El no pregunto nada, ni protesto; simplemente se levanto de la cama, se puso lo primero que encontro y la siguio. Deefer no se inmuto siquiera, habia sido un dia muy largo y dormia placidamente.

Holly no dijo ni palabra mientras salian de la casa. Tenia el corazon a punto de estallar, no podia hablar. Agarro de la mano a su marido y lo llevo hasta el viejo eucalipto, donde descansaba Adam.

Se detuvieron junto a la tumba. Andreas la observo detenidamente, luego se agacho para tocar la lapida. Recorrio las letras con el dedo. Habia luna llena y se leia perfectamente lo que estaba grabado en la piedra.

Adam Andreas Cavanagh. Su pequeno, al que habia querido con todo su corazon.

– Mi hijo -susurro por fin Andreas y su voz estaba empapada de dolor.

– Adam fue una bendicion -dijo Holly, arrodillandose a su lado-. Una preciosidad. Manana te ensenare unas fotos suyas. Era exacto a ti.

– Cuanto me habria gustado…

– No importa -le dijo y le tomo la cara entre las manos para besarlo. El dolor que habia sentido ella todos esos anos se reflejaba ahora en el rostro de Andreas, un dolor compartido-. Andreas… ?te acuerdas hace anos cuando hicimos el amor? ?Te acuerdas que tomamos precauciones?

– Pero es obvio que no funcionaron.

– Es cierto.

Debio de percibir algo en su voz porque volvio a mirarla con gesto desconcertado.

– ?Que… que intentas decirme?

– Ya demostramos una vez que somos una pareja muy ardiente -susurro-. Somos todo un desafio para los preservativos. Nosotros y nuestros hijos.

– Nuestros hijos.

– Perdimos a Adam -dijo mirando de nuevo a la tumba-. Pero siempre estara con nosotros. Y dentro de ocho meses…

– Estas embarazada -adivino por fin-. ?Estas embarazada!

Su reaccion no dejo lugar a dudas, la alegria inundo su rostro.

– ?Vamos a tener un hijo?

– No sabia como decirtelo. No estaba segura, asi que al hacer el pedido de la compra, encargue una prueba de embarazo.

– ?Entonces esta confirmado?

– Si -respondio con una sonrisa, y espero a que el la abrazara.

Pero no lo hizo. Fue como si fuera demasiada alegria que asimilar. Se volvio lentamente hacia la tumba y volvio a tocar la lapida con una ternura que hizo que a Holly se le llenaran los ojos de lagrimas.

– No estuve aqui cuando los dos me necesitasteis -comenzo a decir-. Pero prometo que estare siempre de hoy en adelante. Y tu, hijo mio, siempre seras parte de esta familia.

Holly ya no podia mas. Estaba llorando a todo llorar y no le importaba que las lagrimas le empaparan el rostro porque ya no lo consideraba un signo de debilidad. Tambien veia el brillo de las lagrimas en los ojos de Andreas.

«Somos un par de llorones,» penso.

Entonces Andreas sonrio y la tomo en sus brazos. No era ningun lloron, era su principe. Su hombre.

– Mi familia -susurro el-. Mi maravillosa esposa cautiva, que ya no esta cautiva, sino que me ha atrapado a mi con su amor. Para siempre.

La tumbo sobre el lecho de hojas de eucalipto y la beso de nuevo. Y luego, ya de vuelta en la casa, la amo durante toda la noche… y el resto de sus vidas.

Marion Lennox

***
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