– No has cambiado las normas -le dijo Dakota-. Ella si. Pero eso no significa que no hayas sido un idiota. Si no estas dispuesto a arriesgar tu corazon por alguien como ella, eres un cobarde y un estupido. Si no puedes ver que ya estas enamorado de ella, es que eres tonto.

?Menos mal que se suponia que estaba de su lado!

– Dime lo que piensas.

Ella le dio una palmadita en el brazo.

– Lo solucionaras. Tengo fe.

A Raul le gustaba su teoria, pero ella no lo sabia todo, no comprendia el pasado contra el que estaba luchando.

– ?De verdad ese hombre te ha preguntado si estabas atontado durante aquella jugada?

– Han sido sus palabras exactas.

Ella se rio.

– Quiero decir que debe de ser agradable ver que la gente te habla como si fueras uno mas, y no una celebridad de los deportes, pero ahora mismo creo que te habria gustado un poco de respeto.

– No me habria venido mal. ?Quieres quedarte un rato conmigo y protegerme?

– La verdad es que no. Estaras bien. Animate. Ellos tambien son personas.

– ?Te pagan por el cliche?

Ella sonrio y se marcho.

Una vez solo, penso en lo que le habia dicho. En que era estupido por no arriesgar su corazon por alguien como Pia.

Por mucho que queria darle a Pia todo lo que ella quisiera, no tenia dentro un interruptor que pudiera encender o apagar a su antojo. No estaba dispuesto a volver a arriesgarse. Punto. Y no habia nada que nadie pudiera decir o hacer para hacerle cambiar de opinion. Si eso significaba perderla de manera permanente, que asi fuera.

Se giro para volver al carnaval y se encontro a Peter dirigiendose hacia el seguido por un hombre bajo y regordete.

– ?Hola! Mira. Me han quitado la escayola. Y tienes razon, ahora mi brazo parece muy raro. Esta muy huesudo. Pero la doctora dice que estoy muy bien.

– Me alegra oir eso -dijo Raul y extendio el puno para hacer su elaborado saludo, el mismo que se habian inventado Pia y el nino.

Eso era lo malo de vivir en un pueblo; que no habia donde escapar.

– Mi padrastro quiere conocerte -dijo Peter cuando terminaron-. Espero que no te importe.

– Claro que no.

Raul se acerco y le estrecho la mano al hombre. Don Folio lo miro bajo unas oscuras y pobladas cejas.

– Ha pasado mucho tiempo con Peter.

– Es un gran chico. Es muy especial.

Habia algo en ese hombre que a Raul no le gustaba nada.

– Agradecemos que se ocupara de el cuando estuvimos fuera del pueblo.

– No fue nada -Raul sonrio a Peter, que le devolvio una sonrisa.

Don se saco un dolar del bolsillo y se lo dio a Peter.

– Raul y yo tenemos que hablar, hijo. Ve a jugar o algo.

Peter vacilo y asintio antes de salir corriendo a la maquina de juegos. Don miro a Raul.

– Veo que tiene debilidad por el chico.

– Claro. Me gusta pasar tiempo con el.

Don enarco las cejas.

– ?Cuanto le gusta?

Raul sintio cierta alarma ante la naturaleza de la respuesta, pero prefirio esperar a ver adonde queria llegar Don.

– Si pudiera pasar mas tiempo con Peter, seria -dijo lentamente.

Don asintio energicamente.

– Soy hombre de mundo y entiendo estas cosas, pero el sistema de cuidados tutelares tiene ciertas reglas.

Raul ignoro la oleada de furia que surgio en su interior, pero mantuvo una expresion neutral.

– Creo que hay opciones. Quieres al nino y a mi no me importa, pero va a costarte dinero.

Por el rabillo del ojo, Raul vio a la senorita Miller acercandose y como si nada, con naturalidad, dio un paso a la derecha para bloquearle el camino.

– ?Dice que puedo tener a Peter a cambio de un precio? -pregunto lo suficientemente alto como para que la otra mujer lo oyera.

Ella se quedo paralizada y palida. El se arriesgo a lanzarle una unica mirada y ella asintio, como diciendole que se quedaria atras, escuchandolo todo.

– Claro. No me importa lo que haga con el.

– ?Tiene algun precio en mente?

– Cincuenta mil. En metalico y no tengo interes en bajar el precio. Es una oferta unica. Si no lo quieres puedo encontrar a alguien que lo quiera.

Raul fingio considerar la oferta.

– ?Tiene algun modo de hacer esto sin que sospechen los servicios sociales?

– Claro. Ire a ver a la senora Dawson y le dire que Peter seria mas feliz con usted. Ya lo ha tenido antes y el no ha contado lo que sucedio. El chico sabe guardar un secreto, supongo. Lo mio no son los chicos, pero soy un tipo bastante comprensivo y abierto de mente.

Raul no queria mas que destrozarle la cara de un punetazo, eso le daria un gran placer.

No entendia como ese hombre habia tenido la tutela de Peter, pero eso acabaria ya.

Don le entrego una tarjeta de visita.

– Mi movil esta por detras. Tiene veinticuatro horas.

Raul asintio y el otro hombre se marcho. Al instante, la senorita Miller corrio hacia el.

– Es asqueroso.

Raul cerro los punos.

– Hay que detenerlo.

Ella saco el movil y busco en la agenda.

– Voy a llamar a la senora Dawson ahora mismo.

La trabajadora social llego en menos de treinta minutos y menos de diez minutos despues, la jefa de policia Barns estaba amenazando a un Don Folio demasiado nervioso. Raul no creia que pudieran achacarle muchos cargos ya que no se habia realizado una entrega de dinero, pero jamas permitirian que volviera a cuidar de un nino. Por lo menos, eso era algo.

Peter llego corriendo hacia el.

– Me he enterado -dijo el chico sonriendo y sin aliento-. Ya no voy a estar mas con ellos. Vas a quedarte conmigo.

Raul se quedo mirando al chico y despues alzo las manos.

– Peter, creo que lo has malinterpretado. Estaras a salvo y alejado de los Folio y encontraran otra familia para ti.

La expresion de Peter se congelo. La felicidad se desvanecio de sus ojos y en ellos aparecieron lagrimas. Se quedo palido y le temblaba la boca.

– Pero quiero ir contigo. Ya he estado contigo antes amigo mio.

Raul intento ignorar la sensacion de recibir una patada en el estomago.

– Somos amigos. Seguiremos siendo amigos y te vere en el colegio, pero no soy un padre adoptivo.

– Lo fuiste -insistio el con un sollozo-. Cuidaste de mi.

La senora Dawson corrio hacia ellos.

– Peter, tenemos que irnos.

Peter se abalanzo sobre Raul. Por un segundo, penso que el nino iba a pegarlo, pero en lugar de eso lo abrazo y se aferro a el como si no quisiera soltarse jamas.

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