– No, no es verdad.

– No quiero pensarlo. Ahora mismo no.

Se suponia que no deberia haber ningun problema, penso el. Cuando se habia fijado la fecha de la operacion, Drew, el marido de Nicole, todavia estaba en sus vidas.

Wyatt penso en su hermanastro y tuvo ganas de pegarle un punetazo. Que idiota. Lo habia echado todo a perder. Habia traspasado el limite, y Nicole no iba a perdonarlo nunca. Wyatt no estaba seguro de poder hacerlo el tampoco.

Miro por el espejo retrovisor y vio a Claire en su coche, tras ellos. Aunque iba un poco rezagada, el veia que agarraba el volante con fuerza, y tenia una expresion decidida.

– Deberias mudarte con Amy y conmigo -dijo-. Es la solucion mas facil.

– No.

– Eres muy cabezota.

– Es parte de mi encanto.

En circunstancias normales, Jesse hubiera arrimado el hombro, pero eso no iba a suceder pronto.

– Si no quieres que te ayude yo, necesitaras a otra persona -le dijo-. Solo los dos primeros dias. Claire puede ir al supermercado y hacerte la comida.

– Ja. ?Es que te crees que la princesa del piano sabe cocinar?

– Puede pedir comida preparada.

– Yo tambien.

– Y cuidarte.

– ?Mencione un mono amaestrado? Seria mucho mas util. O un perro lazarillo.

– Es tu hermana.

Nicole volvio a fulminarlo con la mirada.

– Claire fue el comienzo de mi racha de mala suerte.

– Estas exagerando. Aprovechate de ella, eso te proporcionara algo de placer.

– Menos del que tu te imaginas.

Llegaron a casa. Despues de aparcar, Wyatt tomo a Nicole en brazos para llevarla dentro. Claire ya habia abierto la puerta, y los siguio al interior.

El subio las escaleras y entro al dormitorio de Nicole. Alguien, seguramente Claire, habia descorrido las cortinas. Cuando el dejo a Nicole sobre la cama, ella respiro hondo y sonrio.

– Gracias.

Se habia quedado palida. Wyatt sabia que debia de tener dolores fuertes.

– ?Cuando puedes tomar algo para el dolor?

– Hasta dentro de un rato no. Me pusieron una inyeccion en el hospital. Estare bien.

No tenia cara de estar bien.

La ayudo a quitarse la chaqueta y las zapatillas y a acostarse. Despues de taparla, se sento a su lado en la cama.

– Solo sera durante unos dias -le dijo-. Yo vendre por las noches, pero necesitas ayuda durante el dia.

Ella cerro los ojos.

– No sera tan malo -le dijo el.

– Te odio.

– ?Eso es un «si»?

Nicole suspiro.

– Si.

Wyatt se puso en pie. Claire estaba vacilando en la entrada de la habitacion. El paso por delante de ella y espero hasta que lo siguio al pasillo y despues al piso de abajo. Cuando estuvieron en la cocina, se volvio hacia ella.

– Has dicho que has venido aqui a cuidar de tu hermana -le dijo.

– Si. Obviamente. ?A que otra cosa iba a venir?

– Muy bien. Entonces, eso es lo que vas a hacer. Ayudar. Nicole tiene muchos dolores. Tendra que curarse, y tu trabajo es hacerle la vida mas facil. No se te vayas por ahi a visitar clubs, ni a salir con tus amigos. Tienes que estar aqui y ser responsable. Esto es un compromiso muy serio. Yo vendre a ver a Nicole todas las noches y te prometo que si lo estropeas, lo lamentaras.

Claire lo miro como si fuera un marciano.

– No se de que estas hablando.

– ?Es que no me he expresado con claridad?

– ?Piensas eso de mi, realmente? -Claire cabeceo-. No importa. Una parte de mi quiere preguntarte lo que Nicole te ha contado de mi, pero en realidad no quiero saberlo. ?Para que? Yo soy mala y ella es buena, y asi ha sido siempre.

Hizo una pausa y trago saliva. Wyatt tuvo la impresion de que estaba conteniendo las lagrimas. Se dijo que no era mas que una actuacion maestra; se nego a dejarse atrapar por la interpretacion.

Sin embargo, Claire no lloro. Respiro profundamente un par de veces y lo miro.

– Tu no me conoces. A pesar de lo que Nicole te haya contado, no sabes nada sobre mi. Yo podria decir lo mismo de ella, lo cual es triste. Somos hermanas, mellizas. Detesto que nos hayamos distanciado de esta manera. Detesto como son las cosas. Yo no…

Claire se quedo callada y apreto los labios.

– Lo siento. A ti esto no te importa.

El la observo sin decir nada.

Ella irguio los hombros y alzo la barbilla.

– He venido a ayudar. No tengo interes en ir a bares, nunca lo he tenido. No tengo amigos aqui en Seattle, asi que no te preocupes por las distracciones. Quiero cuidar a Nicole y recuperar mi relacion con ella, nada mas. Eso es lo que tengo que decir, tu puedes creerlo o no. Lo cierto es que no voy a ir a ninguna parte, al menos hasta que Nicole este bien.

Hablo con dignidad y calma, y estuvo a punto de convencerlo, pero Nicole siempre le habia dicho que Claire manipulaba a la gente con la misma facilidad con la que tocaba el piano.

Sin embargo, no le quedaba mas remedio que fiarse. No podia dejar el trabajo, y tenia que cuidar de su hija.

– Estare cerca. Vigilando.

– Juzgando. Es diferente.

El se encogio de hombros. No le importaba si la habia ofendido.

Se saco una tarjeta del bolsillo de la camisa.

– Ahi tienes mi numero de movil. Si hay algun problema, llamame.

– No habra ningun problema.

Wyatt le entrego la tarjeta en vez de dejarla en la encimera, y entonces se dio cuenta del error que habia cometido, en cuanto sus dedos se rozaron.

La descarga fue tan intensa y tan pura que Wyatt penso que la cocina iba a estallar. Solto un juramento en voz baja y fulmino a Claire con la mirada, culpandola de la inesperada quimica que habia entre ellos. Ella miro la tarjeta, y despues lo miro a el.

– Que raro ha sido -dijo.

Habia una confusion genuina en su voz, y sorpresa en sus ojos, como si ella lo hubiera sentido tambien pero no supiera lo que significaba.

«Si, claro», penso el. Estaba manipulandolo. Que siguiera asi, a el no le importaba. No le importaba nada como reaccionaba al tocarla. No iba a hacer nada respecto a aquellas sensaciones, no se dejaba controlar por sus hormonas. Era un hombre racional que pensaba con la cabeza, no cedia sin mas a los impulsos.

Sin embargo, cuando ella sonrio y dijo: «Gracias por cuidar de ella», poniendole una mano sobre el brazo, el quiso cenirla contra su cuerpo y besarla hasta que le pidiera clemencia. La imagen fue tan poderosa que se le quedo la boca seca y se le acelero el pulso. Humillante.

Salio de la cocina a zancadas, sin decir adios, jurandose que mantendria las distancias con Claire. Lo que menos necesitaba en su vida era otra mujer inutil que lo volviera loco y estropeara todo lo que tocaba.

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