punto final a esta historia, tampoco pasa nada.

Tengo diecisiete anos, ?de que me sirve retroceder a cuando tenia cuatro, y luego ocho y luego quince? No tengo canas, ni arrastro los pies, ni me van a llevar a ningun asilo. He adelgazado un poco ultimamente, he empezado a usar gafas y a veces estoy triste. Pero bueno, eso no importa, en cambio estoy asistiendo a un curso de judo, he aprendido a tocar el saxo y nado muy bien a crowl. Se acabaron las memorias por este verano. De momento, aprobar las dos asignaturas que me quedan. Luego un buen complejo vitaminico y a ver adonde me largo, depende de la pasta que me suelte mi padre. Igual a Milan a ver a Olalla.

?Pero estas loco? No metas a Olalla ahora, por favor. ?Mas embotellamiento quieres todavia? ?O pretendes sonar que vas en una moto con alas y que se echa a volar y adelanta a todos los coches? A quien tienes que llamar para pedirle que te ayude a salir del atolladero es a Lola. Que asi saltando tu solo en el teatro no te quedas a gusto, ni es un buen final, digas, lo que digas. Si te largas de vacaciones dejando las cosas asi, es llevarte dentro una bomba de relojeria. De alivio nada. ?Que paso cuando Lola llego del cine? Pidele que te lo cuente, anda. ?Es que no te atreves?

No. Nunca se lo he preguntado. Pero tampoco ella me lo pone facil. Es bien poco amiga de recuerdos mi hermana, los espanta como avispas. Y si se huele que yo ando ordenando el trafico de los mios, se va a reir. Y se lo huele seguro, aunque le entre al asunto con rodeos. «?Vienes en plan de abuelito, Baltasar? ?Pero que mania, hijo!», y un dia se puso muy seria y me dijo: «Las cosas de familia, y mas si es una familia como la nuestra, mejor que cada uno se las guarde como las entendio. Propagar lo mismo desde una esquina distinta para que resalte un bultito que el otro no veia, y que ademas igual es una invencion tuya, yo, eso, lo veo un mal rollo, perdona.»

Encima Lola esta pasando ahora por un bache gordo. Pero bueno, intentarlo lo puedo intentar. Falta me haria, desde luego, llevo varios dias sabiendo que es a Lola a quien necesito. Mas que para echar entre los dos lena a un fuego que bastante se extendio ya por si mismo, para tratar de apagarlo.

Me pongo a buscar su nuevo numero de telefono sin mucha fe, porque lo apunte en un papelito y no tengo ni idea de donde lo pude meter. Aparece el antiguo, el de un piso que compartio dos anos con un novio medio jefe suyo tambien o algo. Un pez gordo de la tele. No se si escribia los guiones de una serie donde Lola tenia bastante exito o era el director. Pero, en fin, ganaba dinero a manta y el piso era suyo, por eso he dicho lo de jefe. El personaje de Lola, una chica rebelde que se llamaba Cristina, fue poco a poco convenciendo a todo el mundo y le ampliaron las escenas en que aparecia hasta ser casi prota total. Le salia muy bien el papel porque hacia mas o menos lo que siempre ha hecho, llevar la contraria, moverse con gracia y dar malas contestaciones. Vino retratada en el Hola con Ubaldo, que asi se llamaba su novio, pero la fama la acabo aburriendo, empezo a ponerse borde y rino con parte del equipo. Tambien lo trajo el Hola. Y que Ubaldo la habia dejado por otra, no se si antes o despues de que ella se pusiera borde.

Ahora vive sola en una buhardilla, no tiene trabajo y le ha dado por beber. Si la llaman para un casting, no aparece. Vamos a ver, Lola, aquella era la primera vez en la vida que yo me presentaba tarde en casa, haz memoria, por favor. Cuando volviste del cine, ?que paso? ?Ya habia llegado mama de Madrid? ?Quien fue el primero en echarme de menos? Pedro no creo, y papa no vino a dormir esa noche. Seguro que mama preguntaria por mi. ?Fue a la cocina y Fuencisla le dijo que no se preocupara, que me habia quedado con Maximo? Sacame del atasco, te tienes que acordar. Hacer memoria uno solo de cosas donde entraron muchos, a veces, te lo juro, es un martirio chino. Como mirarse a una pared donde en tiempos habia un espejo y ya no queda mas que la marca. Acabas volviendote pared sin darte cuenta. Tu fuiste mi espejo, Lola. Cuando era pequeno, te oia respirar por la noche y tu a mi, nos entendiamos por la respiracion, me defendias, me guardabas todos los secretos. Lo de la senora del palo, y luego lo de Fuencisla, me lo contaste tu. Entonces me querias mas. Despues -lo reconozco- algo te he dado la vara con desenterrar historias, pero pocas veces, muy pocas.

Esta noche tengo que descansar bien y me ha entrado obsesion, asi no puedo ir fresco a ningun examen, tu sabes de sobra lo que es una obsesion, una corriente electrica. Lola, Lolita de mi alma, ?no fue tu nombre lo primero que dije cuando rompi a hablar? Ojala pudieras entender cuanto te quiero.

Pero nada, camino equivocado. Ponerse sentimental con Lola, tal como se ha vuelto, no sirve de nada. De todas maneras, he encontrado el papelito donde apunte su numero y lo marco. Por lo menos oirle la voz. Un timbrazo y descuelgan.

– Dime, Luis. Antes es que se ha cortado.

Es una voz impaciente de mujer. No la de Lola. Pero me suena. ?De que me suena?

– No soy Luis. ?Vive ahi Lola?

– Si, ?quien eres tu?

– Su hermano. Su hermano Baltasar.

– ?Baltita! ?Vaya voz de mayor que se te ha puesto! ?Te acuerdas de mi? Soy Mati.

– ?Hola, Mati! Si, claro que me acuerdo. La primera vez que fui al teatro, estabas en la butaca de al lado, y me hiciste un dibujo. Salia una libelula en la funcion.

Enseguida me arrepiento de haberselo dicho, porque creo que no se acuerda.

– ?Si? ?Es verdad, claro! ?Cuantos anos tienes ahora?

– Diecisiete.

– Joder, Balti. ?Y que es de tu vida?

– Un poco de todo. ?Esta Lola?

Se oye al fondo una especie de bramido confuso. Me parece haber entendido «?Cuelgale!», y Mati contesta, pero no hablando conmigo.

– ?Tranquila, tia! No es Luis.

– ?He llamado en mal momento? -pregunto.

Hay una pausa. Me parece que Lola esta llorando.

– Que quieres que te diga, mal momento o bueno aqui nunca se sabe -dice Mati mas bajo, confidencial-. El caso es que a mi me llama cuando se encuentra hecha mierda, lo dejo todo, llego a matacaballo y luego salta con que me acoplo y quiero mojar pan de todas las salsas. En fin, ya la conoces. Se le pira la pinza. Espera que se pone.

Se pone Lola y dice con la respiracion entrecortada -como hablando al vacio- que Mati es una plasta, la vida un agujero negro y las adaptaciones de Shakespeare basura. Y me doy cuenta de que esta completamente borracha. Pero tambien de que me ha reconocido. Le pregunto que si quiere que vaya a verla.

– No, guapo. Me quiero pudrir sola, cada cual que se huela su pedo. ?Que haces?

– Poca cosa, de examenes.

De repente se echa a reir.

– ?Examen a babor! ?Huyamos despavoridos!

Y la risa de Mati, al fondo, coreando la suya es como un bano de rocio. Han revivido juntas, camino de la cocina, las dos amigas adolescentes y descaradas hacen muecas delante del tapiz. Y baja a embestirme como un miura la casa de Segovia, no es una pluma posada en el hombro que pueda llevarse el viento. Es un toro bravo y no admite ayudantes ni faena de alino; comprendo que lo tengo que lidiar yo solito, esta vivo y entero todavia.

– Nos vemos otro dia, ?vale?… No, bonita, no te llamaba para nada especial. Bueno, si. Para felicitarte el verano. Ciao.

Y cuando voy a colgar, oigo que me dice con voz pastosa, suplicante.

– Baltasar, espera. Dime la verdad, pero la verdad jamon…

Trago saliva.

– Okey. Tu misma.

Una pausa. Y luego mas bajito.

– ?Era yo antipatica de pequena?

– Conmigo no, Lola -le contesto inmediatamente-. Conmigo eras un encanto.

Y me ha salido -lo noto- la voz mas dulce y seria que le puede salir a un hermano pequeno que rompio a hablar diciendo «Lola esta en el cine», y mide ya uno ochenta.

VII. LOS VECINOS DE ARRIBA

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