– Tienes que confiar en mi -dijo ella-. Quiero que esto salga bien para ti.

Porque, por algun motivo, si funcionaba para el, quiza tambien funcionara para ella. Al menos, esa era la teoria.

Diez dias mas tarde, Jesse estuvo a punto de desmayarse al verlo entrar en el vestibulo del restaurante. Se levanto del banco en el que estaba sentada y lo senalo con el dedo.

– ?Quien eres?

Matt sonrio y se detuvo frente a ella.

– Tu me dijiste que ropa tenia que comprar. No deberias sorprenderte.

– Pero puesta es mejor de lo que recordaba -murmuro Jesse, indicandole que se diera la vuelta lentamente.

Era asombroso lo que se podia conseguir con un poco de tiempo y una tarjeta de credito. Matt habia cambiado de pies a cabeza. Se habia dado un buen corte de pelo, y se habia quitado los vaqueros demasiado cortos, las zapatillas deportivas y los calcetines blancos. En su lugar llevaba una camisa azul claro, unos pantalones de pinzas y unos mocasines de cuero.

Sin embargo, el mejor cambio de todos era que ya no llevaba gafas.

Su cara tenia unos rasgos muy masculinos, y una suave hendidura en la barbilla, cosa que ella no habia notado antes. Sus ojos eran mejores incluso de lo que habia pensado, y su boca… ?Siempre habia tenido aquella sonrisa burlona?

– Estas despampanante -le dijo, y sintio un cosquilleo por dentro-. Verdaderamente sexy. Vaya.

El se ruborizo.

– Tu tambien estas muy guapa.

Jesse descarto el cumplido con un gesto de la mano. Su aspecto no tenia importancia. Lo importante era el.

La maitre se acerco a ellos y los guio hacia una mesa.

– ?Te has dado cuenta? -pregunto Jesse en voz baja cuando se sentaron-. Se ha fijado en ti.

Matt se ruborizo otra vez.

– Eso es lo que tu crees.

– No, de verdad. Si yo me fuera en este momento, ella te abordaria.

Aquello le puso mas nervioso que contento.

– No vas a marcharte, ?verdad?

Ella se echo a reir.

– Quiza la proxima vez. Primero tendras que acostumbrarte a llamar la atencion, y despues podras empezar a disfrutarlo -dijo Jesse. Sin prestarle atencion a la carta, se inclino hacia el-. Bueno, y dime, ?como ha reaccionado la gente en el trabajo?

– Ahora es diferente.

– ?En que sentido?

– La gente me habla.

Jesse sonrio al saber que ya tenia resultados.

– ?Te refieres a las mujeres?

Matt sonrio.

– Si. Muchas de las secretarias han empezado a saludarme. Y hay una mujer del departamento financiero que me pidio que la ayudara a llevar unas cosas a su coche, pero no era mucho y ella podria haberlo hecho sola perfectamente.

– ?Y le pediste que saliera contigo?

– ?Como? No -dijo el, horrorizado-. No podia hacer algo asi. Era… bueno, ya sabes… mayor.

– ?Cuanto?

– Unos cinco o seis anos. No es posible que este interesada en mi.

– Oh, querido, tienes mucho que aprender sobre las mujeres. Eres alto, estas en buena forma y eres guapo. Tienes un buen trabajo, eres amable, divertido y listo. ?Como no ibas a interesarle?

El enrojecio.

– Yo no soy asi.

– Si, exactamente asi. Estaba ahi todo el tiempo, escondido detras del protector de bolsillo -dijo ella, y entorno los ojos-. Te dije que los tiraras todos. ?Lo has hecho?

El puso los ojos en blanco.

– Si, te he dicho que si.

– Esta bien.

El camarero se acerco y tomo nota de las bebidas que querian. Cuando se las sirvio, un poco mas tarde, Jesse dijo, mientras removia su te helado:

– Estas haciendo algunos cambios estupendos. ?Como te sientes al respecto?

– No vas a conseguir que hable de lo que siento. Es una incapacidad masculina.

– Buena respuesta.

– ?Me estas tomando el pelo?

– Tal vez un poco.

– Me aguantare.

Sin dejar de mirarla, Matt le pregunto:

– ?Cual es tu historia? Se que no eres asesora de estilo de vida. ?Quien eres, y que haces cuando no me estas obligando a ir al centro comercial?

– No hay mucho que contar -dijo Jesse-. Trabajo en una pasteleria, que es mia y de mi hermana mayor. Bueno, mi parte esta en fideicomiso hasta que cumpla veinticinco anos. No me gusta demasiado trabajar alli, pero porque no me llevo bien con Nicole, no por otra cosa.

– ?Y por que no os llevais bien?

– Bueno…, tengo otra hermana. Se llama Claire. Es una pianista famosa. Se marcho de gira por el mundo justo despues de que yo naciera, asi que no la conozco mucho. Cuando yo cumpli seis anos, mi madre se fue para estar con Claire y Nicole se quedo a mi cuidado. Mi padre no ayudaba nada. Yo era muy rebelde, segun dicen. Nicole piensa que soy una inutil, y yo creo que ella es una bruja. Por ejemplo, con lo de la pasteleria. Le he suplicado que me compre mi parte para poder marcharme, pero ella no quiere.

– ?Y que harias con el dinero?

– No lo se.

– Entonces quiza por eso no quiere dartelo.

Jesse sonrio.

– Si vas a ser razonable, no podemos tener esta conversacion.

– Lo siento.

– No pasa nada, pero ya esta bien de hablar de mi. Se que vives con tu madre. ?Y tu padre? ?Estan divorciados?

– No llegaron a casarse. Mi madre no habla de el para nada. Siempre hemos estado solos. Ella trabajaba mucho cuando yo era pequeno. Lo hizo todo por mi.

Una idea que posiblemente daba miedo, aunque Jesse decidio no juzgar hasta conocer todos los hechos.

– Parece muy buena.

– Lo es. No le molestaba que a mi me gustaran tanto los ordenadores. Nunca me presiono para que saliera, ni se preocupo porque yo no tuviera muchos amigos. Decia que yo creceria y me convertiria en quien debia ser, y que no debia preocuparme si las cosas no eran exactamente como yo queria en aquel momento.

– Bien dicho.

– Un dia, a los quince anos, me senti muy frustrado por un juego al que estaba jugando. Entre en su sistema, accedi al codigo y lo escribi de nuevo. Despues les lleve la version nueva. Me pagaron la licencia. Nuestra situacion economica mejoro mucho entonces.

Jesse se quedo asombrada.

– ?Conseguiste la licencia de un juego de ordenador cuando tenias quince anos?

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