichosa joven. Sus hombros eran provocativos. Su boca una curva atrevida. Eran los gestos, la actitud de una mujer que acaba de descubrir la plenitud del amor en todas sus facetas.

Mick nunca le habia visto tan feliz y exaltada. Tenia muchos planes para ella los siguientes sesenta anos.

– ?Te estoy cortando la circulacion?

– Solo cuando te retuerces -cosa que, se daba perfecta cuenta el, hacia Kat con deliberacion. Mick no podia dejar de sonreir. Aparto de la sien de su amante un mechon de pelo.

– Mick…

– ?Um?

– Soy increiblemente feliz.

– Solo crees serlo. No eres ni la mitad de feliz de lo que soy yo -le parecio que la frente de Kat necesitaba un beso-. Las chicas van a pensar que me casare contigo. En especial si las llamo a las seis de la manana para decirselo.

– Dios santo. ?Es esa una proposicion?

Mick nego con la cabeza.

– De ninguna manera. Esta noche quiza aparecera un duendecillo con camelias. Cenaremos, beberemos champana. Entonces, quiza, te pedire que te cases conmigo. No lo prometo. Tendras que preocuparte hasta entonces sobre si mis intenciones son honorables.

Kat movio las piernas de una manera que le hizo grunir de satisfaccion, y a ella sonreir. Ella tenia aviesas intenciones.

– Te gusto la idea de tener un hijo.

– ?Nuestro hijo? Si, amor mio.

– Sin duda sera una nina.

– Estoy preparado para eso. Las probabilidades ya estan en mi contra. Una hembra mas no podria hacer mi vida mas dificil.

– Mick… -Kat le aliso las cejas con los pulgares, pero de repente se puso seria-. Desde el momento en que entre en tu patio, has hecho mi vida terriblemente dificil. Tanto que no se lo que me habria sucedido… si no hubieras sido tu. Solo tu. ?Has estado alguna vez desesperado?

Mick murmuro con suavidad:

– Oh, querida, se que tu lo estabas.

– Pense que tenias un problema y que era irremediable. Me habia rendido.

Mick le paso las dos manos por el pelo y le sostuvo la cabeza. Sus miradas se encontraron. Ninguno trato de mirar a otra parte.

– Te rendiste, carino, porque nunca habias querido a nadie antes. No como es debido. Cuando se quiere de verdad la sinceridad se vuelve algo natural, y si uno se siente vulnerable no debe asustarse porque las dos personas estan dispuestas a ayudarse mutuamente. Ademas…

– ?Ademas?

– Tu no eras la unica que necesitaba ayuda -dijo el con suavidad-. Yo necesitaba saber, tanto como tu, que podia confiarte mis temores. Mis temores de hombre. Mis temores de amante.

Ella lo beso. Su beso era una recompensa por reconocer que habia tenido miedo. Queria convencerlo de que

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