– No puedo -dijo ella-. Tampoco lo entiendo. Tal vez haya que ser vegetariano para entenderlo, no se. Durante un tiempo pense que los comics de Willow no eran divertidos. Pero cada vez esta en mas revistas, asi que debo de ser yo. Bueno, y Marina, y mi madre.

– Y yo -dijo el.

Julie le dirigio una sonrisa y el se la devolvio.

Sus hermanas regresaron.

– Limonada de mango -dijo Willow, entregandole un vaso.

Marina puso un plato de galletas sobre la mesa.

?Limonada de mango? Dio un sorbo. No estaba del todo malo.

Marina y Willow volvieron a sentarse.

– ?Has estado casado alguna vez? -pregunto Marina.

– No.

– ?Prometido? -pregunto Marina.

– No.

– ?Algun hijo, aparte del que vas a tener con Julie? Y, por favor, no digas «no que yo sepa». Eso hace que los hombres parezcan estupidos.

– No hay mas hijos.

Habia comenzado el interrogatorio. Le preguntaron por todo, desde la relacion con su madre hasta su situacion economica, pasando por saber si pagaba sus impuestos a tiempo o no. Julie se quedo sentada en silencio, observando como si estuviera juzgando sus respuestas.

Le parecia bien. No tenia nada que ocultar. Asi que contesto a las preguntas sin dudar, hasta que Willow dijo:

– ?Como pudiste ser tan rastrero como para mentir sobre quien eras con el proposito expreso de hacer dano a esa persona?

Penso en decir que no pensaba que pudiera hacerle dano a Julie, pero no le sono bien. Decir que la consideraba incapaz de sentir nada no era apropiado tampoco. Podia explicar el dano que habia experimentado en el pasado y sus ganas de vengarse. Solo que Julie no habia sido la que le hiciera dano. Finalmente, opto por la verdad.

– Me equivoque -le dijo a Willow- No hay excusa para mi comportamiento y no intentare inventarme una.

Marina y Willow se miraron, y luego observaron a Julie. Willow se encogio de hombros.

Ryan sintio que algo importante habia sucedido, pero no estaba seguro de que. A veces, las mujeres eran un misterio.

– Cuando eramos pequenas, Julie era muy mandona -dijo Marina -. Especialmente conmigo.

– No era mandona -dijo Julie-. Sin embargo, nuestra madre trabajaba y alguien tenia que estar al mando. Yo era la mayor.

– Mandona -dijo Willow-. De las peores.

– Voy a ignorarte -dijo Julie, poniendose en pie y acercandose a la mesa para servirse un vaso de limonada. Pero, en vez de volver a sentarse en su silla original, se sento junto a el.

Ryan cometio el error de mirar sus pies descalzos cuando cruzo las piernas. Llevaba las unas rosas y un anillo en uno de los dedos. Era la cosa mas sexy que habia visto.

Se recordo a si mismo que tenia que concentrarse en su plan. Tenia que conseguir que Julie se casara con el. Por el bien del bebe.

Pero, en aquel momento, el bebe no parecia muy real. Lo unico en lo que Ryan podia pensar era que le gustaba Julie y sus hermanas, y que su casa era un hogar como nunca habria podido imaginar.

– No has comprado esto, ?verdad? -pregunto Julie cuando Ryan aparco frente a una enorme finca de Beverly Hills. Las puertas de acero se abrieron, dejando ver una casa de tres plantas con enormes jardines.

– Yo creci aqui.

– ?Que? ?Vivias aqui? ?Con tus padres? Me dijiste que me vistiera de forma casual. Dijiste que probablemente nos manchariamos. No puedo conocer a tus padres con esta pinta.

Llevaba puestos unos vaqueros y una camiseta de manga corta que habia estado a punto de tirar. No se habia molestado en maquillarse ni en lavarse el pelo.

– No estan aqui -dijo el mientas aparcaba frente a la casa-. Estan en Europa. Te he traido para poder echarle un vistazo al desvan. Pense que habria algunas cosas que te gustarian.

– Ah. Bueno, el desvan suena intrigante -Julie salio del coche y miro a su alrededor-. Tiene mucho estilo. No se parece a mi casa.

– Me gusto tu casa -dijo el, abriendo la puerta con la llave-. Me senti muy comodo. Este lugar no es asi.

Entraron en la casa y Ryan encendio las luces. Julie se fijo en los techos altos, en los suelos de madera y en las impresionantes obras de arte. Y solo estaban en la entrada.

– ?No hay empleados? -pregunto.

– Hay un ama de llaves interna. Hoy es su dia libre. Le dije que nos pasariamos, pero que no hacia falta que estuviera. Tenemos la casa para nosotros.

Ryan la condujo por una escalera y luego por un pasillo flanqueado por habitaciones.

– ?Como de grande es este lugar? -pregunto ella-. ?Diez mil metros cuadrados?

– Creo que mas bien quince.

– Eso es mucho limpiar.

– Yo no lo se -contesto el con una sonrisa.

– Seria un trabajo de jornada completa. No puedo creer que tus padres tengan este sitio y casi nunca esten aqui.

– Les gusta viajar.

– Mis hermanas y yo podriamos haberlo pasado muy bien aqui. ?Quien necesita un parque de atracciones? Te portaste muy bien con ellas, por cierto. ?No te lo habia mencionado? Casi te ganaste su confianza.

– Me gane su confianza. Sin casi.

– Que arrogante.

– Y con razon.

Las senales de alarma comenzaron a sonar en su cabeza. Julie sabia que no debia dejarse seducir, pero no podia evitarlo. Era un hombre fantastico.

Al final del pasillo tomaron otra escalera hacia el tercer piso. En vez de mas habitaciones, habia espacios abiertos, dandole al lugar un estilo loft. Las ventanas dejaban entrar una gran cantidad de luz.

– Me encanta esto -murmuro Julie- Me dan ganas de ser pintora o algo creativo. ?No te parece que seria un estudio fantastico?

– Todd y yo jugabamos aqui cuando eramos pequenos. Teniamos todo el piso para nosotros.

– Un paraiso para los ninos.

En una esquina habia otras escaleras. Eran estrechas y empinadas. Julie siguio a Ryan y se encontro metida en el desvan.

Parecia sacado de una pelicula original de la PBS; con vigas descubiertas, muebles cubiertos con sabanas y ventanas polvorientas. Habia cajas por todas partes, ademas de ganchos en las paredes y baules.

?Como era posible que Ryan y ella se hubieran criado a menos de treinta kilometros de distancia y hubieran tenido una vida tan distinta? ?Como podia ser real ese mundo?

Ryan quito unas cuantas sabanas, y dijo:

– Todd y yo pasabamos mucho tiempo aqui arriba. Metiamos las narices en todo. La mayoria de las cosas eran muy aburridas para un nino, pero recuerdo…

Atraveso la sala y movio algunas cajas.

– Se lo que piensas del arte moderno. ?Esto es mas de tu estilo?

Le habia prometido una sorpresa. Julie no habia estado muy segura de que esperar, pero desde luego no una hermosa canastilla.

Se arrodillo y tomo aliento al tocar la pieza. Estaba decorada con angeles, corazones y flores. Estaba un poco ajada, pero era increible.

– Oh, Ryan. Es increible.

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