Capitulo18

Dani entrego las llaves del coche al recepcionista y entro apresuradamente en el restaurante. Vio que Gary la esperaba junto a la ventana y se acerco a toda velocidad.

– Llego tarde -dijo a modo de saludo-. Lo siento. Es mi segundo dia en el restaurante y tengo que aprender muchas cosas. Pierdo la nocion del tiempo.

Gary sonrio y la sorprendio cuando le dio un beso en la mejilla.

– Hola. No estoy enfadado. Pareces contenta.

– Lo estoy. Me encanta mi trabajo. Se que es pronto y que todavia estoy en la fase divertida del proceso, pero me encanta. Me encanta el quipo, me encantan los clientes y adoro la comida. Es increible. Voy a tener que empezar a hacer ejercicio para no engordar.

Ella siguio hablando sin parar. En parte, por el entusiasmo, pero, sobre todo, por la impresion. El leve roce de los labios de Gary no habia sido nada del otro mundo, pero habia sido inesperado. Agradable, pero inesperado.

Hizo un esfuerzo para no llevarse la mano al punto donde su boca la habia tocado e intento no dilucidar lo que habia sentido. No habia sentido ningun chispazo ni excitacion, pero eso estaba bien, ?no? El sexo no lo era todo. Gary no la derretia, pero le gustaba.

– Creo que ya me he desahogado -Dani sonrio-. ?Que tal tu? ?Que tal tu dia?

– Bien -la llevo a un pequeno mostrador-. Tenemos una reserva.

Ella miro alrededor. Era uno de esos restaurantes de barrio con comida muy buena y repleto de clientes habituales. Olia muy bien y le gusto la mezcla de clientes. Habia familias, parejas, algunos grupos grandes y unas mujeres que se reian en una esquina.

– Esta muy bien -dijo ella-. Nunca habia estado aqui.

– La comida es excelente. El menu es variado y todo es bueno.

Siguieron al camarero hasta una mesa al fondo del restaurante.

– ?Como conociste este sitio? -pregunto ella.

Gary retiro una silla y se sento enfrente de ella.

– Trabajaba por aqui cerca.

Estaban en la parte antigua de Seattle y Dani fruncio el ceno al intentar situar un centro universitario. No habia ninguno. Era una zona residencial.

– ?Donde? -pregunto ella-. ?En un centro privado?

– No siempre he sido profesor… -contesto el vacilantemente.

– Ya, claro.

Entonces Dani recordo que no sabia gran cosa de su acompanante. Sabia que tenia una hermana, que era amable y que escuchaba muy bien. Se sintio dominada por el bochorno cuando noto que se sonrojaba.

– Soy un espanto -reconocio ella-. Soy despreciable y egocentrica.

– ?De que hablas?

– De mi. De mi comportamiento. ?Cuantas veces hemos tomado cafe juntos? ?Cuantas veces hemos hablado de mi vida, mis problemas, mi trabajo? Yo, yo, yo. Es horrible. ?Como es posible que quisieras salir a cenar conmigo?

– Porque me caes bien.

Evidentemente, si no le cayera bien no se lo habria propuesto. Ella dejo a un lado la carta y se inclino hacia delante.

– Te pido perdon por haber sido tan ruin y te prometo que esta noche esta dedicada a ti. Quiero saberlo todo. Puedes saltarte el nacimiento, es un poco desagradable como tema de conversacion durante una cena, pero empieza por tu primer recuerdo despues de nacer.

– No tienes que disculparte de nada -el sonrio-. Me gusta hablar de ti.

– A los hombres les gusta hablar de ellos mismos.

– Me siento mas comodo escuchando. Es una costumbre que tengo desde hace mucho tiempo.

Eso lo convertia casi en el novio perfecto. Era gracioso, inteligente y amable. Una persona recta de verdad.

– ?Por que no estas casado? -pregunto ella-. Hemos llegado a la conclusion de que no eres homosexual.

– Pero estoy pensando en poner al dia mi guardarropa -replico el con una sonrisa.

– En serio, Gary -rogo ella entre risas-. ?Tienes algun secreto?

Dani lo pregunto con desenfado, pero se quedo cortada cuando el no se rio ni bromeo.

– No es un secreto, pero si cierta informacion -contesto.

Ella comprendio que, fuera lo que fuese, no iba a gustarle nada y noto un nudo en el estomago.

– ?Estas casado? ?Has matado a un hombre? ?Te has cambiado de sexo? ?Tienes una enfermedad contagiosa y me quedan tres semanas de vida?

– No -contesto el con expresion amable-. No es nada de eso.

Una mujer de unos cuarenta anos se acerco a la mesa, se paro y lo miro con los ojos muy abiertos.

– ?Es usted el padre Halaran?

Dani se quedo petrificada. Su cabeza empezo a dar vueltas como un torbellino. ?«Padre Halaran»?

– Hola, Wendy -el asintio con la cabeza-. Ahora soy Gary. ?Te acuerdas?

– ?Ah, claro! -Wendy miro a Dani y volvio a mirar a Gary-. ?Que tal esta? Hace mucho que no lo veia.

– Hace un par de anos. Estoy bien.

– Me alegro. Me alegro de verlo, padre… Gary.

La mujer se marcho y Dani parpadeo varias veces para ordenar las ideas.

– Ya… -dijo ella como si no hubiera pasado nada, cuando queria gritar-. Ha sido interesante.

– Fui sacerdote.

– Eso me ha parecido.

– Bueno… -Gary sonrio-. Lo deje hace dos anos. Entonces empece a dar clases. Vivia a unas manzanas de aqui y me gustaba este restaurante. Seguramente, deberia haberte llevado a otro sitio.

?Acaso creia el que ese era el mayor problema que tenian?

– No. Este sitio me encanta. De verdad.

– ?Te pasa algo? -pregunto el.

– No lo se. Intento asimilar que fueras sacerdote.

– No eres catolica -replico el-. No deberia importarte gran cosa.

– Eso crees, pero me importa -dijo ella aunque no sabia el motivo.

Un sacerdote. El celibato, la Iglesia… Un buen punto de partida para una conversacion. ?Habria estado con una mujer desde entonces? Si no, ?querria estar con una? ?Queria ella pasar por eso?

– Di algo -le pidio el-. ?Que estas pensando?

– No me extrana que escuches tan bien.

– ?Va a suponer esto un inconveniente? -el tomo la carta y volvio a dejarla-. Queria decirtelo, Dani, pero no encontraba el momento adecuado. Tampoco voy a presentarme como «Gary, el ex sacerdote».

– Eso habria sido un poco aterrador -Dani sonrio.

Ella lo miro y se fijo en la amabilidad de sus ojos y en esa sonrisa que ya le era tan conocida. El le agradaba. Confiaba en el. Era un hombre bueno.

– Dejarlo tambien fue alegrador. Habia tenido una sola cita antes de meterme cura. Nunca habia tenido un empleo, no habia vivido solo… Todavia estoy adaptandome, pero me gusta. Me encuentro donde quiero estar. ?Satisfecha?

Dani abrio la boca para decirle que si, pero volvio a cerrarla. Todavia notaba el nudo en el estomago.

– Tengo la desagradable sensacion de que Dios esta mandandome un mensaje importante. Esta diciendome que en estos momentos no deberia estar con nadie -le explico ella-. Por una vez, voy a hacerle caso. Lo siento, Gary.

Dani agarro el bolso y se levanto. El tambien se levanto, pero no intento detenerla. La decepcion empanaba sus ojos claros.

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