– Iba a proponerte lo mismo.

– ?Genial!

– Lo que no se es por que no ha puesto una noticia de manana mismo.

– Los domingos siempre hay mas para elegir -dijo ella-. El periodico, los suplementos, la revista… ?Que crees que sera mejor, algo internacional, nacional o local?

– Ni idea.

– Yo preferiria local.

– ?Por que?

– Porque asi puedes moverte un poco, entrevistar a personas y todo eso. Si es internacional, acabaremos sacando la informacion de Internet o de alguna hemeroteca. Y terminara siendo un trabajo mas, como los que haciamos a final de curso.

– ?Y si es nacional? En Semana Santa tambien podemos desplazarnos por Espana, si fuera necesario.

– No estaria mal -Julia le guino un ojo cargado de ironia.

– ?Oh!-dijo Gil.

Los dos eran mayores de edad, tenian diecinueve anos, ella nueve dias mas que el, pero viajar solos, aunque fuese para llevar a cabo un trabajo, siempre habria motivado preguntas, especialmente en las familias. Como decia el profesor Massague, la verdad a veces no era creible, o resultaba lo menos jugoso. Julia penso que su madre, aunque era liberal, no dejaria de preguntarle si eran novios o algo parecido, «si habia algo mas».

Gajes de ser hija unica.

Miro de refilon a su companero mientras caminaban por los pasillos de la Universidad Pompeu Fabra, en direccion a la puerta exterior. Era el camarada perfecto, honesto, minucioso, inteligente, capaz, rapido e incluso divertido. Como ella, estudiaba periodismo porque creia que era lo mejor: tener una vocacion y sentir un compromiso con la libertad. No se habia matriculado «por hacer algo», ni tampoco por conseguir «un trabajo mas» o «una forma como otra cualquiera de ganarse la vida». Gil Parada era su mejor amigo desde que habia empezado a estudiar en la facultad. Un amigo de verdad, sincero, con el que poder hablar de todo, sin manias ni malos rollos. Pero no se lo habia imaginado mas alla de eso, aunque alguna de las otras chicas lo creia porque siempre iban juntos.

Y no estaba mal.

Metro setenta y cinco, rostro noble, cabello negro y enmaranado, que a veces le conferia aire de cientifico despistado; gafas, un pequeno pendiente en la oreja izquierda, ojos marrones, nariz prominente y con caracter, labios firmes, manos fuertes. Los nueve dias de diferencia que se llevaban les hacian casi iguales en todo salvo en el signo. Ella era Leo. El, Virgo. Solian bromear sobre eso.

Tambien compartian algunos suenos: llegar a ser periodistas de calle, corresponsales internacionales, dirigir su propia revista…

Suenos.

Y estaban seguros de que lo conseguirian. Esa era su fuerza.

Si algo sabian, si de algo estaban seguros, era de que tenian tiempo para sonar.

– Entonces, ?como nos lo montamos? -se detuvo un instante Julia.

– El domingo nos leemos el periodico y decidimos.

– ?Juntos?

– Yo lo haria por separado, libremente. Cada uno escoge tres noticias, y si coincidimos en alguna…, esa sera la buena, ?que me dices?

– Perfecto, socio -asintio ella.

– ?Donde quedamos?

– ?Nos llamamos? -propuso Julia-. No sea que le de por llover o algo asi.

– De acuerdo, pues -concluyo-. ?Hasta el domingo!

– Chao, Gil.

Gil la vio alejarse con su cautivadora belleza juvenil envolviendola como si se tratara de una capa invisible. En la misma clase habia tres o cuatro chicas mucho mas guapas con respecto al fisico, seductoras y arrebatadoras, pero, para el, Julia poseia esa belleza pura, genuina, inocente, que era la que realmente le gustaba e interesaba. Ademas, ninguna tenia lo que a ella mas le sobraba: corazon.

A unos diez metros de distancia, su companera se volvio de pronto y le grito:

– ?Que tal tu padre?

– Mejor.

– ?Vale!

La vio sonreir, con aquellos labios dibujados por una mano maestra en su rostro abierto y limpio, de mirada siempre risuena y clara. Julia tenia los ojos grises, la nariz recta y los labios perfectos. El ovalo de su rostro se afilaba en la barbilla. Media casi un metro setenta, dependiendo del calzado, y su cuerpo apenas si tenia mayores atributos que los normales: pecho pequeno, esbeltez, caderas anchas… Nunca le habia visto las piernas porque siempre vestia vaqueros. Llevaba el cabello relativamente corto, una media melena azabache, y ningun colgante en el pecho o en las manos. Ni siquiera un anillo. Y tenia las manos mas bonitas que pudiera recordar, con los dedos largos y afilados.

Se alegraba de poder hacer aquel trabajo con ella.

Julia tenia instinto, era una periodista de pura raza, por vocacion y por efecto de la genetica. Su padre habia sido fotografo, un gran fotografo, premiado internacionalmente por sus trabajos. Su madre, periodista. Por lo que sabia despues de algunas conversaciones mantenidas con ella, se habian casado ya mayores y la tuvieron casi cuando ya no lo esperaban, a los cuarenta y tres anos su madre y casi los cincuenta su padre. Gil tenia muchas ganas de conocerlos.

Julia desaparecio de su vista.

– ?Vaya marron, tio! -oyo rezongar a alguien a su lado.

Era Mateo Prats, uno de los elementos menos activos de la clase.

– Puedes elegir alguna noticia de futbol, que es lo tuyo.

– ?Como lo sabes? -puso cara de malo-. Y tu ?que?

– A mi me apetece.

– ?Te lo haras con ella? -el chico senalo hacia el lugar por el que habia desaparecido Julia.

– ?Que bestia eres!

– Digo el trabajo, que si lo haras con ella.

– ?Ah, si!

– Pensando en lo otro, ?eh? -le dio un codazo complice.

– En lugar de una noticia de futbol, podrias investigar en las paginas de anuncios, los de contactos y todo eso -propuso Gil con fastidio.

– Vale -su companero le palmeo el hombro e inicio la retirada-. Que te lo pases bien, y no trabajes mucho. ?Hasta dentro de diez dias!

Gil se quedo solo.

Despacio, echo a andar hacia el lugar en el que tenia aparcada la moto.

A veces se preguntaba si realmente estaba interesado en Julia, o mas bien deslumbrado por todo lo que valia como persona y por lo que representaba al ser la hija de Juan Montornes Mata y Valeria Rius Sala.

Capitulo 3

Julia abrio la puerta de su casa sin hacer ruido, todavia excitada por el trabajo que les habia propuesto Benigno Massague y con la cabeza llena de ideas y anhelos. Lo de entrar sigilosamente venia a ser algo mas que una costumbre. Cuando era nina, el silencio formaba parte de su hogar por razones tan diversas como que su madre estuviese trabajando o leyendo, o que su padre anduviese trasteando material en su cuartito de revelado y

Вы читаете Sin tiempo para sonar
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×