constituye un freno efectivo a su desarrollo, pero lo cierto es que se extendera hasta cubrir las regiones tropical y subtropical de S’uthlam y eso sera suficiente.

—?Suficiente para que?

—El fruto del mana resulta extremadamente nutritivo. Durante los primeros anos tendra un efecto muy notable en cuanto a la mejora de su situacion calorica y, con ello, hara que las condicione! de vida en S’uthlam se mantengan estabilizadas. Luego, habiendo agotado el suelo con su vigoroso avance, las plantas empezaran a morir y se veran obligados a utilizar una rotacion de cosechas, durante algunos anos, antes de que el suelo sea nuevamente capaz de sostener al mana. Pero, mientras tanto, el mana habra completado su autentica labor, Primera Consejera Mune. El polvo que se acumula en la parte inferior de cada hoja es en realidad un microorganismo simbiotico, vital para la polinizacion del mana, pero que posee al mismo tiempo otras propiedades. Transportado por el viento, por los animales y los seres humanos, se extendera hasta hallarse presente en toda la superficie de su planeta.

—El polvo —dijo ella. Cuando habia tocado la planta del mana lo habia sentido en sus dedos.

Blackjack gruno de un modo tan leve que mas que oir el ruido lo sintio.

Haviland Tuf cruzo las manos sobre su estomago.

—El mana podria ser considerado como una especie de profilactico organico —dijo. Sus biotecnicos descubriran que interfiere de un modo muy potente sobre la libido en el macho de la especie humana, asi como sobre la fertilidad de la hembra. Sus efectos son permanentes y no hace falta que se preocupe por el mecanismo concreto de funcionamiento.

Tolly Mune le miro fijamente, abrio la boca, la volvio a cerrar y pestaneo para contener el llanto. ?Llanto de rabia, quiza desesperacion? No lo sabia, pero no eran lagrimas de alegria. No iba a dejar que fueran lagrimas de alegria.

—Un genocidio lento —dijo, luchando consigo misma para obligarse a pronunciar las palabras. Notaba la garganta seca y su voz se habia vuelto ronca y gutural.

—No, en lo mas minimo —dijo Tuf. Algunos s’uthlameses seran naturalmente inmunes a los efectos del polvo. Mis calculos indican que entre un 0,7 y un 1,1 por ciento de su poblacion basica no resultan afectados. Se reproduciran naturalmente y, de este modo, la inmunidad pasara a las generaciones futuras y en ellas ira creciendo hasta volverse mas abundante. Sin embargo, durante este ano empezara a darse una considerable implosion de sus efectivos humanos a medida que la curva de nacimientos deje de ascender y empiece a caer de golpe.

—No tiene ningun derecho a… —dijo Tolly Mune con lentitud.

—La naturaleza del problema s’uthlames es tal que solo admite una solucion duradera y efectiva —dijo Tuf—, tal y como le he repetido una y otra vez desde que nos conocemos.

—Quiza —dijo ella—. Pero, ?que hay de la libertad, Tuf? ?Donde queda la opcion del individuo? Puede que mi gente sea estupida y egoista, pero siguen siendo personas, igual que usted. Tienen el derecho a decidir si van a tener ninos y cuantos quieren. ?Quien diablos le ha dado la autoridad para arrogarse esa decision en su nombre? ?Quien diablos le dijo que se pusiera en marcha para esterilizar nuestro mundo? —a cada palabra que pronunciaba, su ira iba haciendose mas y mas incontenible—. No es usted mejor que nosotros, Tuf, no es mas que un ser humano. Estoy de acuerdo en que es un ser humano condenadamente fuera de lo normal, pero sigue siendo solo un ser humano, ni mas ni menos. ?Que le da el condenado derecho de jugar, con nuestro mundo y nuestras vidas como si fuera un dios?

—El Arca —se limito a responder Haviland Tuf.

Blackjack se retorcio en’ sus brazos, repentinamente inquieto. Tolly Mune le dejo saltar al suelo, sin apartar ni un segundo los ojos del palido e inmutable rostro de Tuf. De pronto, sentia el agudo deseo de golpearle, de hacerle dano, de herir esa mascara de complaciente indiferencia, de marcar su piel y su cuerpo.

—Se lo adverti, Tuf —le dijo—. El poder corrompe y el poder absoluto corrompe de un modo irremisible, ?lo recuerda?

—Gozo de una memoria perfectamente sana.

—Es una lastima que no pueda decir lo mismo en cuanto a su maldito sentido de la moral —le replico con acidez Tolly Mune. Blackjack, a sus pies, emitio un grunido como de contrapunto a sus palabras ?Por que diablos le ayude a conservar esta maldita nave? ?Que condenada idiota he sido! Tuf, lleva demasiado tiempo viviendo sin compania en el interior de un delirio de poder. Cree que alguien le ha nombrado dios, ?no es cierto?

—Se nombra a los burocratas —dijo. Los dioses, si es que existen, son elegidos mediante otros procedimientos. No hago ninguna afirmacion en cuanto a mi divinidad, en el sentido mitologico de la palabra, pero debo confesar que ciertamente tengo en mis manos el poder de un dios. Creo que usted misma se dio cuenta de ello hace mucho tiempo, cuando acudio a mi en busca de los panes y los peces —Tolly Mune abrio la boca para contestarle, pero el levanto la mano—. No, tenga la bondad de no interrumpirme. Intentare ser breve. Usted y yo no somos tan distintos, Tolly Mune.

—?No nos parecemos en nada, maldito sea! —le grito ella.

—No somos tan distintos —repitio Tuf con voz firme y tranquila—. Una vez me confeso que no era muy religiosa y yo no soy hombre propenso a la adoracion de mitos. Empece mi vida como mercader pero, despues de encontrar esta nave llamada el Arca, a cada paso que daba me he visto perseguido por dioses, profetas y demonios. Noe y su diluvio. Moises y sus plagas, los panes y los peces, el mana, columnas de fuego y mujeres convertidas en sal. Debo admitir que he llegado a familiarizarme con todo eso. Me esta desafiando para que me proclame como un dios, pero no es lo que pretendo. Y, sin embargo, debo decir que mi primer acto dentro de esta nave, hace ya muchos anos, fue resucitar a los muertos —senalo con gesto majestuoso hacia una subestacion que se encontraba a unos metros de distancia. Ese es el lugar donde realice el primero de mis milagros, Tolly Mune, y aparte de ello, lo cierto es que poseo poderes semejantes a los de la divinidad y que esta en mi mano la vida y la muerte de los planetas. Con lo mucho que me complacen esas habilidades casi divinas, ?puedo, en justicia, negarme a cargar con la responsabilidad que las acompana, con el impresionante peso de su autoridad moral? No lo creo asi.

Ella deseaba contestarle, pero las palabras se negaban a brotar de sus labios. Esta loco, penso Tolly Mune.

—Mas aun —dijo Tuf—, la naturaleza de la crisis que sufre S’uthlam era tal que la unica solucion admisible era la intervencion divina. Supongamos por unos momentos que consintiera en venderles el Arca, tal y como deseaba. ?Supone realmente que unos ecologos y tecnicos en biologia, por expertos y entusiastas que fueran, habrian sido capaces de dar con una solucion duradera? Creo que es usted demasiado inteligente para enganarse de tal modo. No tengo ni la menor duda de que, con todos los recursos de esta sembradora a su disposicion, tales hombres y mujeres, genios con intelectos y una educacion muy superiores a la mia, podrian y habrian indudablemente disenado gran numero de ingeniosos trucos con los cuales permitir a los s’uthlameses que siguieran reproduciendose durante otro siglo, y puede que incluso durante dos, tres o cuatro centurias mas. Pero, finalmente, tambien sus respuestas habrian acabado siendo insuficientes, al igual que lo fueron mis pequenos intentos de hace cinco anos y los que precedieron a esos intentos hace diez. Tolly Mune, no existe ninguna respuesta racional, equitativa, cientifica, tecnologica o humana al dilema de una poblacion que aumenta siguiendo una enloquecida progresion geometrica. Dicho dilema solo puede ser resuelto con milagros como el de los panes y los peces o el mana caido del cielo. Por dos veces he fracasado como ingeniero ecologico y ahora me propongo triunfar como un dios necesario a S’uthlam. Si intentara solucionar el problema una tercera vez, como simple ser humano, estoy seguro de que fracasaria por tercera vez y entonces sus dificultades serian resueltas por dioses mucho mas crueles que yo.

Los cuatro jinetes de mamiferos de la antigua leyenda, conocidos como peste, hambre, guerra y muerte. Por lo tanto, debo hacer a un lado mi humanidad y obrar como un dios —se quedo callado y la contemplo, pestaneando.

—Hace ya mucho que se olvido de su condenada humanidad —le replico ella con voz rabiosa. Pero no es usted ningun dios, Tuf Puede que sea un demonio y estoy segura de que es un maldito megalomano. Puede que sea un monstruo. Si, es un condenado aborto. Un monstruo, pero no un dios.

—Un monstruo —dijo Tuf—, ciertamente —y pestaneo—. Habia tenido la esperanza de que una persona dotada de su indudable capacidad intelectual y competencia fuera capaz de mostrarse mas comprensiva — pestaneo de nuevo. Dos, tres veces. Su palido rostro seguia tan inmutable como siempre, pero en la voz de Tuf habia algo muy extrano que ella no habia oido nunca anteriormente, algo que le dio miedo, que la asombro y la

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