la cuenta.

– Pago yo.

Casi me la arranca de las manos cuando llega la camarera. Tengo la impresion de que se siente culpable. ?Aunque la verdad es que es ella la que paga siempre!

Clod se ha comido un ultimo trozo de chocolate tras robarlo de mi platito y, al final, hemos salido. Nos tambaleabamos un poco al caminar, como esas amigas que comparten cierta amargura. En fin que, pensandolo bien, quiza Clod tiene razon: Alis deberia habernoslo dicho.

– Adios, adios… Nos vemos…

Y me doy cuenta en seguida de que algo no va bien, no tengo ganas de decir mi consabido adioooos. De manera que me marcho. Alis sube a su microcoche. Clod la saluda y sube al suyo. Yo me hago la sueca y me alejo caminando, pero apenas doblo la esquina llamo en seguida a Clod. ?No! ?Joder, solo me faltaba esto! Se me ha acabado el saldo. Ojala me llame ella. Un segundo despues recibo un mensaje: «?Que pasa?»

Me gustaria poder contestarle, pero no tengo saldo. Uf, siempre me sucede lo mismo en las situaciones mas dificiles. Bueno, no pasa nada. Esperemos que Clod lo entienda. Pasado otro segundo, me suena el movil. Es ella. Le contesto.

– Me apuesto lo que quieras a que no tienes saldo.

– ?Que ojo tienes! ?Y bien?

– ?Y bien, que?

– Vaya cosa fea lo de Alis, ?eh?

– Horrenda.

Se queda unos instantes en silencio, a saber lo que estara pensando. A fin de cuentas, paga ella. Despues, como si por fin hubiese dado con lo que quiere decir, anade:

– Tal vez no deberiamos verla mas, ?no?

– No se, me parece un poco excesivo…

Otro silencio.

– Si, tienes razon. ?Quieres que te lleve?

– No; prefiero dar un paseo, quiero relajarme, esa historia me ha puesto nerviosa.

– Deberiamos darle a entender que tendria que haber rechazado la invitacion por solidaridad.

– Si-

Pero noto que ninguna de las dos estamos convencidas, de modo que opto por dar por zanjado el asunto.

– Bueno, ya hablaremos. Nos escribimos luego por el Messenger, ?vale? Total…

La verdad es que no se que quiere decir ese «total», pero llevo una temporada usandolo a menudo. Es decir, en mi opinion es bonito, te da libertad… Deja, en cualquier caso, espacio abierto a la imaginacion. Equivale a decir: «Total, puede suceder algo…», «Total, es solo una fiesta» o «Total, la vida sigue». O, al menos, yo lo uso y lo interpreto asi.

– ?Estas segura de que no quieres que te lleve?

– No, no, ya te lo he dicho: me apetece caminar. Gracias, mas tarde cogere el autobus.

– Vale. En ese caso hasta luego.

– Si, hasta luego.

A veces Clod parece asustada. Quiero decir que tiene miedo de finalizar las llamadas, piensa siempre en cosas extranas, como si por el mero hecho de colgar uno se perdiese para siempre. Quiza porque sus padres trabajan a todas horas y en su casa nunca hay nadie. A saber. Mi situacion no es diferente y, sin embargo, no siento esa necesidad constante de hablar con alguien.

Alis es la que parece sufrir menos de todas. Y pensar que sus padres estan separados y que tiene una hermana a la que no ve jamas.

Los misterios de la vida. Mejor dicho, los misterios del mundo. Sobre todo el hecho de que es a ella a la que invitan a las fiestas, pese a que nosotras hablamos mas a menudo con Celibassi. Esta si que no se la paso. Se me ocurre una idea. Sonrio, ?He encontrado la manera de acudir a la dichosa fiesta!

– Buenos dias, ?que deseas?

– Me gustaria darle una sorpresa a mi mejor amiga, Michela Celibassi. Mas tarde vendran a recoger su tarta de cumpleanos.

– Ah, si, es cierto.

– Pues le explico, mis amigas y yo hemos pensado lo siguiente…

Y sin saber muy bien como consigo convencerlo, el dueno me lleva a la cocina y se distrae un instante, instante que me basta para llevar a la practica mi diabolico plan.

– ?Gracias, ya esta! Ha sido muy amable. Prepara usted todos estos dulces, ?verdad?

– Bueno, si.

– Es usted el mejor pastelero que he conocido en mi vida.

El tipo lleva un bonito gorro en la cabeza, claro que no tan grande como los que se suelen ver en television. Es un gorro mas sencillo, como esos que usan los medicos de «Urgencias», solo que el suyo es completamente blanco. Me sonrie feliz. Luego se congratula con su ayudante, que esta alli cerca, una mujer que lleva la misma clase de gorro, y comparte el merito con ella.

– Lo digo de verdad, son ustedes estupendos…

Y los dejo asi, orgullosos de su trabajo. Yo tambien sonrio. Por otra parte, he hecho lo que pretendia hacer.

De forma que, cuando salgo de Cioccolati, me siento un poco mas aliviada. Me suena el movil. Es Clod.

– Eh, ?que pasa?

– ?Crees que somos las unicas de la clase a las que no ha invitado?

– Y yo que se… Pero ?que mas da? De un modo u otro, asistiremos tambien a esa fiesta.

– ?Que quieres decir? ?Que nos colaremos?

– No, eso no… Es una sorpresa. Luego te lo explico.

– Eres una tia grande, Caro!

– Y ahora disculpa, tengo que colgar.

– ?Pero si tu no pagas, te he llamado yo!

– ?Lo se, lo se, pero es que tengo que hacer una cosa!

Clod puede llegar a ser una autentica plasta. No te suelta. Yo, a veces, necesito estar sola. ?Ademas, hoy siento que estoy en vena creativa! Cruzo el puente sintiendome como una de esas extranjeras que veo por Roma. Siguen sin dudar su camino y, en ocasiones, ni siquiera llevan un mapa en la mano. Simplemente se dejan llevar por lo que ven.

Lo primero que quiero hacer, cuando pueda, es viajar. Me encanta la idea, de forma que camino risuena, en parte extranjera y en parte no, por el ponte Cavour y, llegada a un punto, miro hacia abajo. Que bonito. Ahi tenemos el gran Tiber, que fluye y que ha visto de todo. Desde los antiguos romanos a los anos sesenta, cuando todavia estaba permitido banarse en el. Algunas mananas, cuando me quedaba en casa porque no estaba bien, veia una de esas peliculas en blanco y negro donde salia un actor muy musculoso y guapeton con cara de simpatico que, me parece, se llamaba Maurizio y cuyo apellido no recuerdo bien. Pues bien, el y sus amigos se tiraban al Tiber, y habia pocos coches, y todos parecian simpaticos y acogedores, y las fiestas estaban abiertas a todo el mundo.

– Perdona…

Un macarra detiene su moto delante de mi, lleva un casco grande, mejor dicho, enorme, y debajo una cinta de color amarillo que recoge su abundante cabellera de semirrasta. Dios mio, ?que querra? Ya lo se. Ahora intentara ligar conmigo.

– Oye, guapa, ?sabes donde esta la via Tacito?

Veamos, en primer lugar esta el hecho de que me haya llamado asi, ?me conoce acaso? Y en segundo lugar, ?quien te crees que soy, tu GPS?

– Si, claro, mira, debes retroceder, despues del semaforo vas todo recto en direccion a la via della Concialiazione y, a continuacion, giras a la izquierda. Esta alli.

– Nos vemos…

Y se aleja dando gas con la moto, que tiene el tubo de escape medio roto; en pocas palabras, haciendo un

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