– Lo has hecho muy bien, sobrina -dijo Ragnar Lanza Potente, y cuando entro con sigilo, seguido de sus hombres, en el patio, pregunto: -?Donde esta el ama de la casa? ?Y cuanto falta para que Wulf Puno de Hierro regrese?

– Cailin duerme en la buhardilla con los ninos -respondio Aelfa. -En cuanto a su esposo, regresara dentro de unos dias.

– Asegura este lugar -indico Ragnar a su segundo en el mando, Haraldo, y luego se volvio hacia Aelfa. -Ve a buscar a Cailin y a los ninos, muchacha. Y tambien quiero comida.

– Muy bien, tio Ragnar.

Entro presurosa en la casa y entonces se dio cuenta, demasiado tarde, de que Cailin siempre retiraba la escalera de acceso a la buhardilla por la noche. No habia otro modo de entrar en la estancia. Cuando Ragnar entro en la casa, ella le explico el problema.

– No importa -dijo el. -A una hora u otra tiene que bajar, y yo estare esperandola. Cailin es una mujer de lo mas apetitosa.

– ?La deseas? -pregunto Aelfa con sorpresa. A ella le parecia que Cailin era demasiado estirada y virtuosa para su lujurioso tio. Tambien era demasiado vieja, pues tenia mas de veinte anos.

– No te dejes enganar por su aire digno y sus modales, muchacha -repuso el. -Debajo de todo eso hay una mujer, y una mujer apasionada, te lo aseguro.

Los adormilados y sorprendidos habitantes de Caddawic fueron despertados y llevados a presencia de Ragnar. Fuera, los hombres armados fueron rodeados, maniatados y obligados a entrar en la casa, incluido el semiconsciente Branhard.

– Ahora este lugar es mio por derecho de conquista -anuncio Ragnar con voz potente. -No se os hara ningun dano si obedeceis mis deseos. Si intentais rebelaros, morireis. Ahora, comenzad el dia como lo hariais normalmente, y que alguien me traiga comida. ?Estoy muerto de hambre!

Por un momento le miraron, medio dormidos y sin saber que hacer. ?Como habia sucedido? ?Como habia entrado Ragnar a Caddawic?, pensaban todos.

– De momento obedecereis a Ragnar -dijo Cailin. -No quiero que nadie sufra dano. -Estaba preciosa en su tunica verde oscura adornada con hilos de oro. Se volvio hacia Ragnar y pregunto con tono altivo: -?Como has entrado?

Ragnar la devoraba con los ojos. Era una belleza, y ?aquella noche la tendria debajo!

– Gracias a un caballo de Troya -respondio el. -?Conoces la historia? Antonia me la conto.

Cailin asintio.

– La conozco bien -declaro ella, y entonces comprendio. Su mirada recorrio la habitacion y encontro lo que buscaba. -Aelfa -dijo. -Aelfa ha sido tu caballo de Troya, ?verdad? ?Quien es?

– La hija mayor de mi hermano Gunnar. Tiene quince anos y es muy astuta -respondio el, riendo.

– Aelfa nos ha traicionado -explico Cailin a su gente. -Es sobrina de Ragnar Lanza Potente.

Branhard solto un potente rugido.

– ?Zorra! -grito, y se arrojo ante Cailin. -?Senora, debeis perdonarme! La deseaba y ella lo sabia. Anoche acudio a mi, cuando hacia guardia, y me ofrecio su cuerpo. Luego me dio de beber vino con alguna sustancia narcotica. ?Por mi culpa han tomado la casa! ?Perdonadme!

– Eres un necio, Branhard, pero levantate y ocupate de tus deberes. Lo hecho, hecho esta, aunque no es probable que escapes a algun castigo cuando mi esposo regrese.

Branhard se puso en pie. Su tez habia palidecido. Parecia a punto de marearse.

– Gracias, senora -logro decir.

Cailin comprendio ahora por que Aelfa habia puesto su atencion en el pobre Branhard y el desventurado Alberto: se trataba de los dos hombres asignados a la caseta de guardia. Se turnaban para la vigilancia por la noche. A Aelfa no le importaba ninguno de los dos, y el pobre Alberto habria podido ser su victima si aquella noche hubiera estado de guardia. Solo fue la mala suerte lo que hizo que le tocara a Branhard.

– ?Como se comunico Aelfa contigo? -pregunto Cailin a Ragnar cuando se sentaron a la mesa y la casa recupero algo parecido a la normalidad. -Notaba que habia algo extrano, pero no sabia que era.

El miro ansioso hacia donde los criados aparecerian con la comida. Ragnar recordaba muy bien la buena mesa de Cailin.

– Tenia un hombre en la colina, observando, desde el dia en que hallasteis a la chica a la puerta -explico a Cailin, y bebio un buen trago de la espesa cerveza negra que le habian servido. -Jamas he probado nada mejor -mascullo con una sonrisa.

– Entonces fue ayer -dijo Cailin lentamente. -Ayer por la tarde se puso en contacto con tu hombre, cuando salio, aparentemente para recoger bayas, pero no se llevo ninguna cesta. Supe que mentia, pero no podia saber el motivo de su mentira.

La comida empezo a llegar. Ragnar saco su cuchillo del cinturon y corto dos gruesas lonchas de jamon. Se sirvio varios huevos duros y una hogaza de pan.

– ?Mas cerveza! -ordeno al criado que le servia, y luego pregunto a Cailin: -?Donde estan tus hijos? He oido decir que tuviste un varon hace pocas semanas. La zorra de Antonia perdio a mi hijo despues del solsticio. Tambien era un varon. Es mala criadora, pero tu lo seras para mi. ?Sabias que voy a hacerte mi esposa, Cailin? Te he deseado desde la primera vez que te vi. Mis mujeres sajonas son buenas criaturas, leales y trabajadoras, como vacas lecheras. Antonia es una vibora, pero a veces un poco de veneno resulta agradable. Sin embargo, tu, mi zorrita de rizos castanos, me daras mas placer que todas ellas.

– Tengo esposo -repuso ella con calma. No tenia miedo de aquel fanfarron. No habria podido apoderarse de Caddawic de no ser con traicion, y seria expulsado de alli.

– Matare a Wulf Puno de Hierro -fanfarroneo Ragnar.

– Creo que antes el te matara a ti -replico Cailin. -?Y tus hijos? -pregunto de nuevo. -?Donde estan?

– Se han ido.

– ?No puede ser! -rugio furioso, pues los ninos eran el arma que tenia intencion de emplear contra ella. - ?Como es posible que se hayan ido? -Las venas del cuello le palpitaban.

– Tu has entrado en Caddawic mediante una vil estratagema, Ragnar -dijo. -Y estaba despierta cuando has entrado en la casa. Al principio crei que era mi esposo que regresaba. Abri la puerta para mirar abajo y te vi. Acababa de amamantar a mi hijo y desperte a mi hija. Les vesti a los dos y, mientras tu fanfarroneabas y rugias tratando de infundir miedo a mi gente, yo baje a mis hijos, les entregue al cuidado de mi sirvienta Nellwyn y les vi cruzar las puertas. Tus hombres estaban tan ocupados tratando de intimidar a los mios que ni se han dado cuenta de que Nellwyn pasaba junto a ellos. Ahora se encuentran a salvo camino de Braleah. No creo que puedas alcanzarles -concluyo Cailin, riendo levemente.

– ?Braleah? ?Que es eso? -gruno. -Una de las aldeas que pertenecen a Caddawic -contesto ella. -No pensarias que estabamos solos, ?verdad? Caddawic tiene cuatro aldeas que le pertenecen. No podras apoderarte de ellas, aun en caso de que las encontraras. Nellwyn dara la senal de alarma y Wulf acudira con muchos hombres para echarte de aqui. Yo de ti terminaria de comer y regresaria a casa enseguida.

– ?Que mujer! -respondio el, sonriendo. -Aunque siguiera tu consejo, deberia llevarte conmigo, Cailin. No solo eres guapa y fuerte sino que piensas como un guerrero. No creo que me gustara semejante rasgo en ninguna otra mujer, pero a ti te sienta bien, zorrita. ?Por Odin, te sienta muy bien!

Cailin bebio un sorbo de vino y comio pan, jamon y queso. No tenia nada mas que decir a Ragnar. Por fin se levanto y salio de la estancia.

– ?La detengo, senor? -pregunto Haraldo, nervioso.

– ?Las puertas estan vigiladas? -pregunto Ragnar. -?Si, senor!

– Entonces dejala, estupido. ?Adonde ira que no pueda encontrarla? Supongo que se ocupara de sus tareas diarias y nada mas.

Asi fue, pero Cailin tambien efectuo la ronda de Caddawic para tranquilizar a cada miembro de la casa e infundirles animos.

– ?Que haremos, mi senora? -pregunto Alberto con nerviosismo. Era consciente de lo proximo al desastre que el mismo habia estado.

– No te resistas -aconsejo ella, como habia dicho a los demas, -a menos que tu vida se vea amenazada. Cumple con tus obligaciones diarias como harias normalmente. Wulf pronto llegara y echara de aqui a ese estupido de Ragnar. No temas. Nellwyn dara la alarma y Ragnar ya no disfruta de su unica ventaja, la

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