– ?Desde cuando vive en el desierto? -pregunto ella, para cambiar de tema.

– Desde que termine la universidad.

– ?Y por que en el desierto?

– Cuando tenia diez anos, mis hermanos y yo pasamos un mes en el desierto. Es una tradicion, que los hijos del rey aprendan a vivir como nomadas. A mi siempre me habia agobiado la vida de palacio y sus normas. Para mi, estar en el desierto era como estar en casa. Volvi todos los veranos y estuve viviendo con distintas tribus. Un ano estuve en el pueblo y supe que esa seria mi casa.

– ?No sonaba con viajar a Paris y salir con modelos?

– He estado en Paris. Es una ciudad muy bonita, pero no esta hecha para mi.

– ?Y las modelos?

El no se molesto en contestar.

Hacia calor, pero no era un calor sofocante. Victoria se ajusto el sombrero y dio gracias de haberse puesto proteccion solar.

– ?Que hace en el pueblo? No me lo imagino vendiendo camellos.

– Estoy trabajando con las personas mayores y con los propietarios de los negocios para desarrollar una infraestructura economica mas estable. Hay mucho dinero en la zona, pero nadie lo utiliza de manera eficaz.

– Deje que lo adivine. Estudio Economicas.

– Si. ?Y tu? ?Como es que empezaste a trabajar para Nadim?

– El estaba en Dallas, pasando varias semanas. Su secretaria tuvo un problema de salud y tuvo que volver a El Deharia. Yo habia trabajado con ella y al parecer, le habia hablado bien de mi a Nadim, asi que me ofrecio el trabajo.

– ?Para ti fue amor a primera vista?

– Yo nunca he dicho que haya estado enamorada de el -contesto-. Hacia bien mi trabajo. Nunca tuve ninguna queja. Y, con respecto al resto, creo que los matrimonios de conveniencia todavia son una tradicion en esta parte del mundo. Yo solo estaba intentando organizar el mio.

– Para ser rica.

Kateb seguia sin entenderlo.

– No se trata de dinero.

– Eso dijiste tambien el otro dia.

No parecia creerla y eso la molesto.

– No lo entiende. No puede entenderlo. Crecio siendo un principe, rodeado de privilegios. Nunca le ha preocupado tener para comer. No sabe lo que es ver llorar a una madre porque no hay nada para la cena porque su marido se ha llevado todo el dinero. En una ocasion, se llevo hasta la television para venderla. Otra vez vendio el coche y mi madre tuvo que ir al trabajo andando durante un ano, hasta que ahorro el dinero necesario para comprar otro.

Tomo aire antes de continuar.

– Era pobre. Muy pobre. La ropa que llevaba puesta era la que nos daban en la iglesia. Era humillante, llegar a clase y oir las risas y los comentarios porque llevaba puesta la ropa de otra nina. No sabe lo que es tener que vivir de la caridad.

De pronto, tuvo la necesidad de ir mas deprisa, golpeo a su caballo y se alejo.

Kateb la observo. Iba en la direccion correcta, asi que no le preocupo que pudiese perderse.

Victoria se movia bien en la silla, aunque llevaba los hombros echados hacia delante, como si fuesen soportando una pesada carga.

?Le habria contado la verdad? No la conocia lo suficientemente bien como para confiar en su palabra, pero la verguenza que habia visto en sus ojos habia sido real, como el dolor de su voz. Si habia sido tan pobre como decia, era comprensible que le importase tanto la seguridad. Eso tambien explicaba su obsesion por la ropa y las rebajas.

La vio subir la colina y detener el caballo. Kateb llego a su lado.

– ?Es eso el pueblo? -pregunto ella sorprendida.

– Si.

– Veo que se le dan mal las definiciones.

* * *

Victoria se habia imaginado unas pocas tiendas, y un granero o tal vez un cobertizo. Lo que tenia delante era una ciudad rural, con calles, casas y campos.

– ?Hay agricultura?

– Si, hay varios rios subterraneos de los que se saca el agua. En el desierto, el agua es vida.

– ?Cuantas personas viven aqui?

– Varios miles.

– No es un pueblo.

– Ha crecido mucho.

Victoria vio una estructura de piedra que dominaba el paisaje.

– ?Que es eso? -pregunto, senalandola.

– El Palacio de Invierno.

– ?El palacio de quien?

– En el pasado, el rey de El Deharia pasaba aqui un par de meses al ano. Cuando dejo de hacerlo, el consejo de ancianos establecio un lider para el pueblo. Su nombramiento tiene una duracion de veinticinco anos.

Ella recordo haber oido hablar del tema, se suponia que Kateb era uno de los candidatos a ocupar ese puesto.

– Veinticinco anos es mucho tiempo. Supongo que el lider intentara no cometer errores.

– Si lo hace, hay modos de derrocarlo.

– Y siempre tiene que ser un hombre, ?verdad?

El volvio a dedicarle aquella devastadora sonrisa.

– Por supuesto. Somos progresistas, pero todavia no apoyamos la idea de tener a una mujer al mando.

– Que tipico -murmuro Victoria-. Asi que el lider se queda con el palacio y todo lo que va con el.

– Si. El anterior lider, Bahjat, murio hace un par de meses, asi que estan buscando uno nuevo. Bahjat me permitio que ocupase algunas habitaciones del palacio.

– Porque es el hijo del rey.

– En parte. Teniamos mucha relacion. Era como un abuelo para mi.

– Entonces, debe de echarlo de menos.

Kateb asintio y empezo a descender la montana.

El camino era mas sencillo de lo que parecia. Victoria dejo que el caballo escogiese su camino.

Tardaron casi una hora en llegar al valle. Pasaron delante de campos y granjas, y despues el camino se convirtio en una carretera pavimentada. Victoria no podia creer que el pueblo fuese tan grande, ni que pudiesen vivir tantas personas en el. Habia una interesante mezcla de cosas antiguas y nuevas. Molinos de agua situados cerca de generadores.

Las casas eran casi todas de piedra, con grandes ventanas y gruesos muros. Los porches proporcionaban sombra. Casi todas las casas tenian un jardin.

La gente saludaba a Kateb, y el les devolvia el saludo. Victoria sintio que la observaban y no supo que hacer.

La relativa calma del dia se desvanecio al acercarse al final del viaje. El aplazamiento que le habia otorgado Kateb estaba a punto de terminar. ?Que iba a pasar despues?

– ?Yo tambien estare en el palacio? -pregunto-. ?O en otro lugar?

– Tendras tus habitaciones en el palacio. Estaran separadas de las mias.

Eso era positivo. Poder tener su propio espacio.

– ?Hay ducha?

El la miro, parecia divertido.

– Una ducha con la que hasta tu le sentiras satisfecha.

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