jornada. Es poco probable que vuelva por aqui.

– Tratare de encontrarle en su casa mas tarde – Jennifer mintio.

Paso horas quebrandose la cabeza para encontrar otra solucion. Lo mas probable es que Ryden hubiera olvidado la promesa que le habia hecho, y estaria camino de Broadhurst Hall esa noche. Si no actua rapido, no se tomarian medidas hasta el lunes por la manana.

De repente, se le ocurrio la idea de que quizas Noel habia decidido tomar una ducha antes de reunirse con Gipsy. Poco antes de las siete, llamaba a la telefonista para saber el numero de su piso de Londres.

Para su alivio, logro que la atendieran. Sin embargo, se quedo inmovil cuando se dio cuenta que no era la voz de Noel.

– Hola! Hola! – Ryden repite varias veces, intensificando, el tono irritado.

– Aqui esta… Jennifer – dijo ella, impulsiva. – Quiero hablar con Noel.

El respondio sarcasticamente:

– Decepcionada no oir su voz, querida? Mi hermano se fue en medio de una reunion para tener mas tiempo para encontrarla.

– Bueno, debe haber tenido mucho trafico. Es me he olvidado pedirle a Noel que me traiga mi coche y estaba llamando para recordar…

– ?Ah! Esto significa que los dos todavia encuentran tiempo para hablar? – Ryden se echo a reir – ?Sera en los intervalos?

Jennifer no espero mas.

– Adios, Ryden. – Colgo el telefono.

Sin embargo, el no la escucho porque habia colgado en primer lugar.

Como no conseguia pensar en otra cosa, Jennifer se fue a comer algo, tratando de encontrar una manera de llegar a la oficina el lunes.

A la manana siguiente, todavia no habia encontrado una respuesta, cuando, bajo las escaleras, escucho un coche aparcando en frente de la casa. Al contestar a la puerta, tuvo la sorpresa mas grande de la vida.

Alli estaba su coche, seguido por el de Ryden, que tenia los ojos fijos en ella. Estaba tan nerviosa que casi se olvido de saludar a la Noel.

– Hola, amor – le saludo.

Cuando el se bajo para besarla, Jennifer se dio cuenta de que queria continuar con la farsa.

– Entren un poco. – Lo llamo, dando un paso hacia atras. Llego a la conclusion de que Ryden se habian reunido para dar un paseo con su hermano, probablemente, hacia Broadhurst Hall.

Ryden entro en la habitacion sin decir nada y Jennifer les invito a sentarse.

– ?Quereis un cafe? – Les ofrecio, deseosa de ocultarse en la cocina para pasar el efecto del choque.

Sin embargo, Noel interrumpio sus planes.

– Dejame ir, tienes que conservar tus fuerzas al maximo. Sientate y estate quieta que enseguida vuelvo. – Diciendo esto, se fue directo a la cocina, mostrandose familiarizado con el diseno de las habitaciones, como si viviera alli.

Este hecho no paso desapercibido a Ryden, quien puso una expresion de descontento.

Jennifer no tuvo mas remedio que aceptar. Durante unos segundos, se hizo un incomodo silencio, era obvio que Ryden no estaba satisfecho con la compania. Sin embargo, fue el quien lo interrumpio.

– Y la pierna? Espero que no estemos importunandote en los momentos mas impropios.

Ella pensaba que el amor estaba lleno de contradicciones. Parecia que cuando el tiempo no pasaba cuando no lo veia, ahora al escuchar su comentario sarcastico, en referencia a esa noche en el piso de Londres, queria matarlo.

– No te preocupes, siempre estoy en forma.

– ?Donde esta nevera? – Noel aparecio en la puerta de la cocina, intrigado.

Todavia enojada con las provocaciones, contesto sin pensar:

– ?Que nevera? Nunca he tenido una.

De repente se dio cuenta de la mirada desconcertada de Ryden, dandose cuenta de que Noel, supuestamente un visitante muy frecuente, nunca se habia dado cuenta de la falta de un objeto tan voluminoso. Sobre todo teniendo en cuenta que el ama de casa estaba herida y deberia haber entrado en la cocina varias veces para preparar un te o algo asi.

– La leche esta siempre en la despensa si eso es lo que quieres. – En cuanto a Ryden, Jennifer rapidamente cambio de tema, con la esperanza de que no se diera cuenta del desliz. – Decidieron no ir Broadhurst Hall la noche anterior?

– Ya ves, ya son dos viernes seguidos.

– Debe tener cuidado de no convertirse en un habito. Jennifer sonrio cuando Noel entro con una bandeja de cafe, pero cambio de expresion para recibir la taza de sus manos.

– ?Azucar?

A diferencia de su hermano, Ryden sabia muy bien que no le gustaba el te ni el cafe endulzado.

– Todavia quiero un poco adelgazar mas en la cintura y tengo un par de semanas mas de la dieta. – Ella oro para que la mentira no se descubriese. – ?A que hora sale tu vuelo, Noel?

Ellos intercambiaron una mirada de complicidad y Jennifer se fue calmando, mientras que su amigo hablo sobre los planes de viaje y dijo que sentia no poder de verla en toda la semana. Sin embargo, con la mayor delicadeza en el mundo, anadio:

– Pero no te preocupes, voy a hablar contigo todos los dias, para que existe el telefono, querida?

Jennifer sonrio. Luego, como para despejar los lapsos anteriores, lo que indica que no la conocia tan bien como se suponia, Noel dejo la taza sobre la mesa y propuso que se reuniesen durante todo el fin de semana.

– No necesitaras el coche hasta el lunes, ?puedo guardarlo?

– Por favor, ?sabes donde esta el garaje?

Cuando salio Noel se sentia a gusto, pero en cuanto se encontro a solas con Ryden, le dijo sin problemas.

– Gracias por seguir aqui Noel. Fue bueno que me trajo el coche, lo necesitaba para trabajar la manana del lunes. Con el servicio de autobuses tan pobre como el que tenemos en Stanton Verney, no podia…

– ?Que? – Ryden exploto. – Todavia no puedes trabajar! Mirate, ni siquiera puede caminar sin baston. ?Como crees que vas a estar de pie durante horas, en una feria?

Jennifer estaba indignada, sintiendo que su responsabilidad por el accidente no le daba derecho a inmiscuirse en su vida.

– Resulta que no voy a trabajar en ninguna feria.

– No me digas que encontraste algo mas lucrativos? Una ocupacion mas amena, tal vez, donde este en una posicion mas comoda…

Jennifer tuvo que aferrarse para no atacarlo.

– ?Y si te dijera que es una oficina?

– ?Oh, por supuesto! ?Y que preparacion tienes en ese ramo?

– Suficiente.

– No ibas a durar un dia en el trabajo. Ademas, ?quien en su sano juicio te contrataria?

– Porcelanas Laffard, por ejemplo. ?Satisfecho?

– Creo que vives de pequenos trabajos, como ese.

La puerta se abrio y entro Noel. Ryden inmediatamente se levanto para irse. Mientras tanto, Jennifer considero que no habia dicho nada en esos pocos minutos que pudieran dejar a su amigo en la estacada. Llego a la conclusion de que no habia nada malo en el hecho de que Gypsy tratara de conseguir un trabajo temporal, hasta que se recuperara para tener el trabajo normal.

– Nos vemos mas tarde – Noel se despidio, dandole un beso en la mejilla.

– No puedo esperar. – Ella sonrio, ansiosos por que partieran. Sin embargo, incluso antes de oir el rugido del motor, se habia olvidado de las burlas de Ryden, y murio de nostalgia por el.

El domingo, Jennifer se desperto y fue al garaje a encender el coche. Fue frustrante que admitir que Ryden tenia razon. En el momento de presionar el acelerador, un estremecimiento de dolor le recorrio la columna vertebral y se dio cuenta que no iba a ir ninguna parte, el lunes, con seguridad, ni en los proximos dias.

Esa tarde llamo por telefono a la casa de su jefe. Por la satisfaccion de su jefe al escuchar su voz, llego a la

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