Betina se dio la vuelta para irse, pero Jack la tomo del brazo.

– No puedes irte asi. Tiene que haber algo mas.

– ?Por que? Tu eres el que no quiere que haya mas. Meri no te importa. Es tan solo la hermana pequena de Hunter, ?no? Una molesta responsabilidad. Tu problema es que no sabias lo que tenias hasta que lo has perdido y ahora ella se ha ido para siempre. Adios, Jack.

La solto y dejo que se fuera, puesto que no habia nada mas que decir.

Se quedaria tranquilo aquellos dias. Le quedaban tres semanas y luego regresaria a Texas y se concentraria en el trabajo. Se mantendria ocupado y olvidaria. Se le daba bien olvidar.

Tres dias mas tarde, Jack se sentia al borde de la locura. La casa estaba vacia, demasiado vacia. El silencio le incomodaba. Incluso extranaba a los amigos de Meri. Echaba de menos los argumentos sobre la teoria de cuerdas y los papeles llenos de ecuaciones.

Echaba de menos la manera en que Meri animaba a todos a salir fuera y disfrutar de la vida, su voz, su risa, su forma de moverse. Extranaba su sentido del humor, su inteligencia y como su sonrisa podia iluminar toda una habitacion.

No era la adolescente que habia conocido anos atras, la joven que tanto lo habia intrigado a la vez que asustado. No solo porque era la hermana de Hunter, sino porque parecia esperar lo mejor de el y de todos los que formaban parte de su mundo.

Durante un tiempo, llego a creer que podria cumplir aquellas expectativas, pero entonces Hunter enfermo y supo que no debia detenerla.

La habia dejado marchar por un monton de razones que en aquel momento tenian sentido. No lo necesitaba. Tenia que madurar ella sola y era mejor que lo hiciera sin el. Ambos eran demasiado jovenes y sus sentimientos por Meri habian sido muy confusos. La habia cuidado manteniendo la distancia. Habia tomado el camino de los cobardes.

Nunca habia creido que volverian a verse. Pero se habian vuelto a encontrar. Meri habia querido seducirlo y el habia tratado de impedir que ocurriese por todo lo que le debia, tanto a ella como a Hunter.

Entro en el salon y se quedo mirando el mobiliario. Deseaba tirar las cosas, romperlas. Porque la vida no era facil ni comoda, sino dolorosa.

Justo cuando se daba la vuelta para irse, vio la funda de un DVD en el suelo, junto al sofa. A alguien se le habia caido o quiza lo hubieran dejado alli a proposito. ?Meri? ?Betina? ?Hunter?

Lo recogio y se quedo mirando la cubierta. Era negra y habia un papel con el nombre de su amigo Hunter.

Alguien se habia molestado en pasar a DVD las peliculas caseras de Hunter, penso mientras veia los retazos de los primeros dias en Harvard. Habia imagenes de todos los amigos de Hunter. Y de Meri. Ella siempre aparecia al fondo.

Ella habia sido la que les habia mostrado las instalaciones, los mejores sitios para comer pizza a las tres de la manana. Habia estado alli desde nina.

Habia imagenes de ellos jugando con la nieve y de fiestas junto a fogatas.

Se acomodo en el sofa y disfruto viendo la pelicula: vacaciones, acampadas… Siete chicos que se habian convertido en grandes amigos y que llevaban anos sin verse y sin hablarse.

La escena cambio a unas vacaciones que habian disfrutado en un barco. La camara mostraba a todos los amigos tumbados al sol despues de una larga noche de fiesta. De repente, Meri aparecio en cubierta y lo miro. El estaba con los ojos cerrados y no vio la expresion de su rostro. Una expresion que evidenciaba su amor por el.

Entonces sintio una extrana sensacion de dolor que se habia hecho familiar. De pronto se dio cuenta de que habia perdido algo que era precioso, algo que nunca podria reemplazar.

Saco su telefono movil y llamo a su oficina.

– No tengo nada -dijo Bobbi Sue a modo de saludo-. Si dejaras de llamarme, tendria mas posibilidades de dar con ella.

– Tiene que estar en algun sitio.

– ?Crees que no lo se? Devolvio el coche de alquiler en el aeropuerto de Los Angeles, pero no tomo ningun avion. Si esta en algun hotel, esta usando un nombre falso y pagando en metalico. Estoy comprobando si esta usando el nombre de alguna amiga. Me llevara tiempo.

No tenia tiempo. Tenia que encontrarla. Habia pasado cada minuto de los tres ultimos dias pensando que tenia que haber salido tras ella, pero si se iba, eso supondria echar a perder la donacion y Meri lo odiaria por eso.

– Sigue buscando -dijo y colgo.

Jack se puso de pie y paseo por el salon. Deseaba poder hacer la busqueda el mismo, pero estaba atrapado en aquella maldita casa. Atrapado entre los recuerdos, los fantasmas y lo que habia descubierto tres dias atras.

La amaba desde hacia mucho tiempo. En la universidad habia asumido que ella creceria y acabarian juntos. Aquella idea habia estado en su cabeza ya entonces, como si hubiera sabido que estaban hechos el uno para el otro. Entonces, Hunter habia muerto y eso lo habia cambiado todo.

Su telefono movil sono.

– ?La has encontrado?

– No la estoy buscando -respondio una voz familiar.

– ?Colin?

– Si. ?Estas buscando a Meri?

– Tengo a todos mis empleados en ello.

– No lo descubriras. Ademas, ?que importa?

– Importa mas que nada.

– Me gustaria creerte.

Colin sabia donde estaba. Meri se lo habria contado a Betina, y esta a Colin.

– Tengo que encontrarla -dijo Jack-. La quiero.

– ?Y si es demasiado tarde?

– Tratare de convencerla.

Hubo unos tensos segundos de silencio.

– Empiezo a creerte -dijo Colin-. Esta bien. Cuando acabe tu mes ahi, te dire donde esta.

– ?No! Tienes que decirmelo ahora.

– Lo siento. No. Tienes que quedarte. Hay mucho dinero en juego.

– Yo mismo pagare la diferencia.

– Es cierto, puedes hacerlo. Pero si te vas ahora, estropearas la esencia de lo que Hunter pretendia conseguir. ?Crees que a Meri le gustaria eso?

– ?Crees que es feliz pensando que no me preocupo por ella?

– Buen razonamiento, pero no voy a decirtelo. No hasta que acabe el tiempo.

La llamada se corto. Jack levanto la mesa de cafe y la lanzo contra la puerta de cristal, que se rompio en mil pedazos.

– ?Al infierno con todo! -grito, pero nadie contesto.

Capitulo Doce

Meri estaba pensando en hacerse con un perro, uno de esos pequenos con los que se podia viajar. Desde su habitacion del hotel Ritz-Carlton de Pasadena, podia ver el bonito jardin, con plantas y caminos donde la gente paseaba a sus perros varias veces al dia. Al menos, habria algo mas con vida en su habitacion.

Miro su reloj y suspiro. Su equipo no llegaria hasta dentro de media hora, asi que tenia aquel rato para matar el tiempo. Quiza fuera ella, pero le daba la impresion de que los ultimos dias se le hacian eternos. Las cosas que le gustaban no parecian animarla tanto como antes. Le costaba reir y dormir, ademas de mostrarse feliz por el

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