sorprendente y careciese de importancia.

Demasiado desenvuelto y encantador con la vida misma, maldito.

George

Hasta donde George recuerda, siempre ha habido una criada para todo en la vicaria, alguien en segundo plano que se ocupa de fregar, desempolvar, abrillantar, encender fuegos, ennegrecer rejillas y poner a hervir el caldero. Mas o menos cada ano hay un cambio de criada porque una se casa, otra se va a Cannock o a Walsall o incluso a Birmingham. George nunca les presta atencion, y ahora que esta en Rugeley School y toma el tren de ida y vuelta todos los dias se fija aun menos en la existencia de la famula.

Se alegra de haber huido de la escuela de pueblo, con sus estupidos hijos de granjeros y mineros que hablan raro y cuyos mismos nombres olvida pronto. En Rugeley se relaciona en general con chicos de mejor casta y los maestros consideran util ser inteligente. Se lleva bastante bien con sus companeros, aunque no hace ningun amigo intimo. Harry Charlesworth va a la escuela de Walsall, y hoy en dia solo se saludan con un gesto si se encuentran. Lo que cuenta es el trabajo de George, su familia, su fe y todos los deberes que emanan de estas adhesiones. Ya habra tiempo mas adelante para otras cosas.

Una tarde de sabado, su padre le convoca en el estudio. Hay una gran concordancia biblica abierta sobre la mesa y algunas notas para el sermon de la manana siguiente. El padre tiene el mismo aspecto que en el pulpito Al menos George puede adivinar cual sera la primera pregunta.

– George, ?cuantos anos tienes?

– Doce, padre.

– Una edad de la que cabe esperar cierto grado de sensatez y discrecion.

George guarda silencio porque no sabe si esto representa una pregunta o no.

– George, Elizabeth Foster se queja de que la miras de un modo extrano.

Se queda perplejo. Elizabeth Foster es la nueva criada; lleva unos pocos meses en la casa. Lleva uniforme, como todas las anteriores.

– ?Que quiere decir, padre?

– ?Que crees que quiere decir?

George reflexiona un rato.

– ?Se refiere a algun pecado?

– Y si lo fuese, ?que podria ser?

– Mi unico pecado, padre, es que apenas me fijo en ella, aunque se que forma parte de la creacion de Dios. Solo he hablado con ella dos veces, a causa de objetos que ha extraviado. No tengo razones para mirarla.

– ?Ninguna, George?

– Ninguna, padre.

– Entonces le dire que es una chica tonta y mala y maliciosa que sera despedida si da mas motivos de queja.

George esta ansioso por volver a sus verbos latinos y no le importa lo que le suceda a Elizabeth Foster. Tampoco se pregunta si sera pecado que no le importe.

Arthur

Se decidio que Arthur estudiase medicina en la Universidad de Edimburgo. Era responsable y muy trabajador; con el tiempo sin duda adquiriria la impasibilidad que a los pacientes les inspiraba confianza. A Arthur le agradaba la idea, aunque recelaba sobre su origen. Su madre habia propuesto medicina por primera vez en una carta a Feldkirch enviada un mes despues de la llegada del doctor Waller a la casa. ?Mera coincidencia? Eso esperaba Arthur; no queria imaginarse que su futuro se debatiera entre su madre y aquel intruso, por mucho que fuese, como la gente no cesaba de recordarle, un medico titulado y un poeta publicado. Aunque La feria de las vanidades estuviese dedicada a su tio.

Tambien parecia una condenada coincidencia que Waller se ofreciese a prepararle para una beca. Arthur acepto con una inquina adolescente que suscito unas palabras en privado de la madre. El ya le rebasaba en estatura, y el pelo de la madre habia perdido el tono rubio y empezaba a blanquear en la parte que quedaba visible cuando se lo recogia por detras de las orejas; pero sus ojos grises y su voz tranquila, y la autoridad moral implicita en ellos se mantenian tan poderosos como siempre.

Waller resulto un tutor excelente. Juntos memorizaron los clasicos con animo de obtener la beca Grierson: 40 libras al ano durante dos anos seria una gran ayuda para la familia. Cuando llego la carta y todos sus miembros la aclamaron al unisono, Arthur sintio que era su primer logro autentico, el primer acto de compensacion a su madre por sus sacrificios a lo largo de los anos. Hubo apretones de manos y besos; Lottie y Connie se pusieron absurdamente sentimentales y lloraron como chicas que eran; y Arthur, con un espiritu magnanimo, resolvio deponer sus suspicacias hacia Waller.

Unos dias despues, se presento en la universidad para reclamar su premio. Le recibio un funcionario menudo y avergonzado cuyo rango preciso nunca quedo claro. Era algo sumamente lamentable. Todavia no se sabia muy bien como habia ocurrido. Algun error administrativo. La bolsa de estudios Grierson solo se concedia a estudiantes de artes. La solicitud de Arthur no deberia haber sido aceptada. Tomarian medidas en lo sucesivo, etcetera.

Pero habia otras becas y bolsas, senalo Arthur: una lista entera. Era de suponer que le concediesen una de ellas. Pues si, asi podria ser, en teoria; en efecto, en la siguiente beca de la lista admitian a estudiantes de medicina. Por desgracia, ya la habian asignado. Asi como, de hecho, todas las demas.

– Pero esto es un autentico robo -grito Arthur-. ?Un autentico robo!

Era, en verdad, una desventura. Quiza se pudiese hacer algo. Y se hizo algo la semana siguiente. Le otorgaron una suma de consolacion de siete libras que se habian acumulado en algun fondo olvidado y que las autoridades tuvieron la gentileza de pensar que podria aplicarse para tal fin.

Fue su primera experiencia de una flagrante injusticia. Pocas de las veces en que habia recibido palmetazos habia sido sin una causa razonable. Cuando internaron a su padre quedo acongojado el corazon de su hijo, pero no pudo alegar que el padre fuese intachable; habia sido una tragedia, pero no una injusticia. Pero aquello, ?aquello! Todo el mundo coincidio en que tenia que presentar una querella contra la universidad. La denunciaria para reclamar su beca. Waller tuvo que convencerle de que no era aconsejable pleitear contra la institucion a cuya docencia aspirabas. Lo unico que se podia hacer era tragarse el orgullo y sobrellevar la decepcion como un hombre. Arthur acepto esta exhortacion a una virilidad que aun tenia que completar. Pero las frases tranquilizadoras que fingio que le parecian convincentes eran puro aire en sus oidos. Todo en su fuero interno se enconaba, ardia y apestaba, como un rincon diminuto en el infierno en que ya no creia.

George

Es raro que su padre le hable despues de haber rezado las oraciones y

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