Capitulo 7

Despues de irse Stallard, Farran quedo muy ansiosa. Nunca antes sintio una emocion tan fuerte, tanta pasion, como cuando estuvo en brazos de el. Asi, no fue de extranarse que pensara en Stallard durante el resto del domingo y todo el lunes. El martes, cuando desperto pensando en el, creyo que quiza ya no era normal que el recuerdo de sus besos estuviera aun tan vivo.

– ?A quien le toca este martes? -inquirio Nona en el desayuno.

– Creo que a Lydia Collier -respondio Farran; sintonizo su frecuencia con la de Nona, pero de nuevo su mente se centro en Stallard. Despues de dejar esa tarde a Nona en casa de Lydia Collier, mientras esperaba en casa a que la anciana la llamara para que la fuera a buscar, Farran recordo otra vez a Stallard.

Al entrar en la casa, seguia preguntandose por que no podia dejar de pensar en el cuando de pronto de detuvo. Se aferro al respaldo de una silla y palidecio. Se dejo caer en la silla y trato de ver que fue lo que paso, pues, una vez sola en la casa silenciosa, de pronto supo lo que era verdad en sus sentimientos.

Recordo sus palabras al hacer referencia al 'hombre afortunado con quien te cases', y sin duda alguna estuvo segura de que queria que fuera el el hombre con quien se casara.

Media hora despues, Farran todavia intentaba acostumbrarse a esa revelacion. Penso que no podia ser cierto, que aun amaba a Russell Ottley, pero al comparar lo que sintio por el con lo que sentia por Stallard, no tuvo dudas acerca de que nunca amo a Russell.

Ademas, sabia que lo que le provocaba Stallard no era tan solo un simple enamoramiento. Tampoco era algo fisico, nacido de la urgencia que ambos sintieron al besarse; era algo que se venia gestando hacia algun tiempo.

El tiempo transcurrio y Farran tambien reconocio que nada bueno podria salir de su amor por Stallard. ?Como podria ser de otra forma? Aparte de los rumores acerca de que era un hombre que no parecia querer sentar cabeza, ella ni siquiera le agradaba, mucho menos la amaba. Quiza la beso y la deseo, pero seguia estando convencido de que era una mujer muy materialista… y nada de lo que Farran pudiera decir o hacer alteraria ese hecho. Farran estaba pensando que su dignidad le impedia suplicarle que el cambiara esa opinion de ella, cuando el telefono sono.

– ?Puedes venir a recogerme, Farran? -pidio Nona.

– Salgo para alla -Farran miro su reloj y se percato de que durante horas solo penso en su amor por Stallard y nada mas. Pero el descubrir que amaba a un hombre a quien creyo odiar no altero la rutina del miercoles ni del jueves. Cierto, ahora Nona estaba de mejor humor, pero habia dias en que Farran no paraba de subir y bajar por la escalera para traerle cosas que la anciana creia necesitar.

– Necesito mas lana para tejer. Iremos a ver tiendas -anuncio Nona el viernes. Farran penso que quiza su artritis ya no la molestaba tanto, puesto que durante los dos ultimos dias no se intereso en su tejido.

Farran tambien se sintio mejor ese dia, mas viva. La semana transcurrio con enorme lentitud, pero por fin manana seria sabado. ?Acaso Stallard las visitaria?

Stallard no fue a verlas ese sabado, y cuando fue a acostarse, Farran tenia los nervios deshechos de tanto estar esperando oir un auto acercarse y luego alejarse.

El domingo decidio que no sufriria el mismo tormento mental ese dia.

– ?Quiere ir a dar un paseo? -le pregunto a Nona durante el desayuno.

– Stallard puede venir mientras estamos fuera -senalo Nona, asi que Farran tuvo que quedarse en casa… y estaba tensa al acostarse, pues ese dia tampoco vieron a Stallard.

Logro dejar de pensar en el hombre a quien amaba cuando, al dia siguiente, el doctor Richards llego a la casa.

– Como es lunes, pense que estaria ocupado atendiendo enfermedades de lunes por la manana -comento Nona tan pronto como vio al medico entrar en la sala de estar.

– Este fin de semana tuve que estar de guardia, asi que el lunes al mediodia me dejan salir del hospital - sonrio el aludido.

– ?Asi que esta no es una visita de rutina? -Nona estaba tan alerta como siempre.

– El venir a verla nunca es una rutina, senorita Irvine -replico-. ?Como esta usted hoy?

– Me sentiria mejor se viniera a visitarme el hijo de un viejo amigo mio -contesto.

Diez minutos despues, Farran acompano al medico a la puerta, con la sensacion de que tambien ella se animaria si Stallard fuera a verlas.

– Tengo dos entradas para una obra de teatro esplendida -le comento Tad Richards en el vestibulo.

– Quiza podria acompanarlo, pero, como la senorita Irvine no se siente muy animada hoy, creo que mejor me quedare a acompanarla -Farran hizo uso del pretexto ofrecido por Nona, sin remordimiento alguno.

– Ni siquiera te he dicho para cuando son las entradas -exclamo con molestia.

– Sera otro dia -abrio la puerta para no comprometerse mas.

– No me dare por vencido -sonrio-. Me veras el proximo lunes… y el lunes dentro de quince dias.

Pero Farran lo vio antes del lunes siguiente. Aunque, para empezar, la semana comenzo como de costumbre y esa vez la sesion de bridge tuvo lugar en casa de Celia Ellams.

Sin embargo, al llegar el viernes, Farran se animo de nuevo. Le parecio logico que, como no fue la semana pasada, Stallard de seguro iria a Low Monkton ese fin de semana.

Pero el sabado, para su gran decepcion, este no aparecio. El domingo por la manana, estaba muerta de angustia por esperarlo. Al llegar la hora de la comida, Nona mostro desilusion y parecio pensar que tendrian que esperar otra semana, para ver si el proximo sabado Stallard iba a la casa.

– Creo que ire a acostarme un rato -anuncio Nona de pronto.

– ?Se siente usted bien? -Farran no se alarmo porque a veces Nona preferia dormir la siesta en su cama y no en la silla.

– Muy bien -le aseguro.

– Ire a buscar mi libro y la acompanare -dijo Farran y las dos subieron por la escalera.

Farran entro en su cuarto y tomo el libro, pero se pregunto como podria entender algo puesto que seguia pensando en Stallard. Resolvio intentarlo y salio al pasillo cuando le parecio oir un gemido.

Corrio al cuarto de Nona y vio a la anciana aferrada a la comoda de cajones.

– Tuve un mareo -comento tan pronto como Farran entro.

– ?Como se siente ahora? -Farran oculto su preocupacion.

– Muy bien -declaro Nona, pero dejo que la chica la ayudara a sentarse en la cama.

– ?Le duele algo?

– No -sonrio Nona, pero alarmo a Farran al anadir-: Pero creo que me metere en la cama en vez de quedarme encima.

Un cuarto de hora despues, ya que hubo ayudado a la anciana a meterse en la cama, Farran bajo. Como seguia preocupada, llamo a Tad Richards.

– Siento llamarlo el domingo por la tarde -se disculpo la joven y le conto lo sucedido.

– Ire a verla -contesto con naturalidad-. Llegare en cinco minutos.

En efecto, estuvo en la casa en cinco minutos. Farran ya lo esperaba con la puerta abierta, para que Nona no pensara que se trataba de Stallard si el medico tocaba el timbre.

– No le he dicho a la senorita Irvine que le pedi que viniera -le advirtio al hacerlo pasar.

Nona estaba despierta cuando entraron en su habitacion y Farran descubrio que Tad dio un excelente pretexto para justificar su presencia en la casa un domingo por la tarde.

– ?Que es lo que me hace? -bromeo al acercarse a la cama-. Aqui vengo, dispuesto a pedirle a la encantadora Farran que venga a cenar conmigo, y me dice que mi otra amiga favorita no se siente bien.

– No tengo nada malo -protesto Nona, pero no se opuso a que el medico la revisara.

– Perfecto -concluyo Richards al revisarle el corazon-. Pero como no suele tener mareos, creo que su cuerpo le pide un poco de descanso. ?Va a complacerme y quedarse en la cama durante unos cuantos dias?

– Puede… que si -replico y cerro los ojos.

– ?De veras esta tan bien como le dijo? -inquirio Farran al despedir al medico en la puerta.

– Vivira muchos anos todavia, aunque, igual que todos nosotros, puede haber dias en que no se sienta del todo bien. Me parece que esta demasiado cansada, asi que la cama es el mejor lugar para ella. Ahora -adopto su aire mundano-, ?me haras ver como un mentiroso o vendras a cenar conmigo?

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