costumbre tomar un trago cuando te lo ofrecen y el herrero me ofrecio uno esta manana. Y no podia decirle que no porque estaba mirando las herraduras de Ruby sin cobrarme un centimo.

– De modo que, para no herir sus sentimientos, tomo usted un trago de algo que no le gusta.

– Asi es como se hacen las cosas por aqui.

– ?Sabe una cosa? -sonrio Ty entonces-. Creo que es usted una buena persona.

Phinn se quedo sorprendida tanto por el cambio de tono como por el cambio de actitud.

– Si, bueno… en fin, de modo que tendria que hacerle compania a Ash mientras usted esta de viaje.

– Yo creo que mi hermano necesita estar con alguien que lo escuche, alguien que sea capaz de distraerlo cuando se ponga melancolico.

– ?Y cree que yo puedo hacer eso?

– Estoy seguro -asintio el.

– ?Cree que Ash tardara seis meses en… en volver a ser el mismo de antes?

– Espero que no sea tanto tiempo, la verdad. ?Quien sabe? En cualquier caso, estoy dispuesto a ofrecerle trabajo y alojamiento durante seis meses como minimo.

– Muy bien -dijo Phinn.

– ?Entonces empezara manana mismo?

– Empezare manana. Y sera mejor que me de el numero de telefono de Ash -sonrio ella, contenta.

– ?Para que?

– Para pedirle que venga a buscarme. Ire a Broadlands Hall para ver el establo y luego llevare a Ruby.

– ?Quiere inspeccionarlo antes de instalarse?

– Podria pedirle a Mickie que me llevase…

– ?Quien es Mickie?

– Un vecino del pueblo. Es un poco excentrico, pero tiene un corazon de oro. Mickie… -Phinn no termino la frase.

– ?Mickie que?

Ella dejo escapar un suspiro de resignacion.

– Si tan empenado esta en saberlo… le pedi a Mickie que llevase las cosas de mi padre a la granja.

Ty Allardyce sacudio la cabeza, mirandola como si fuera una especie nueva para el.

– Sin decirle nada a nadie, claro.

– Pues no, no le habria dicho nada a nadie. Si no hubiera tenido que vender mi coche… en fin, tuve que venderlo y ya esta. Asi que llamare a Mickie para decirle que…

– ?Tuvo que vender su coche?

– Si.

Phinn no dijo nada mas. Ty Allardyce no tenia por que saberlo todo.

– Segun mi abogado, pago usted todas las mensualidades de alquiler que se debian antes de entregar las llaves de la granja. Pense que el dinero era de su padre, pero… parece que no, ?estoy en lo cierto?

Phinn se encogio de hombros.

– ?Para que necesitaba un coche si ya no tenia trabajo? Ademas, no podia dejar a Ruby sola todo el dia - luego lo miro, pensativa-. Por cierto, ?le ha dicho a Ash que va a tener una acompanante?

– No.

– ?Y como cree que va a reaccionar cuando lo sepa?

Ty se encogio de hombros.

– Mi hermano es una persona muy sensible. Yo creo que seria mejor que no supiera por que esta usted alli.

– Yo no seria capaz de mentirle -le advirtio ella.

– No tendria que mentir, no se preocupe.

Phinn miro aquellos ojos grises, perpleja.

– ?Entonces? No puedo llamarlo asi, de repente, y pedirle que venga a buscarme.

– Ash sabe que tiene que irse de aqui, asi que le dire que vine a darle las gracias por lo que habia hecho esta manana… y aproveche para ofrecerle un puesto de trabajo y un sitio temporal en el que vivir.

– ?Y Ash se lo va a creer? -pregunto ella, sarcastica.

– ?Ah, me compadezco del hombre que se case con usted! -replico Ty, irritado-. Bueno, en fin, la verdad es que tambien yo dudo que lo crea, pero en este momento Ash no se preocupa por casi nada. Ademas, el se siente aun mas agradecido que yo por lo que ha hecho.

Ty saco una tarjeta de la cartera y, despues de anotar unos numeros en el dorso, se la entrego. Habia anotado el numero de su movil, el de su oficina en Londres, el de su casa y el de Broadlands Hall.

– Tampoco hacia falta que se volviera loco -murmuro-. Yo solo queria el telefono de Broadlands Hall.

– Por si acaso -dijo el, levantandose. Ah, se referia a que debia llamarlo si le ocurria algo a su hermano, penso Phinn-. Llameme a cualquier hora si es necesario.

– Muy bien -asintio ella, levantandose a su vez. Pero le parecio que estaban demasiado cerca y dio un paso atras, nerviosa.

– ?Como se encuentra ahora?

– ?Como me encuentro?

Ty tomo sus manos y la miro a los ojos.

– Parece que se ha calmado un poco.

– Si, creo que se me ha pasado la impresion -le dijo. Solo entonces se pregunto si se habria quedado tanto rato para estar a mano por si se desmayaba o algo parecido-. Es usted mas amable de lo que imaginaba.

– Cuentelo por ahi y tendra que verselas conmigo -bromeo Ty.

Y, despues de decir eso, salio de la habitacion sin decir una palabra mas.

Atonita, Phinn se acerco a la ventana. Alli estaba, no lo habia sonado. Tyrell Allardyce estaba en la puerta del establo, hablando con Geraldine Walton. Y Geraldine estaba sonriendo como nunca. Jamas la habia visto tan animada.

De modo que tendria que anadir «encanto» a la lista de cualidades de su nuevo jefe, penso. Ty y Geraldine entraron en el establo y, un minuto despues, aparecieron de nuevo, cada uno con una bala de paja en la mano, y procedieron a cargarlas en la camioneta.

Desde luego, era un hombre de palabra. Ya estaba llevando las cosas de Ruby antes de que ella se mudase a Broadlands Hall…

Ty Allardyce necesitaba una persona que le hiciera compania a su hermano y lo tenia todo preparado incluso antes de ir a verla. El plan era, por lo visto, ir a visitarla y hacerle una oferta que no pudiese rechazar.

Que habia sabido que ella iba a decir que si de antemano era evidente. Muy eficiente, desde luego. Un poco sorprendida, Phinn bajo al establo para ver a Ruby cuando la camioneta de Ty desaparecio por el camino… y se encontro con Geraldine.

– No me habias dicho que te ibas a mudar a Broadlands Hall.

Phinn no sabia que decir. Desde luego, no pensaba contarle que iba a ser la acompanante de Ashley Allardyce. Pero tampoco queria despedirse de malas maneras.

– Espero no haber olvidado mi trabajo como secretaria -contesto-. Bueno, voy a ver como esta Ruby.

La yegua se acerco a ella en cuanto la vio y Phinn le conto que se mudarian al dia siguiente a un sitio con un corral precioso. Ruby acaricio su cuello, agradecida, y Phinn se relajo por primera vez en muchos meses.

Quince minutos despues se le ocurrio que Ty ya habria tenido tiempo de decirle a su hermano que, a partir del dia siguiente, ella viviria en la casa y, despues de despedirse de Ruby, subio a su habitacion y marco el numero de Broadlands Hall, esperando que Ash contestase. Pero se quedo sorprendida al oir la voz de Ty.

– Ah, hola, Ty… senor Allardyce -lo saludo, nerviosa.

– Llamame Ty. ?Querias hablar con Ash?

– Si no te importa.

Un minuto despues, Ash se ponia al telefono.

– Iba a llamarte yo para darte las gracias por salvarme la vida. No tuve oportunidad esta tarde, pero…

– No te preocupes -lo interrumpio ella-. Ty paso por mi habitacion para darme las gracias en tu nombre. Supongo que te habra contado que me mudo a Broadlands Hall manana mismo.

– Y yo me alegro mucho de que mi hermano te haya invitado a venir, por cierto.

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