peligro, ?que decidiste hacer?

—Salvarlos, desde luego.

—?Pero como?

De nuevo el cerro los ojos.

—No rescatarlos de un edificio en llamas. Eso solo se me ocurrio despues, cuando regresaba a la ciudad. En el momento queria gritar que la ciudad estaba ardiendo, que teniamos que…

—?Que?

—Que teniamos que salir de la ciudad. Pero eso no fue lo que quise decir al principio. Cuando todo comenzo, tuve la urgencia de venir a la ciudad para avisar de que habria un incendio.

—?Y que todos debian marcharse?

—Supongo. Si, ?que otra cosa? Luet callo, pero lo miro fijamente.

—No —dijo Padre con voz sorprendida—. No era eso. No iba a advertirles de que se marcharan.

Luet se inclino hacia adelante, con expresion intensa, menos analitica.

—Hace un momento, cuando decias que querias avisarles que se marcharan de la ciudad…

—Pero no era eso lo que iba a hacer.

—Pero cuando pensaste eso por un instante, cuando supiste que ibas a avisarles que se fueran de la ciudad… ?que sensacion tuviste? Cuando nos dijiste eso, ?por que supiste que estaba mal?

—No se. Tuve la sensacion de que… estaba mal.

—Esto es muy importante. ?Como es esa sensacion? De nuevo Padre cerro los ojos.

—No estoy acostumbrado a reflexionar sobre mi modo de pensar. Y ahora trato de recordar que senti al pensar que recorde algo que en realidad no recorde…

—No hables —le aconsejo Luet.

Padre guardo silencio.

Nafai sintio ganas de gritar. ?Que era eso de escuchar a esa chiquilla fea y estupida, de consentir que le ordenara a Padre —el Wetchik, por si lo habian olvidado— que cerrara la boca?

Pero todos los demas estaban tan alerta que Nafai tambien guardo silencio. Issib se enorgulleceria de el por haberse abstenido de decir algo que habia pensado.

—No senti nada —dijo Padre, cabeceando despacio—. Cuando hiciste la pregunta y yo respondi… Claro, tu te quedaste mirando y yo no tenia nada en la cabeza.

—Estupido —dijo ella.

Padre enarco una ceja. Para alivio de Nafai, al fin estaba notando que Luet era irrespetuosa.

—Te sentiste estupido —repitio ella—. Asi supiste que lo que habias dicho estaba mal.

—Si, supongo que si.

—?Que es esto? —dijo Issib—. ?Analizar tu analisis del analisis de una alucinacion totalmente objetiva?

Bien hecho Issya, dijo Nafai para sus adentros. Me has quitado las palabras de la boca.

—Podemos seguir con esto toda la manana, pero solo acumulais sentidos encima de una experiencia absurda. Los suenos son solo imagenes aleatorias de recuerdos, que el cerebro luego interpreta para inventar conexiones causales, elaborando historias a partir de nada.

Padre miro a Issib un instante, sacudio la cabeza.

—Tienes razon, desde luego —convino—. Aunque yo estaba despierto y jamas he sufrido una alucinacion, solo fue la activacion aleatoria de las sinapsis de mi cerebro.

Nafai supo, al igual que Issib y Madre, que Padre estaba siendo ironico, que le estaba diciendo a Issib que su vision del fuego en la roca era mucho mas que un mero sueno. Pero Luet no conocia a Padre, asi que ella penso que se estaba retractando de su misticismo para replegarse hacia la realidad.

—Te equivocas —dijo—. Era una verdadera vision, porque se te presento del modo correcto. La comprension precedio a la vision… por eso te hice esas preguntas. El sentido es intrinseco, y luego tu cerebro aporta las imagenes para permitir que lo comprendas. Asi es como nos habla el Alma Suprema.

—Como les habla a los locos, querras decir —objeto Nafai.

Se arrepintio de inmediato, pero ya era demasiado tarde.

—?Locos como yo? —pregunto Padre.

—Y te aseguro que Luet es tan cuerda como tu —anadio Madre.

Issib no pudo perderse la oportunidad de disparar un dardo verbal.

—?Cuerda como Nyef? Entonces esta en apuros. Padre interrumpio las bromas de Issib.

—Hace un instante tu opinabas lo mismo.

—No dije que nadie fuera loco —replico Issib.

—No, no tenias la… acerada elocuencia de Nafai.

Nafai sabia que podia salvarse si cerraba el pico y dejaba que Issib recibiera el impacto. Pero era esceptico y la contencion no era su fuerte.

—Esa chica —prosiguio—. ?No ves que ella guiaba tus palabras, Padre? Ella te hace una pregunta, pero no te dice de antemano la respuesta… asi que digas lo que digas, puede afirmar que es una vision verdadera, la voz del Alma Suprema.

Padre no respondio de inmediato. Nafai se volvio triunfalmente hacia Luet, ansiando verla temblar. Pero Luet no temblaba. Lo observaba con calma. Habia perdido su fervor y estaba serena. La fijeza de su mirada le resultaba molesta.

—?Que miras? —pregunto Nafai.

—A un necio —respondio Luet. Nafai se levanto de un brinco.

—No tolerare que me llames…

—?Sientate! —rugio Padre. Nafai se sento, hirviendo de rabia.

—Tu acabas de tildarla de farsante —dijo Padre—. Aprecio que mis hijos esten cumpliendo el proposito para el cual los llame, el de contar con un publico esceptico para mi historia. Tu analizaste el proceso con inteligencia y tu version de las cosas explica todo lo que sabes al respecto, tanto como la version de Luet.

Nafai intervino para ayudarle a llegar a la conclusion correcta:

—Entonces la regla de la simplicidad requiere que tu…

—La regla de tu padre requiere que tu contengas la lengua, Nafai. Ambos olvidais que existe una diferencia fundamental entre vosotros y yo.

Padre se inclino hacia Nafai.

—Yo vi el fuego.

Se irguio nuevamente.

—Luet no me dijo que pensar ni que sentir en ese momento. Y sus preguntas me ayudaron a recordar como sucedio todo. Pues yo lo estaba desfigurando para adaptarlo a mis prejuicios. Ella sabia que seria extrano… del modo exacto en que lo fue. Por supuesto, no puedo convencerte a ti.

—No —convino Nafai—. Solo puedes convencerte a ti mismo.

—Al fin y al cabo, Nafai, uno solo puede convencerse a si mismo.

La batalla estaba perdida si Padre ya estaba elaborando aforismos. Nafai se dispuso a aguardar el final. Se consolo pensando que a fin de cuentas todo habia sido un sueno. No era algo que le cambiaria la vida.

Padre aun no habia concluido.

—?Sabes lo que queria hacer, cuando senti la urgencia de venir a la ciudad? Queria advertir a la gente… prevenirle que siguiera las viejas tradiciones, que regresara a las leyes del Alma Suprema o este lugar arderia.

—?Que lugar? —pregunto Luet con renovada intensidad.

—Este lugar. Basilica. La ciudad. Es lo que vi arder. De nuevo Padre guardo silencio, mirandole los ojos ardientes.

—No la ciudad —dijo al fin—. La ciudad fue solo la imagen que aporto mi mente, ?verdad? No la ciudad. El mundo entero. Toda Armonia, en llamas.

—La Tierra —jadeo Rasa.

—Oh, por favor —bufo Nafai. Ahora Madre iba a asociar la vision de Padre con esa vieja monserga de que el Alma Suprema habia incinerado el planeta originario para castigar a la humanidad por algun fallo contra el cual el narrador deseaba predicar. El mito coercitivo multiuso: Si no haceis lo que yo digo (es decir, lo que dice el Alma Suprema) el mundo entero ardera.

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