ir a casa.

Debi de poner un gesto tal de alegria que el senor mayor dijo:

– Hay preguntas que se responden con la cara. Anda, ven conmigo. Tienes hocico de huron.

Y me aupo en brazos al escenario.

– Ya estas en la otra orilla. Bienvenido.

Y antes de ponerme en el suelo, me dio un beso.

– ?De verdad no te importa que lo deje un rato

con vosotros? -insistio Maximo-. Luego lo podeis acompanar a casa. Pero, ademas, sabe ir solo, no hace falta. Y guerra no da nunca a nadie.

– Anda, anda, no me des lecciones a mi de lo que tengo que hacer. Tu vete con tu amiga de paseo, que hace una tarde estupenda. Que os divirtais.

Volvio a salir la senora de pelo gris, y tambien le sonrio a Maximo. Ya se habia quitado el mono negro y parecia mas insignificante, una vecina que llega a casa con paquetes. Hablaba con una voz muy dulce y acento extranjero.

– Bruno -dijo-, ven a ayudar a recoger, porque hoy los chicos tienen algo de prisa.

– Bueno, no importa. Mira, este es Baltasar. Igual nos quiere echar una mano.

Dije que si con la cabeza. Y nos quedamos un momento los tres alli encima del escenario, bajo unas nubes de cartulina blanca, mirando como nos decian adios Maximo y Mati desde el patio de butacas. Aquello si que era como emprender un viaje.

Nos metimos por el bosque pintado, ellos dos de guias y yo siguiendolos. La libelula inmovil y sin aliento colgaba enredada en los hilos de alambre y la hierba era una tela verde medio rota; lo unico de verdad es que nosotros nos moviamos de sitio, y que empezaba otra funcion. ?De que tenia que hacer yo en aquella funcion? Ya lo iria sabiendo, no tenia prisa ni me daba ningun miedo.

Cuando entrabamos por detras del castillo de carton, oi que don Bruno le decia a su mujer bajito:

– ?Te has fijado en los ojos de ese nino, Elsa? Tiene poderes seguro.

Ella no contesto nada.

No tuve que ayudar ni me lo pidieron. Pero lo que mas note fue comodidad. No era gente de esa que te esta encima a ver si te aburres o poniendo voz de doblaje Walt Disney, que eso a un nino pequeno es lo que mas rabia le puede dar. Tampoco se les ocurrio preguntarme que a cual de mis hermanos queria mas o que pensaba ser de mayor. Andaban a lo suyo, tan ligeros como los tres jovenes o mas, arrancando arboles de palo que se torcian, agachandose a enrollar cables y trepando por una escalera plana a los focos de arriba. Se ve que le daban a la gimnasia. Yo los veia maravillosos, con rayitos de luz alrededor de la cabeza, como pintan a los santos. Pero ademas riendose, que los santos no se rien. Pusieron musica y trabajaban los cinco a ritmo de jazz; yo todo lo que tenia que hacer era quitarme de en medio para no molestarlos. Revolotear un poco igual que la libelula.

– Tu, Baltasar -me dijo Bruno-, fisga por donde te de la gana, que cuando nos vayamos a ir yo te busco. Es una especie de selva esto. Cuidado con los cables.

Asi que me podia perder por la selva. Que tampoco era del todo selva. Sabiendo, encima, que no me perdia, porque alguien como aquel hombre tan total quedaba a mi cargo. Y, para mayor gozada, no se me acababa de olvidar a ratos que por fuera, envolviendome, estaba Segovia. Y la fachada de un teatro con carteles que habia visto muchas veces al pasar. Pues bueno, ahora circulaba por las tripas de ese teatro entre voces desconocidas que no daban miedo. Resonaban a mis espaldas, o desde el fondo de una trampilla abierta o desde un puente en el aire. Pero sin amenazar.

Empujaba puertas y telones, me metia por pasadizos raros casi sin iluminacion. Cuidado con los cables. Y siempre tirados por el suelo o colgando de clavos aparecian bultos de marionetas muertas. ?Vaya colocon! Si eso no es aventura, venga Dios y lo vea. Estaba borracho a tope.

«Mando mucho», pense, «alguna cosa grande me tiene que pasar.»

Y me paso, naturalmente. Me tocaba en aquel momento. Como cuando a una chica le viene el periodo.

Me habia parado delante de una puerta. La empuje, y dentro habia un chaval desnudo, uno de los tres ayudantes. Se acababa de duchar porque ya se iban. Alguien le llamo con los nudillos al otro lado del tabique:

– Esperame a la puerta, Malena -dijo-. Tardo tres minutos.

El cuarto era pequeno, con un espejo y posters. Y resulto que el chico era amigo de Lola. No se extrano de verme alli parado en la puerta y se puso a hablarme como a un mayor, mientras se ponia los pantalones. Sin calzoncillos, que me choco.

– Te vi el otro dia en la tienda de helados con tu hermana -dijo-. Es una tia cojonuda tu hermana. ?Le quieres dar recuerdos de mi parte? Dile que soy Romeo. No me llamo asi, pero ella ya entiende. ?La vas a ver luego?

Se acababa de subir la cremallera y estaba de espaldas a mi, con el torso desnudo. Agarro la camisa. Tenia el pelo mojado. Y yo le dije:

– Lola esta en el cine.

Lo dije tal cual. Cuando Romeo se volvio y me pregunto: «?Sabes en que cine?», me di cuenta de que no habia hablado para dentro de mi. No sabia en que cine. Me encogi de hombros. Pero acababa de estallar la primavera de la fonetica. Habian salido por su sitio cabal ocho vocales y ocho consonantes. Como si nada. No era ningun milagro. Ni un sueno de esos que no te enteras.

Sali corriendo, tan alegre que pegaba saltos. «Lola esta en el cine», repetia como si chupara un caramelo. «Lola esta en el cine.»

VI. COLAPSO PARCIAL

Para darse uno cuenta -aunque sea en plan flash- de como corre el tiempo, hay que levantar la mano derecha, llevarse el silbato a los labios y parar el trafico unos instantes. Stop, que aqui esta el guardia, y ademas el semaforo se ha puesto en rojo. Pero es peor el remedio que la enfermedad, porque basta con mirar alrededor para ver en la que te has metido, alli a cuerpo limpio en mitad de un caos circulatorio que quien, no estando loco, te mandaria controlar. Y en hora punta, por si fuera poco. ?Que follon, madre mia, de coches, motos y camiones, todos metiendo el morro a lo bestia para ser los primeros en volver a salir pitando! A ver quien se come ese marron. Y lo malo es que a cada momento se apelotonan mas. Muchos mas. Hasta un camion de mudanzas Gil Stauffer que llega de Segovia con nuestros muebles dentro y se queda atravesado tapandoles el paso a otros que tenian su semaforo abierto y bajaban en sentido contrario. Suele ser una rotonda. Vuelan los insultos, los cortes de manga a traves de una ventanilla, el guardia se sube como puede a un bordillo con boj, mirando a ver si aparece una ambulancia para desmayarse y pedir que lo lleven a La Paz. Pero no aparece. Y la masa quieta. Ni para atras ni para adelante. Por eso se llama colapso, porque ninguno se mueve.

Pues asi estoy yo esta tarde de verano, en colapso heavy. Y todo porque me ha dado por pararme unos minutos a sacar cuentas del tiempo. No del pasado, que eso es lo que venia haciendo, sino del de ahora mismo. Miro el calendario. San Jose: visita a Pedro y Bea. O sea que llevo tres meses largos haciendo arqueologia de mi transformacion en nino locuaz partiendo de mudito. Y, claro, al llegar a la frase que cierra esa etapa, «Lola esta en el cine», no puedo evitar echarle una mirada al montonazo de lo que queda y pide paso tocando la bocina porque ya no aguanta quieto. ?Y para que me meteria yo a removerlo? Me dan ganas de tirar la toalla. Pero, por lo menos, tendre que deshacer el atasco que se ha liado a partir del STOP. ?Y a que bordillo voy a subirme como no sea al de la frase misma que ha tenido la culpa por atravesarse y ocuparlo todo? Lola esta en el cine. Ni idea de las horas que llevare diciendola entre dientes, agarrado a esa tabla a la deriva, mareado yo mismo entre la marea de los coches feroces. Bueno, si, Lola esta en el cine, habia ido al cine y un tal Romeo me pregunto por ella. Pero ?y luego que?

Esta tarde hace calor ya. La culpa debe de ser de eso, de que se echa encima el verano, tienes amigos nuevos, no se te ocurren planes de cambio que no coinciden con los de la familia, y pensar en hacer un master de periodismo te aburre de muerte, quisieras revolver las fichas de todos los juegos empezados, echar la mesa bocabajo. En verano todo queda interrumpido, revuelto lo que valia la pena con lo que no. ?Y vale la pena seguirles la pista a aquellos personajes de Segovia, algunos muertos ya, marionetas colgadas de un arbol de mentira? Total, que si me quedo alli metido en el teatro de los titeres dando saltos de alegria y echo cerrojo de

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