Ya sabes, Gypsy esta trabajando en una exposicion electrodomesticos en la ciudad, desde hoy hasta el sabado.

– ?La vas a ver esta noche?

– Creo que si. A veces pienso que seria mejor aprender a ser mas duro como Ryden. Las mujeres hacen todo lo que quiere.

Jennifer no queria saber los casos de Ryden. Ya habia pasado por malos momentos en los ultimos dias y no era necesario tener celos para empeorar las cosas.

– Tu y su hermano son muy diferentes, lo que funciona para uno puede no funcionar para otro, Noel.

– Si, creo que tienes razon. Ademas, ni siquiera podia pasar un dia sin verla. Aunque no siempre es posible. – Dio un profundo suspiro. – La proxima semana, vuelvo a Francia.

– Sr. Ducret ya esta curado?

– Esta mejor, no ve la hora de empezar a trabajar.

Jennifer sabia muy bien lo que se sentia al estar en la cama con un enfermo, por lo que podia entender al pobre hombre.

La conversacion fue breve y, mirando su reloj, se despidio de Noel apresurado. En la puerta, la saludo con una sonrisa. – Te llamare.

Era poco probable. Jennifer sabia como Gypsy ocupaba su mente, fuera del trabajo del, no tendria tiempo para otra cosa.

A las nueve de la noche, sintiendose miserable por el amor no correspondido que al girar la pierna que le impedia caminar, Jennifer decidio irse a la cama. Creyo que en principio, se recuperaria de la noche anterior, pasada en el claro. Dulce ilusion. Una hora mas tarde, no habia podido pegar ojo.

El telefono sono, pero ella no respondio. No esperaba ninguna llamada telefonica y no se molesto en levantarse para responder a una equivocacion. Pero el timbre siguio sonando, Jennifer decidio rendirse. Se levanto y descendio lentamente las escaleras. Mientras iba por el cuarto, continuo oyendose el sonido ritmico, advirtiendo que quien estaba al otro lado de la linea, no se rendiria tan facilmente.

Como siempre, cuando logro llegar al telefono, se quedo en silencio. Asi que dejo el telefono en su sitio. Cojeando fue a la cocina y se preparo una taza de te, para no desperdiciar todos los sacrificios que hizo.

El miercoles amanecio radiante, pero Jennifer no le dio mucha importancia, porque no habia ninguna diferencia para los que se vieran obligados a quedarse en casa. Tomo una ducha, pasando unos momentos dolorosos tratando de salir de la banera. Se acordo de la facilidad con la que el Ryden la levantara aquella vez y lo que habia sucedido entonces.

A medida que se cambiaba, vio que se atormentaba por nada. Termino de vestirse y bajo las escaleras. Tampoco adelantaba nada continuando alimentando la rabia que sentia por el porque no era asi como podria sacar de dentro de si misma aquel amor.

Esta vez estaba cerca del telefono cuando empezo a sonar el timbre. Instintivamente descolgo el telefono y dijo el numero. Se sorprendio al escuchar la voz de Ryden, por un momento penso que el corazon se le salia por la boca. Se controlo, pensando que solo era su imaginacion. No lo era.

– Supongo que estas pensando que eres muy inteligente por haberme enganado…

Jennifer tenia ni idea de lo que Ryden queria decir. El continuo:

– Ya lo tenias todo planeado, ?verdad? Incluso cuando te adverti que no te irias de Broadhurst Hall sin mi consentimiento.

En ese instante, se recupero de la conmocion, empezo a entender. Habia llamado porque tenia el orgullo herido! Furiosa, replico con frialdad.

– Si sabias que yo ya lo habia planeado todo desde el principio, ?por que te estas quejando ahora?

Ryden no respondio y se acordo de que su numero no figura en la guia telefonica.

– ?Como me has encontrado?

– No te interesa.

Jennifer queria cortar, pero no podia dejar de oir su voz durante unos minutos mas.

– ?Donde estuviste anoche? – El continuo en un tono lleno de odio y acusacion. – ?Fuera con mi hermano?

Sintio una extrana sensacion de saber que era el quien habia llamado por telefono el dia anterior, sin embargo, esas palabras habian provocado una vez mas su instinto de defensa. Ya no estaba dispuesta a soportar tantas insinuaciones desagradables.

– ?Que te hizo pensar que salimos? – Recordando lo mucho que le habia costado a levantarse en medio de la noche, decidio tomar venganza. – Hay ciertos momentos en la vida que la ultima cosa que haria seria salir de la cama, y mucho menos para contestar el telefono…

Por unos segundos se podia oir la respiracion de Ryden alterada por el odio. Cuando colgo, Jennifer colgo el telefono en el dispositivo con calma, senalando que se trataba de manera extrana de decir adios para siempre.

CAPITULO IX

El viernes, Jennifer llego a la conclusion de que nunca habia tenido unas vacaciones tan desastrosas como estas.

Se sentia tan deprimida que pensaba que nunca seria capaz de recuperarse. No conseguia conformarse con el hecho de que Ryden podia odiarla tanto. Ni siquiera se molesta en comprobar si en realidad correspondia a esa imagen monstruosa que habia hecho de ella.

Jennifer decidio que no se rendiria. Vio que tendria que reunir todas sus fuerzas para salir del fondo en el que se encontraba. El primer paso era no pensar en nada relacionado con Ryden, resulto ser una tarea casi imposible.

Como la rodilla mejoraba cada dia, pronto iba a encontrarse en plena forma fisica por completo. Lo mas dificil era sobrevivir al fin de semana porque el lunes terminaba sus vacaciones y tendria que volver a tomar el ritmo de su vida. No tendria mucho tiempo para quedarse ociosa pensando amargamente en Ryden.

”Aun asi, penso, no tendre la rodilla lo suficientemente recuperada para empujar los pedales del coche, tengo que…'

– El coche! – Grito en voz alta.

Tantas otras cosas le habia preocupado en ese periodo, que se habia olvidado por completo que habia dejado el coche en Londres.

Jennifer paso media hora tratando de convencerse de que no era tan grave y que no necesitaba el coche. Estaba dispuesta a dejar el coche alli para no tener que hablar con Ryden nuevo.

Sin embargo, finalmente tuvo que reconocer que algunos problemas se habian quedado sin resolver. Lo principal era llegar a la oficina de Laffard a las nueve de la manana. Aunque el pueblo de Stanton es un lugar muy agradable, habia algunos inconvenientes: estaba lejos de la ciudad, el servicio de transporte era practicamente inexistente. Por lo tanto, una persona necesitaba para vivir su propio transporte. No habia otra manera, por mucho que quisiese evitarlo, se veria obligada a contactar con el odioso hombre.

A media tarde, Jennifer no habia llegado a ninguna conclusion acerca de como hacerlo. Volver a hablar con el volveria a abrir las heridas aun no cicatrizadas, como resultado de la ultima conversacion que tuvieron, se resistia a pasar por eso otra vez. Entonces recordo que una vez habia mencionado que enviaria a alguien a entregarle el coche y se acerco a la ventana, esperando un milagro.

Se dio cuenta que la fijacion por Ryden disminuia su capacidad de razonar, cuando unos minutos mas tarde, se le ocurrio una solucion muy simple.

Unos segundos despues, marco el numero de Kilbane Electronics, que habia logrado a traves de la guia telefonica.

– Me gustaria hablar con el Sr. Noel Kilbane, por favor.

Estaba nerviosa mientras esperaba, temerosa de que la secretaria le pusiese con Ryden. Se quedo halada, pensando en esta posibilidad. Sin embargo, la suerte parecia querer ayudarla. La secretaria le informo que Noel no estaba en la oficina. – Si lo deseaba, puede dejarle un mensaje, pero creo que iba a reunirse al final de la

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