puesto a buscar otros clientes y habia dejado a la nina al cuidado de su madre. O eso era lo que el creia.

Sophia habia visitado todos los dias a su hija, preocupandose por ella y queriendola. Siempre habia querido estar con ella, pero aquello no era posible. Queria que su nina tuviera una vida mejor que la suya. Una oportunidad. En America cuidarian y educarian a Natasha. Tendria comida y una casa y nadie esperaria de ella que se ganara la vida por si misma desde los doce anos.

Sophia miro a su alrededor. Cuando estuvo segura de que nadie la estaba vigilando, se dirigio hacia la calle principal y hacia el mercado, que estaba a dos manzanas de su casa.

Habia hecho lo correcto, se dijo. Kosanisky no sabia que Natasha estaba en el orfanato, lo cual significaba que la nina estaba a salvo. Los americanos ricos que el habia encontrado, tan ansiosos por comprar un nino, tendrian que conformarse con el bebe de otra. Natasha se iba a ir con Liz Duncan. La senora americana seria muy buena con ella. Sophia las habia visto juntas y habia visto el amor en los ojos de Liz. Si, el hecho de darle a su hija le rompia el corazon, pero era lo mejor…

– ?Alli!

Oyo aquella unica palabra y al instante, se puso alerta. Incluso mientras se volvia a mirar hacia el lugar del que provenia la voz, echo a correr.

Habia dos hombres. Los dos eran grandes, tenian un aspecto amenazado y corrian tras ella. Sophia intento distraerlos, pero no pudo. La atraparon y la arrastraron hacia una furgoneta blanca. Ella grito pidiendo ayuda, pero nadie se detuvo. Solo unas cuantas personas se volvieron a mirar. Nadie queria involucrarse.

La puerta se cerro tras ella y la furgoneta se perdio entre el trafico.

Sophia se quedo tumbada en el lugar donde la habian tirado. Estaba aterrorizada y temblaba. ?Que podria decirles para evitar que la mataran?

Uno de los hombres se puso al volante y el otro se sento en el asiento del fondo. Al mirar a su alrededor, Sophia se dio cuenta de que Kosanisky estaba sentado en el suelo de la furgoneta, frente a ella.

– ?Acaso creias que no me enteraria de lo del orfanato? -le pregunto tranquilamente, mientras sacaba un cigarrillo, lo encendia e inhalaba profundamente.

Sophia trago saliva.

– Nunca me habias dicho nada -dijo ella.

El se encogio de hombros.

– ?Que me importa a mi donde tengas a la cria con tal de que este lista cuando yo diga? Pero no lo esta, ?verdad? Se la has dado a una americana.

Sophia tuvo panico. ?Sabian lo de Liz? ?Como era posible?

Kosanisky se rio.

– Me has subestimado, Sophia y eso es muy peligroso. ?Cuantas veces tengo que decirte que yo lo se todo? Esta es mi ciudad. Soy su propietario, igual que soy tu propietario.

El panico se convirtio en terror. Era cierto que era su dueno. Lo habia sido durante anos. Sophia tenia que obedecerlo si no queria terminar en el fondo del rio.

– A Natasha la van a adoptar -dijo en tono desafiante, sin estar segura de como habia reunido el valor de hacerlo-. No dejare que la vendas. A mi hija no.

El le lanzo una mirada de desprecio.

– Eres una prostituta, Sophia. A nadie le importan las prostitutas.

Ella no acuso el golpe. Habia oido cosas mucho peores. Ademas, lo que decia era cierto. Asi era como ella se ganaba la vida. ?Que otra cosa podia hacer?

Kosanisky le hizo un gesto al hombre que se habia sentado junto a la puerta y el tipo agarro a Sophia por los brazos. Ella comenzo a retorcerse mientras Kosanisky se acercaba. Le dio una profunda calada al cigarro y se lo acerco al brazo.

– Vas a traerme a esa nina -le dijo.

– No.

El le apreto el cigarrillo contra la piel. Ella grito e intento apartarse, pero el hombre la apreto con fuerza los brazos.

Sophia lucho por mantenerse alerta, por no rendirse al dolor. Mientras Kosanisky le acercaba el cigarrillo a la mejilla, ella echo la pierna hacia atras y despues le dio una patada en la entrepierna con tanta fuerza como pudo. El dio un grito y cayo hacia delante.

Asombrado, el hombre que la estaba sujetando la solto y se inclino sobre su jefe. Sophia se escabullo, consiguio abrir la puerta trasera de la furgoneta y se tiro a la calle.

Se dio un fuerte golpe contra la carretera y los demas coches pitaron a su alrededor. Un taxi estuvo a punto de atropellada y ella sintio que tenia los huesos rotos. Sin embargo, se obligo a ponerse en pie, pese al dolor de la caida y de la quemadura. La camioneta se dio la vuelta para seguirla. Sophia miro a su alrededor y vio las brillantes cupulas de la catedral de San Basilio. Era el lugar perfecto para perderse entre la muchedumbre de turistas.

Cojeo hacia un grupo grande de personas que seguian a un guia, con la esperanza de no estar sangrando demasiado.

David entro a la oficina principal del orfanato y se encontro a Maggie hablando con el director.

– ?Que ocurre? -le pregunto ella al verlo.

– Quiza nada. No estoy seguro.

Entonces, David le explico lo que le habia ocurrido a Liz. El director, un hombre de baja estatura y calvo, puso mala cara.

– ?Y por que iba a querer alguien a uno de nuestros huerfanos?

Aquella pregunta sorprendio a David.

– Usted debe de saber que hay un mercado negro de ninos en la ciudad.

El hombre desestimo aquel comentario agitando la mano.

– Hay rumores, pero yo no los creo -dijo y tomo un expediente-. Si me disculpan, tengo que ir a hablar con una de las enfermeras.

– Supongo que negarlo le permite conciliar el sueno -dijo David, mientras tomaba nota de que tenia que investigar a aquel hombre.

Maggie arqueo las cejas.

– Seguramente. ?Por que ni siquiera esta un poco alarmado? -Maggie fruncio el ceno-. Oh, no. No me digas que es sospechoso.

– Hasta el momento no lo habia sido.

– Por primera vez en mi vida voy a rezar porque uno de los hombres con los que trabajo sea un ingenuo o un idiota. Hemos tenido una gran relacion con este orfanato. No querria que eso se desmoronara.

– No saques conclusiones apresuradas. Solo porque no quiera oir nada sobre el mercado negro no tiene por que estar involucrado. El director no esta en ninguna de las listas.

– ?Tienes listas?

David se encogio de hombros.

– Es parte de mi trabajo.

– No quiero saber lo que haces -dijo ella y se acerco a un archivador que habia contra la pared-. ?Que crees que ha ocurrido esta tarde con Liz y Natasha?

– No lo se. O Liz entendio mal lo que estaba ocurriendo, o es cierto que alguien intento llevarse a la nina.

Maggie abrio un cajon y comenzo a buscar entre las carpetas.

– Quiza haya algo en el expediente de Natasha que pueda darnos una pista. No creo que sepamos nada de sus padres, porque fue un caso de abandono claro. La dejaron aqui a los pocos dias de su nacimiento. Ocurre a menudo.

– Si la dejaron aqui sin mas, ?como puede ser adoptada? No hay ningun papel.

Maggie cerro el cajon y abrio el segundo.

– Tu ya llevas el tiempo suficiente en Rusia como para saber que siempre hay papeles. Despues de unos dias, se rellenan formularios en los tribunales. Es algo comun. El orfanato quiere dar en adopcion todos los ninos que pueda. Y los que mas facilmente encuentran un hogar son los bebes.

– ?De donde vienen?

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