Cathy? ?Habria sido un imbecil, un cobarde que se escondia tras el sentido de culpa? ?Tendria miedo de correr riesgos solo porque era un cobarde? ?Estaria dispuesto a perder a alguien tan maravilloso como Cathy solo porque tenia que correr un riesgo? No podia ser, ?o si? Porque si era cierto que se estaba ocultando solo por miedo, tendria que plantearselo y realizar algunas modificaciones en su forma de actuar. No podia seguir comportandose como un cobarde.

Cathy aparco frente a su casa de North Hollywood. Habian pasado ya dos semanas y aquel lugar seguia sin parecerle su hogar. Quizas nunca volveria a serlo.

Recogio la compra y entro. Al volver alli, se habia pasado cuatro dias limpiando a fondo la casa. Habia revisado la mayor parte de las cosas de su madre, una tarea que llevaba anos posponiendo. Despues habia confeccionado unas cortinas nuevas para la cocina, se habia comprado un edredon barato para la cama y una jardinera para la ventana del salon. A ella y a su bebe les gustaria ver crecer las flores cada dia. Despues, habia vuelto a su antiguo trabajo.

Entro en la cocina y empezo a colocar la compra. Tenia una sensacion extrana, como si se estuviera moviendo dentro del agua. El mundo parecia ser ahora en blanco y negro.

– Tiempo -se recordo mientras guardaba la leche en la nevera-. Necesito un poco mas de tiempo para sobreponerme. Despues, lo olvidare, y al final, volvere a sentirme como antes -una pausa y una sonrisa-. Bueno, casi.

No queria volver a su vida de antes. Era demasiado horrible. El destino le habia ofrecido una segunda oportunidad y no iba a desperdiciarla. Pero a veces era tan dificil…

Cuando termino de colocar las cosas, se sento a la pequena mesa de la cocina y saco el catalogo de la universidad. Era demasiado tarde para inscribirse oficialmente en el curso, pero la universidad tenia un programa especial para adultos que querian seguir las clases. Si habia suficiente espacio, no tenian mas que pagar una pequena cantidad y podian asistir a las clases. Ya habia elegido tres asignaturas a las que queria asistir. Empezaban aquella tarde. Por otro lado, tenia unos ahorrillos, un seguro de enfermedad decente y la casa estaba pagada. Mirandolo bien, era muy afortunada.

Solo le quedaba una cosa por hacer.

Miro el telefono. Ya llevaba demasiado tiempo posponiendolo, y no queria admitir la razon, ni siquiera ante si misma. No habia llamado a Stone para hablarle del bebe porque esperaba que fuese el quien se pusiera en contacto con ella.

– Que ilusiones mas tontas -dijo en voz alta. Pero era un sueno al que se habia aferrado con todas sus fuerzas. Cada noche, al llegar a casa esperaba encontrar parpadeando la luz de su contestador. Incluso habia llegado a pensar que la llamaria al servicio de contestador, pero habian pasado ya catorce dias y Stone no habia intentado ponerse en contacto con ella.

Inspiro profundamente.

– No hay momento como el presente -se recordo, y miro el reloj. Apenas eran las diez de la manana. Podia llamar a Stone y llegar perfectamente a su primera clase. Habia cambiado el turno y trabajaba por las tardes, de modo que podia asistir a clase tres dias por semana.

Marco el numero intentando ignorar el temblor de las manos y el nudo que sentia en el estomago. No tenia ni idea de que iba a decirle.

– Residencia Ward.

A pesar del miedo, sonrio.

– Hola, Ula. Soy Cathy.

– Ya era hora. Dijo que se mantendria en contacto y yo la crei.

– Tambien usted podria haberme llamado -protesto.

– Lo se, pero no queria recordarle esto si estaba intentando dejarlo atras.

Sabia que «esto» era Stone.

– Te agradezco la preocupacion.

– ?Como esta?

– Bien -Cathy la puso al dia-. Gracias por enviarme mis cosas. No tenia que hacerlo. Yo podria haberme ocupado.

– Queria ayudar, y eso era todo lo que podia hacer.

Charlaron unos minutos mas y despues Cathy reunio el valor suficiente para preguntar:

– Necesito hablar con Stone, Ula. ?Podria ponerme con el?

El ama de llaves guardo silencio un instante y Cathy empezo a preguntarse si no le habria dado instrucciones de que no queria hablar con ella.

– No puedo -contesto-. El senor Ward no esta.

Cathy se quedo mirando el auricular como si de pronto hubiese oido hablar en una lengua desconocida.

– ?Que quieres decir?

– Que se ha ido. Cathy, lo siento. No se que decir. Hace cinco dias, bajo con dos maletas. Me dijo que iba a marcharse y que cuidase de la casa mientras el estuviera fuera. Yo pense… -la voz le temblo-, yo pense que iba a ir a buscarla.

Cathy creyo que no iba a poder soportarlo. Stone no se habia molestado en ponerse en contacto con ella y ahora se habia marchado.

– ?No sabe donde esta? -pregunto inutilmente.

– No. No tengo la mas remota idea, se lo prometo. Este hombre en un absoluto… -hizo una pausa y suspiro-. No importa. Ojala pudiera ayudarla. Se lo que siente, y ha sido maravillosa con el. Podria haberle ayudado a recuperarse si el se lo hubiera permitido. Va a lamentar haberla perdido.

Ojala estuviera en lo cierto, pero en aquel momento, sus palabras no le sirvieron de consuelo. Los ojos se le llenaron de lagrimas. No le habia hablado a Stone del bebe y ahora se habia marchado.

– ?Puedo ayudar en algo? -pregunto Ula. Cathy nego con la cabeza, pero despues se dio cuenta de que no podia verla.

– No -balbucio-. Yo solo… tengo algo importante que decirle. Si sabe algo de el, ?podria decirle que me llame?

– Por supuesto. Lo siento mucho Cathy. Espero que no deje de llamar de vez en cuando.

– Lo intentare.

No podia ser mas sincera, porque en aquel momento dudaba de que fuese capaz de hablar con Ula o con cualquier otra persona.

– Tengo que irme. Cuidese.

Y colgo.

No supo cuanto tiempo estuvo sentada alli. Stone se habia marchado. No iba a ir a buscarla. No iba a llamar. Habia desaparecido de su vida. Nunca le habia importado.

Al final, apoyo los brazos en la mesa, bajo la cabeza y lloro hasta que ya no le quedaron lagrimas.

Cuando por fin se levanto, vio que eran las once y media. Tenia que marcharse si queria llegar a clase. Recogio el bolso y el catalogo, pero se detuvo. ?Que sentido tenia ir a clase? ?A quien queria enganar? ?La universidad, ella? Era demasiado mayor. Esperaba un nino. Tardaria demasiado.

– Olvidalo -se dijo en voz alta-. Ve a trabajar, vuelve a casa, espera a tu hijo. Eso es suficiente. No necesitas hacer nada mas. Fijate cuanto tiempo sobreviviste antes sin hacerlo.

Sin pensar, se acerco al armario de la cocina, lo abrio y arrugo la nariz. Pan integral, galletas bajas en calorias, sopa. Ni una sola galleta de verdad, ni una tableta de chocolate. Necesitaba chocolate, y lo necesitaba ya.

Tomo el bolso y salio. En la puerta, reparo en que habian traido el correo; saco los sobres e iba a lanzarlos sobre la mesita del recibidor cuando una caligrafia que le resultaba familiar llamo su atencion. Era la letra de Stone.

El corazon le dio un vuelco. Abrio el sobre. ?Que seria? ?Una nota? ?Un billete? ?Una explicacion?

Dinero. Un monton de billetes de cien dolares. Conto. Cinco mil. Habia una cuartilla doblada con una sola frase: «Recibiras la misma cantidad cada mes».

El bastardo ni siquiera se habia molestado en firmar con su nombre.

Cathy miro el dinero. Asi que esa era su forma de pensar en ella. Bien. Ahorraria el dinero para su hijo.

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