– Preferiria ser James Bond.

– No eres ingles.

– Puedo trabajar el acento.

Julie se inclino hacia el y pregunto:

– ?Son los artilugios o las mujeres los que hacen ajames Bond tan atractivo?

– Ambas cosas.

– Estas siendo sincero.

– Pareces sorprendida.

Lo estaba.

– Puedo amoldarme-dijo ella-. De acuerdo, James-barra-Todd, lo unico que se de ti es que vistes como un hombre de negocios y adoras a tu tia Ruth. Bueno, y todo el asunto del numero detras de tu nombre, aunque probablemente no deberiamos entrar en eso.

– ?Que tiene de malo el numero detras de mi nombre?

– Nada. Es adorable. Yo siempre tengo que dejar en blanco esa casilla cuando me registro en paginas de Internet, pero tu te paras y escribes un enorme tres en numeros romanos.

– En realidad el tres no es tan grande. Es del mismo tamano que los otros numeros, o que las otras letras, para que nos entendamos. Desea ser grande, claro, pero las fantasias no satisfechas son la realidad de la vida. El tres tiene que acostumbrarse a eso.

Encantador. Aquel hombre era encantador.

El camarero aparecio con las bebidas. Cuando se hubo marchado, Todd levanto su vaso.

– Por el placer inesperado de encontrar a una mujer hermosa, divertida y lista -dijo.

– Gracias -dijo ella, chocando suavemente su vaso.

Mientras brindaban, sus dedos se rozaron. No fue nada, solo un leve contacto. Pero Julie fue plenamente consciente de ello. Su hermana Willow le diria que se trataba del universo dandole un mensaje que ella debia escuchar. Su hermana Marina querria saber si Todd era el «definitivo».

– ?Y a que te dedicas? -pregunto ella.

– Escribo en el cielo -contesto el, dejando su vaso-. Ya sabes, esos horribles mensajes que la gente deja en las nubes. «Barney ama a Cathy». O: «John, compra leche».

Julie dio un sorbo a su vaso y espero.

– Soy socio en una empresa de inversiones de riesgo. Compramos pequenos negocios, les damos dinero y los reformamos hasta que son grandes empresas; entonces se las vendemos a alguien y ganamos mucho dinero. Es asqueroso. Deberia estar avergonzado.

Ella se rio.

– Hubiera pensado que llevarias la empresa familiar.

– Hay una junta profesional que se ocupa de eso. Prefiero construir mi propio negocio antes de que me lo regalen.

– Suena despiadado -bromeo Julie.

– Puedo serlo. Mucho. La gente tiende a subestimarme por el numero despues de mi nombre. Dan por hecho que no sirvo para nada. Pero no es asi.

Ella lo creia. Era divertido, poderoso, y daba gusto mirarlo. Sobre todo en ese momento, cuando la miraba tan intensamente. Julie sentia que tenia toda su atencion; cosa que era excitante y, al tiempo, daba miedo.

– Claro que a ti tambien te subestiman -anadio el.

– ?Y como sabes eso?

– Porque yo te habia subestimado. Cuando dijiste que trabajabas internacionalmente, di por hecho que tendria que ver con los derechos humanos.

– Es muy tipico de los hombres -dijo ella-. Dar por hecho que las mujeres se dejan llevar por las emociones en vez de por los negocios.

– A ti te pasara mucho.

– Si, pero no me importa. Lo utilizo. Mi carrera es importante para mi. Los primeros anos en un bufete importante pueden ser duros. Yo quiero ascender, pero me educaron para hacer lo correcto. Asi que me aprovechare del hecho de que me subestimen.

– Que despiadada.

– Yo no diria tanto.

Sus miradas se encontraron. Hasta ese momento, Julie habia estado disfrutando de su bebida y de la compania, pero de pronto sintio la tension a su alrededor. Noto como el vello de la nuca se le erizaba. Habia pensado que Todd seria un remilgado, y el habia pensado que ella seria una idiota. En vez de eso, se encontraba a si misma reconsiderando sus planes de no involucrarse con nadie hasta no haber terminado su segundo ano en la empresa. Aunque no tenia mucho tiempo libre, con el incentivo adecuado, podria hacer una excepcion.

Le gustaba el hecho de que fuera listo y cinico y, aun asi, prestara atencion a lo que su tia Ruth tuviera que decir. Le gustaba su sonrisa y el interes que brillaba en sus ojos.

Por primera vez en mucho tiempo, sintio calor entre sus muslos. Era bueno saber que esa parte de su cuerpo no estaba completamente muerta.

– Hablame de las mujeres de tu vida -dijo ella.

– No he traido fotos.

– No importa. Con que me hagas un breve resumen es suficiente. Esta vez pasare de los curriculum.

– Eres muy generosa -dijo el, dejando su vaso-. Pues estan las gemelas…

Julie sonrio.

– No te acuestas con gemelas y yo no me asusto facilmente.

– De acuerdo. No hay nadie serio en este momento -Todd fruncio el ceno-. Mejor dicho, no hay nadie en este momento. Tuve una ruptura dificil el ano pasado. Nada de ex mujeres ni ex prometidas. ?Y tu?

– Un ex prometido de mi ultimo ano en la universidad. Ahora no hay nadie.

– ?Que ocurrio?

Tal vez Julie no estuviese en el mercado de citas, pero sabia cuando evitar un tema. No tenia sentido entrar a contar su triste historia.

– Las cosas no salieron bien.

El camarero aparecio para preguntarles si tenian alguna pregunta sobre la carta.

– Dado que eso habria requerido que las mirasemos -dijo Todd con una sonrisa-, todavia no. Pero lo haremos ahora mismo.

Julie espero a que estuvieran solos y dijo:

– ?Por que molestarse con la carta? Vas a pedir filete poco hecho y ensalada. No porque quieras, sino porque, si no comes verduras, la gente pensara que no te educaron correctamente.

Todd arqueo la ceja y dijo:

– Tu quieres filete, pero esta todo ese asunto de que las mujeres no comen en las citas, asi que pediras pescado, que no te gusta realmente -Todd agarro su vaso-. Lo retiro. Si te gusta el pescado, pero solo con cerveza, frito y con patatas fritas.

– Me gusta el atun -dijo ella.

– Algo de una lata no cuenta.

– De acuerdo -dijo Julie, riendose-. Tu ganas. Pedire el pescado e incluso me lo comere, pero no puedes decirselo a nadie.

– Me parece justo. Y yo pedire la maldita ensalada -se inclino hacia ella, mirandola fijamente-. Esperaba aburrirme.

– Yo tambien. Tambien pense que me sentiria moral e intelectualmente superior.

– Me gusta la superioridad moral.

– ?Pero no puedo ser mas lista?

– Soy un tipo muy listo.

Julie estiro el brazo, pero, antes de que pudiera levantar su vaso, el le agarro la mano. Sus dedos eran calidos y fuertes mientras le frotaba los nudillos. Ella se sintio mareada y muy femenina, una combinacion inusual para ella. Normalmente se mostraba decidida e intimidante.

– Tengo una pregunta tecnica -dijo el mientras giraba la mano para acariciarle la palma con el pulgar-. Se

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