Quizas empezaria a guardar para cuando llegase el momento de ir a la universidad.

Miro a su alrededor como si de repente no recordase adonde iba. Ah, por chocolate. Fruncio el ceno. Eso no era lo que queria. No queria comer. Queria tener una vida. Y por Dios que iba a tenerla.

Catorce semanas mas tarde, Cathy aparcaba frente a su casa, sonriendo de oreja a oreja. Estaba cansada, pero era mas feliz de lo que lo habia sido desde hacia meses.

Lo habia conseguido. Acababa de hacer el ultimo examen final. Habia completado el primer semestre de universidad.

– ?No estas orgulloso de tu mama? -le pregunto al bebe, poniendose una mano en el vientre. Estaba embarazada de cinco meses, y el embarazo ya no era facil de ocultar. La verdad es que no le importaba. Sus companeros de clase no la habian discriminado por estar embarazada y ser soltera. Es mas, habian sido bastante amables con ella.

La verdad es que la universidad era dura. Le encantaba el mundo de las finanzas y toleraba en la economia, pero ?a quien podia interesarle ser contable?

Estaba agotada. Entre estudiar, los examenes e ir a trabajar cuando mas cansada estaba…

– Merece la pena -le dijo a su nino-. Tu tambien la mereceras.

Paro el motor y bajo del coche. Eran casi las nueve de la noche. Se habia unido a un grupo de estudiantes para ir a cenar tras los examenes finales a un restaurante italiano. Habia disfrutado mucho con la conversacion y las risas. No habia tenido mucho de ambas cosas en su vida.

Eddie, su jefe en el servicio de contestador, estaba tan orgulloso porque hubiese conseguido finalizar el primer semestre que le habia dado la noche libre, y la verdad es que se lo agradecia enormemente. Se iba a meter en la cama y pensaba dormir doce horas seguidas.

Al acercarse a la casa, una sombra se movio. La sorpresa fue demasiado grande para sentir miedo. La sombra volvio a moverse y se convirtio en un hombre. Entonces, supo.

Stone habia vuelto despues de tanto tiempo. No sabia que pensar, ni que decir. Habia seguido enviandole dinero todos los meses, dinero que habia ahorrado en su mayoria. Habia hablado con Ula en varias ocasiones pero no tenia noticias de el.

Se quedo alli de pie, en el camino de acceso a la casa, sin saber que sentia en realidad. No estaba furiosa, ni siquiera triste, aunque sentia rodar las lagrimas por las mejillas. A pesar de todo, no habia sido capaz de dejar de quererlo, y ese amor se movio en su interior, llenandola con un calor que no habia sentido desde hacia mucho tiempo. El mismo amor que habia experimentado antes, pero con una diferencia: que los ultimos cuatro meses le habian ensenado a ser fuerte. Habria sobrevivido sin el, y continuaria asi.

– Hola, Cathy.

Stone se acerco a ella. La noche estaba cuajada de estrellas, pero no habia luna, de modo que el momento fue igual que cuando se encontraron por primera vez en su casa.

– Stone… que sorpresa.

– ?Estas enfadada?

– Deberia estarlo, seguramente, pero no, no lo estoy -dio un paso hacia la casa-. Entremos para que me expliques por que estas aqui.

– ?Asi, tan tranquilamente?

– ?Que esperabas? ?Una escena?

– No. Supongo que me has olvidado por completo, y no te culpo. No merezco otra cosa.

– Es verdad, no la mereces, pero desgraciadamente no he olvidado. Eso si, he aprendido a vivir sin ti -una brisa fresca le hizo estremecerse-. Vamos, que hace frio.

Iba a llevarse una buena sorpresa cuando se quitase el abrigo, y esa idea le hizo sonreir. Dijera lo que dijese, seria capaz de enfrentarse a ello, tal y como venia haciendo con todo ultimamente.

Abrio la puerta y fue a encender la luz, pero el se lo impidio.

– No, por favor. Todavia no.

– Ya he visto tus cicatrices, ?recuerdas?

– Lo se, pero hazme ese favor.

Stone cerro la puerta a su espalda y ambos quedaron en la oscuridad.

– Te pediria que te sentases, pero temo que nos tropecemos con algo.

Inspiro profundamente e intento encontrar algo ingenioso que decir. Algo que le demostrase lo bien que le habia ido sin el. Pero entonces Stone rozo su mejilla, y Cathy se derritio.

– Te he echado de menos -dijo el en voz baja-. Cada dia. Cada hora. Fui un imbecil, y tu eres una mujer increible. Eres todo lo que siempre he deseado, pero me comporte como un estupido. No se si fue el orgullo, la culpa o que estaba tremendamente enfadado conmigo mismo. He tardado lo mio, pero al final he conseguido desprenderme del pasado, como tu me dijiste.

Cathy fue a hablar, pero se habia quedado muda. ?Estaba Stone diciendo lo que de verdad ella creia que estaba diciendo? No podia estar segura.

– Tenias razon -continuo-. En todo. Ula tambien la tenia. Me dijo que era un idiota.

– ?Ula te dijo que eras un idiota?

– Mas de una vez.

Cathy le sintio acercarse; sintio que ponia las manos en sus mejillas.

– Si decides no volverme a mirar, lo comprendere. Incluso si hay alguien mas, tambien. Pero si no es asi, ?estarias dispuesta a darme una oportunidad? Te quiero, Cathy. Creo que siempre te he querido, pero me daba miedo admitirlo. Lo de arreglar tu vida era solo una excusa para tenerte cerca de mi sin tener que aceptar la responsabilidad de lo que sentia. Te quiero. Por favor, vuelve a casa conmigo.

No podia creer lo que estaba ocurriendo.

– ?De verdad estas aqui? ?De verdad me estas diciendo todas esas cosas?

– Si. Todas. Te quiero, Cathy.

– Stone…

Cathy se echo en sus brazos y le beso, y sus cuerpos se apretaron en la oscuridad.

– Yo tambien te quiero -dijo-. No hay nadie mas. ?Como podria haberlo? Te di mi corazon, asi que no se lo puedo dar a nadie mas -se echo a reir-. Esto es increible.

– Entonces, ?volveras conmigo?

Cathy dudo.

– Te quiero, y deseo estar contigo, pero no puedo ser la amante de un hombre rico. Te vere cuando quieras, pero me voy a quedar aqui. He empezado en la universidad, y no quiero renunciar ahora.

Stone sonrio.

– Que mal lo he hecho, ?eh? No te estaba pidiendo simplemente que te vinieses a vivir conmigo, mi amor, sino que te cases conmigo.

– Ah… -?con Stone?-. Ah…

– ?Ah, si, o ah, no?

Las lagrimas volvieron a rebasar sus ojos, pero esta vez de felicidad.

– Si -dijo, y se le comio a besos-. Si, si, si.

– Y si estamos casados, viviremos en la misma casa, ?no?

– Claro.

– Creo que la universidad es una buena idea. Te ira bien.

– Ya me ha ido.

Stone se echo a reir.

Cathy le abrazo y su vientre rozo el de el.

– Stone, tengo algo que decirte.

– Yo tambien tengo algo que decirte.

– Primero yo.

– No, yo.

Y encendio la luz.

Cathy parpadeo varias veces ante el brillo de la luz y lo miro. Hacerlo la dejo sin respiracion. En su mejilla izquierda, unas lineas palidas ocupaban el lugar de las cicatrices y quemaduras.

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