– Stallard Beauchamp -Farran exhalo.

– Ay, Dios -se lamento Georgia, mostrandole a Farran que tambien pensaba que no habia esperanzas en amar a un hombre asi-. ?Que paso?

– No mucho. Reimos, nos peleamos, me enamore de el… y espero con toda mi alma que no haya adivinado que lo amo porque, como dijiste, no es de los que sientan cabeza -hizo una pausa e inhalo hondo-. No puedo regresar, Georgia -hablo con sinceridad.

– Lo se -Georgia parecio pensativa.

– No parece que te importe mucho -Farran intervino-. Quiero decir, esto termina con la probabilidad de que Stallard destruya el ultimo testamento de la tia Hetty.

– Me importa muchisimo -exclamo Georgia, mostrando su parte dura. Se suavizo y confeso con un murmullo-: Pero, entre tu y yo, tambien estoy bastante enamorada de cierto tipo y en lo que a el se refiere tampoco actuo con gran sensatez.

Farran acepto la opinion de Georgia de que quiza no actuo con mucha racionalidad en relacion con Stallard. Al parecer, Georgia sufria la misma decepcion que ella misma.

– ?Es Idris Vaughan?

– Asi es -confirmo Georgia.

– ?No te ama?

– Si me ama no me dice nada y yo no se lo preguntare -contesto Georgia-. Pero volvamos a nuestro problema. Tiene que haber una solucion -opino.

– No hablare nunca mas con Stallard -aclaro Farran con rapidez.

– Ya me doy cuenta -sonrio Georgia-. Pero hay que ser practicos; ?de veras crees que seria tan malo como para cobrarse lo pactado?

– No te entiendo.

– Bueno, te quedaste con la anciana durante un mes -senalo Georgia-. Con la tercera parte de la herencia podria cubrir los gastos necesarios.

Pasaron el martes y el miercoles y Georgia seguia tratando de hallar la manera de exigir lo que le pertenecia por derecho. Farran no fue de mucha ayuda pues le preocupaban otras cosas, como el auto que seguia estacionando frente a la casa desde el lunes.

Paso el jueves y Farran no hizo todavia nada para devolverlo. Tampoco le escribio una carta a Nona. Empezo a sentirse mal por no hacerlo, pero se justifico diciendose que estaba demasiado deprimida para hacer algo al respecto.

Con humor negro, se pregunto si en Low Monkton se habrian dado cuenta de que su bano se prolongaba demasiado. Pero se percato de que quiza no la extranarian tanto. Nona tenia una opinion tan buena de Stallard, que tal vez no pensaria en nadie mas mientras este estuviera acompanandola.

Pero la prueba de que alguien supo que habia desocupado el bano de Low Monkton vino al dia siguiente, por la tarde. Farran estaba arreglando las flores en un florero de la sala cuando el telefono sono.

– ?Bueno? -contesto y de pronto su corazon parecio recobrar vida.

– Tienes algo que me pertenece -rugio una voz muy conocida.

Santo Dios, penso la chica al reconocer la voz de Stallard y tuvo que tragar saliva antes de poder contestar. Su corazon comenzo a acelerarse y asio el telefono con fuerza.

– Dime donde quieres que te lo entregue y me las arreglare.

– ?Acaso estas siendo graciosa? -inquirio con dureza y eso reavivo la vida en Farran.

– ?Acaso parece que estoy bromeando? -replico.

– Maldicion -rugio Stallard y Farran escucho como colgaba con estrepito.

?Maldicion!, se enfurecio tambien y colgo a su vez. Pero durante el resto del dia se mantuvo muy inquieta. ?Que rayos quiso decir con eso de '?Acaso estas siendo graciosa?'

El sabado por la manana desperto con la decision de hacer algo con ese auto. Como no podia reunir suficiente valor para devolverlo en persona, lo mejor era contratar a alguien para que lo hiciera. Sin embargo, el unico problema con eso fue que, como era fin de semana, nadie queria trabajar.

Con menos decision, Farran colgo su ultima llamada hacia el mediodia. Tomo la decision de que el lunes lo devolveria, cuando el telefono sono en ese momento.

– Bueno -contesto con algo de temor, aun cuando no pensaba en realidad que Stallard la llamaria de nuevo.

Sin embargo, su alivio estuvo matizado por la decepcion al oir una voz femenina.

– Bueno… ?Farran?

– ?Nona?

– ?Como estas? -inquirio Nona sin un atomo de censura en la voz por la forma en que Farran la abandono.

– Muy bien, gracias -contesto Farran con calidez puesto que habia empezado a querer a Nona-. ?Esta todo bien con usted? ?No ha tenido ningun mareo o…?

– Estoy en perfectas condiciones -declaro Nona-. Pero te extrano, querida y me pregunto si hoy podrias venir a tomar una taza de te conmigo por la tarde -eso asombro mucho a Farran.

– Bueno, no creo… -Farran trato de negarse con tacto.

– Se que es un recorrido muy largo para venir a tomar una taza de te -interrumpio Nona y a Farran le parecio que sollozaba antes de volver a recuperar el control-. Estoy muy sola ahora.

– ?Esta sola? -pregunto Farran con rapidez.

– Stallard me hallo otra dama de compania, pero no llegara aqui sino hasta el lunes. Y como el se fue al extranjero, no lo vere hasta dentro de un mes, y…

– ?Stallard… se fue de viaje? -Farran la interrumpio para hacer la pregunta, a pesar de haber decidido que no preguntaria por el.

– Se fue anoche -confirmo Nona y por su tono de voz, a Farran le parecio que la anciana estaba muy solitaria-. Me alegraria mucho poder verte hoy.

Farran se suavizo de inmediato. Incluso se le ocurrio que, si iba a Low Monkton, podria devolver el auto.

– Ponga el agua a calentar, Nona, salgo para alla -sonrio.

Farran tan solo se puso un vestido, en vez de sus pantalones, fue al taller para avisarle a su padrastro a donde iba, fue a comentarle algo a la senora Fenner y se metio en el auto.

Mientras conducia, intento no pensar en Stallard… Estaba segura de que, sin importar en que pais se hallara, no estaria pensando en ella. Farran se detuvo para comprarle unas flores a Nona y se pregunto con que frecuencia saldrian los trenes de Low Monkton hacia Banford, puesto que tendria que regresar en tren.

A punto de llegar a su destino, a Farran se le ocurrio preguntarse como hallo Nona su numero telefonico. La unica solucion era que Stallard debio darselo.

Medito un momento en los motivos que el tendria para hacer algo asi, pero, como sabia que a Stallard le importaba mucho la anciana, era obvio que debio darselo para que no se sintiera sola mientras el estaba fuera del pais.

Farran se dio cuenta de que Stallard debia saber lo que ella sentia por Nona y que se podia confiar en la chica para charlar por telefono cada vez que la anciana llamara.

Farran sintio mucho amor por Stallard al acercarse a la casa de Nona. Durante un segundo, trato de ver si debia estacionar el auto en la cochera o no. Pero recordo que Nona se sentia muy sola y decidio que seria mejor hacerlo despues. Tambien era probable que Nona la hubiera visto llegar desde la ventana. Farran tomo las flores, salio del auto y llamo a la puerta principal.

La inundaba todavia cierta calidez al pensar cosas agradables de Stallard cuando la puerta se abrio, como si Nona ya hubiera estado tras ella, esperandola. Y Farran casi se desmayo. El individuo alto y fornido que le abrio no se parecia en nada a la persona que esperaba ver. No se trataba de Nona sino de un hombre que, de acuerdo con la informacion recibida, habia salido de Inglaterra anoche.

– ?Tu! -gimio Farran y desaparecio toda sensacion de calidez por pensar en el.

– El mismo -Stallard hablo con frialdad-. Entra.

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