Ahora, el recuerdo de sus ojos oscuros mirandola con un deseo inconfundible le aceleraba el pulso y la respiracion, lo cual era absurdo. No tenia ninguna razon para sentirse atraida por Reyhan. Apenas lo conocia. Ni siquiera estaba segura de que le gustase. Entonces, ?por que esperaba con impaciencia volver a verlo?

Reyhan se alejo del ala residencial del palacio y se dirigio hacia el ala administrativa. Caminaba deprisa, pero sus pensamientos seguian dejando atras a sus pasos.

No habia una parte de el que no ardiera de deseo por Emma. La necesitaba como necesitaba la amplia extension del desierto. Ella era una parte de el, y sin embargo estaba tan lejos de su alcance como las estrellas.

Si solo hubiera podido impedir que fuese a Bahania… Pero su padre habia insistido en conocer a la mujer a la que habia desposado y a la que habia abandonado. Las ordenes reales no podian ser ignoradas por mucho tiempo, y al final se le habian acabado las excusas y Emma estaba alli… obsesionandolo. La deseaba con una desesperacion inexorable, pero no podia tenerla. Ni antes ni ahora. Admitia que era la unica mujer de la Tierra que podia ponerlo de rodillas. A el, un principe. Un hombre de poder y accion. Si Emma supiera como se sentia realmente…

Se recordo a si mismo que no lo sabia, aunque tampoco la afectaria mucho si lo supiera. Habia dejado muy claros sus sentimientos seis anos atras, y nada hacia pensar que esos sentimientos hubieran cambiado.

Solo doce dias mas, se dijo. Podia superarlo, especialmente si la evitaba.

Llego al ala administrativa y le pidio a su ayudante que lo acompanara a su despacho. Una vez alli, saco su agenda y se dispuso a ocupar su tiempo todo lo que pudiera.

Emma se movia inquieta por la suite. Tal vez fuera la invitada de honor del rey, pero no sabia lo que eso le permitia y no le permitia hacer. La criada habia desparecido y no sabia a quien mas podia preguntar. Lo ultimo que queria era entrar por equivocacion en alguna habitacion prohibida y encontrarse con la punta de una espada afilada.

Miro el telefono y se pregunto que pasaria si lo utilizaba. ?Habria algun operador en el palacio? En las peliculas, siempre habia un operador en la Casa Blanca, y aquel palacio era el doble de grande. Era logico que se necesitara un operador.

Unos golpes en la puerta le evitaron tener que averiguarlo. Por un segundo el corazon le dio un vuelco de emocion. ?Reyhan? ?Habia acabado su reunion y habia decidido volver para hablar con ella?

?Habia…?

Abrio la puerta e intento no parecer decepcionada cuando vio a Cleo. La pequena rubia tenia un bebe en brazos.

– ?Me recuerdas? -Le pregunto Cleo-. Nos conocimos anoche.

– Pues claro -respondio Emma con una sonrisa-. Viniste a rescatarme.

Cleo le devolvio la sonrisa.

– Alguien tenia que hacerlo. Esos principes… – sacudieron la cabeza-. No se imaginan lo intimidatorios que pueden llegar a ser. Y, entre tu y yo, no podemos dejar que lo sepan.

Entro en la suite y sostuvo en alto a su hija.

– Esta es Calah. Voy a decir «?no es preciosa?», y necesito que estes de acuerdo conmigo. Lo se, lo se. Todas las madres creen que sus hijos son preciosos. Odio responder al mismo cliche, pero asi es.

Emma miro al bebe durmiente.

– Es preciosa, de verdad. Tu marido y tu vais a tener que defenderla con unas y dientes de sus pretendientes.

– Sospecho que bastara la mirada amenazadora de Sadik -dijo Cleo. Se sento en el sofa y le ofrecio a la nina-. ?Te gusta tenerlos en brazos o te hacen sentirte incomoda?

Emma se sento junto a ella y tomo a Calah en brazos.

– Me encanta abrazarlos. Soy enfermera y trabajo en maternidad, por lo que siempre estoy rodeada de recien nacidos. Es una especialidad maravillosa, pero de vez en cuando siento la necesidad de que me trasladen a la unidad de pediatria.

– Ah, entonces te gustan los ninos. ?Lo sabe Reyhan?

– No lo creo -respondio ella. Reyhan tal vez quisiera herederos, pero no con ella.

– Interesante… Bueno, cuentamelo todo sobre tu vida.

Emma mecio suavemente al bebe y aspiro su dulce fragancia.

– No hay mucho que contar. Soy enfermera, vivo en Dallas y ahora estoy aqui. Pero ?que me dices de ti? ?Como has acabado casada con un principe? Cleo puso los pies en alto y se recosto en el sofa.

– Bueno, ya te he dicho que soy de Spokane. Creci pobre y huerfana y acabe en una familia adoptiva. Fue genial, porque gracias a ello conoci a Zara, la hija de mi madre adoptiva. Nos hicimos muy buenas amigas, como hermanas. Anos despues de que su madre muriera, Zara rebusco en sus cosas y encontro unas cartas del rey de Bahania. Emma la miro boquiabierta.

– ?Me estas tomando el pelo?

– No. El rey la conocio cuando era bailarina, y se enamoro perdidamente de ella. Por lo visto, el suyo fue un gran amor, pero la madre de Zara sabia que no podria durar, asi que desaparecio sin decirle nada.

– Que triste.

– Si, muy triste. Ella podria haberlo intentado, al menos. En cualquier caso, Zara encontro las cartas y las dos nos presentamos aqui para comprobar si el rey era realmente su padre. Y lo era.

– Tuvo que ser un shock para ambos.

– Lo fue. En un abrir y cerrar de ojos se habia convertido en una princesa. Y ademas conocio a Rafe, que era americano ademas de jeque, y se caso con el. Pero eso es otra historia.

Emma se echo a reir.

– ?Y tu te quedaste con Zara y luego te casaste con el principe Sadik?

– No exactamente. El y yo… Bueno, fue una especie de combustion espontanea. Pero el era un principe y yo trabajaba en una copisteria. No estaba hecha para ser princesa, de modo que regrese a casa. Pero tuve que volver aqui para la boda de Zara y Rafe. Yo estaba embarazada y no queria que nadie lo supiera. Sin embargo, el rey lo descubrio y tambien Sadik, por lo que tuvimos que casarnos. Fue horrible, porque no admitio que me quisiera, pero al final entro en razon y ahora somos muy felices.

– Es una historia sorprendente -dijo Emma.

– Lo se -corroboro Cleo con una sonrisa. De pronto puso los ojos como platos-. Oh, debo advertirte que Zara y Sabrina estan embarazadas. Creo que hay algo extrano en el agua, asi que no se te ocurra beber nada que no este embotellado -miro a su hija-. A menos que quieras tener tu propio bebe.

Emma tenia demasiadas preocupaciones, aunque un bebe… Desecho el pensamiento de inmediato. No era el momento.

– No creo que sea el mejor momento para mi – dijo-. Ademas, para eso se necesita a un hombre.

– ?Es aqui donde debo recordarte que tienes un marido?

?Uno que habia dejado claro que ella no le gustaba en la cama?

– No, gracias.

– Lo entiendo -dijo Cleo, asintiendo-. Pero eso no significa que no vaya a pensar en ello. ?Como os conocisteis Reyhan y tu?

– Fue en la universidad. Yo era estudiante de primer ano. Tecnicamente era una adulta, pero no emocionalmente -se encogio de hombros-. Fui hija unica. Mis padres no quisieron tener mas hijos, e incluso yo llegue de sorpresa. Pero estaban tan entusiasmados conmigo que decidieron mantenerme a salvo de todos los peligros, y eso significo tenerme encerrada. Por suerte, al acabar el instituto pude convencerlos de que me dejaran ir a una residencia universitaria que estaba a cuatro mil kilometros de distancia.

– Pero Reyhan es mayor que tu -observo-. No pudisteis coincidir en ninguna clase.

– No nos conocimos en clase. Yo era muy timida e introvertida y jamas habria tenido el valor para hablarle a un hombre. Volvia a casa despues de salir de la biblioteca cuando un par de borrachos empezaron a abordarme. Ahora se que no querian hacerme dano, pero entonces era tan inexperta que no supe que hacer. Me invadio el panico y empece a suplicarles, lo que les parecio muy divertido. Muerta de miedo, eche a correr y entonces me choque con Reyhan. Mis libros salieron volando por los aires. Creo que me puse a gritar y se armo un escandalo.

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