lo extranas. ?Y yo? ?Que hay de mi que me quede? No llores, desagradecida, no llores, ya vas a ver que en unos dias aparece.' Pero nunca volvio; hace veintiseis anos y nunca volvio.

Viejo querido:

No se, verdaderamente no se por que. te estoy escribiendo. Quiza sea porque aun alimento la fantasia de que vuelvas, como dijo mama, de que todo haya sido una mentira. Ojala fuera asi, papa, porque entonces podria abrazarte como cuando era nina y corria a ti para buscar consuelo. Senti que perdia algo intimo cuando desapareciste, como si se me hubiese caido una pierna o un brazo. Lo que no he perdido es la memoria.

Todavia guardo la cola de la cometa que hicimos juntos y que nunca pudimos remontar. Alla en el parque, los dos solos, desafiando al viento, haciendo piruetas de lo mas ridiculas, fracasando una y mil veces y luego tumbandonos en el pasto para reirnos de nuestra aventura y disfrutar panza al cielo como si hubiesemos triunfado en nuestro intento por remontar la cometa, de la que solo quedo la cola. Que bien me sentia a tu lado, tan protegida que el mundo me parecia un lugar seguro, bueno para quedarse alli. Claro, el mundo eran tus brazos y el espacio que dejabas junto a tu pecho para que yo me metiera hecha un ovillo. Cuanto necesitaria ese infimo lugar para refugiarme ahora, papa, pero sufro porque nunca mas podremos estar asi. Para eso servira el dolor, supongo, para alimentar la memoria.

Lo mejor de ti, lo mejor de nosotros, esta en mis primeros anos. Vivias para colmarme de amor, tanto, tanto, que olvidabas la educacion, los modales, eso se lo dejabas a mama. A veces, siento que soy injusta con ella y es porque entre ambas hay una brecha invisible forjada con los anos y esa tarea agria de fijar los limites. Hoy, yo tambien siento que he perdido a mis hijos, y en parte es porque he estado demasiado junto a ellos marcandoles pautas, quitandoles piedras del camino, acompanando, acompanando, acompanando. En fin, que de todo esto no he recibido mucho mas que indiferencia y casi te diria que una intencion de ponerme lo mas lejos posible de sus vidas. Si vieras que linda esta Ana; es toda una mujer. Tiene un aire tuyo en la mirada, pero sale mas al padre en la forma de ser. Luis, en cambio, es puro sentimiento, un poco atolondrado, pero se conmueve mas; mujeres, musica, futbol, todo lo despega de la tierra. Cuando pienso en mi vejez, lo veo a el, y no a Ana, ocupandose de mi.

Daniel es un tema aparte, pero necesito hablarte de el. Si tuviera la certeza de que algun dia fueras a leer esta carta, no te contaria esto, sobre todo porque aun recuerdo tus arranques de celos y como me decias que pobre del que quisiera acercarse a mi. ?Que pena que no estuviste para espantar con tu escopeta imaginaria a aquella bestia de Juan! ?Como te hubiese destrozado verme en circunstancias tan lamentables! Pensandolo bien, tal vez Juan nunca hubiera existido de haber estado tu. No importa, viejo. Yo nunca te juzgue, no lo hice entonces, y mucho menos ahora. En cualquier caso, lo que intentaste fue ser feliz; no puedo reprocharte por eso.

Vuelvo a Daniel. Creo que llegaria a caerte bien si lo trataras un tiempo, sobre todo porque al principio me amo de veras, como nadie, papa, y eso te hubiera dado tranquilidad. Veras, en este momento parece hastiado de mi. Esta tan metido en el trabajo, y no lo culpo; hasta ahi lo lleve yo con tanta seguridad. Me equivoque; quise suplir el amor con una eficiencia ejemplar, y el no queria una secretaria, queria una esposa.

En fin, papa, que hasta he llegado a pensar que hay otra mujer y ?queres que te diga lo peor?, no me han dado esos celos impulsivos de tirar cosas por la cabeza y matar a alguien. No, mas bien he sentido un tenue alivio, como si por fin me dieran la excusa perfecta para terminar con una relacion que no me hace feliz.

No creas que te juzgo por haberte ido detras de ella. Casi puedo ver a mama con sus complejos y su obsesion a cuestas, enturbiandote la vida con ese pesimismo que la esta dejando tan sola. No la culpo, tampoco. No tuvo gracia ni inteligencia para retenerte. Cuando en otra casa te fabricaron el reino magico donde eras rey y senor, el mejor del mundo, donde todo el tiempo era para ti, y ella no te esperaba con recibos sin pagar sino recien banada, con su pintura de guerra y la cama abierta, entonces te fuiste. Cuando quisiste acordar, ya estabas demasiado involucrado en aquella cruzada sindical que termino por absorber tu resto de energia. Cuanta confusion, ?no es cierto? ?A quien contabas tus problemas?

No podria determinar cuando fue exactamente que comenzo, pero si recuerdo que llegabas tarde a casa, faltabas a la cena y a veces a dormir, recibias llamadas extranisimas y hasta alguna amenaza que a mama casi la lleva al borde de la histeria. Todo eso altero nuestra vida.

Fue por esos tiempos que descubri el miedo. No era el de mis noches pobladas de brujas y monstruos que tu calmabas pasandote a mi cama y acariciandome el pelo hasta quedarte dormido y yo, tan segura de que todo estaba bien, dormia serena, flotando en tus brazos. No era ese miedo, no. Era el panico de no volver a verte, de que sonara el telefono para avisar 'algo malo ', que era el eufemismo que utilizaba para preguntarle a mama por ti y evitar esa palabra terrible que andaba sobrevolandome como un presagio siniestro.

Y una cosa fue trayendo la otra, y tus ausencias y tu devocion por una causa justa pero no del todo tuya te fueron alejando de las responsabilidades del trabajo y la familia. Mama tambien se fue quedando demasiado sola y empezo a reprocharte lo que para ella era un abandono prematuro, anticipo del que vino despues y que, seguramente, ella presintio. Te llamaba 'ese egoista', aunque jamas escuche que hablara mal de ti fuera de las paredes de la casa. Pero adentro la situacion era muy diferente. Durante el dia, y a veces en las noches de largas ausencias, se preguntaba por que estabas haciendo eso, cual era la necesidad de perderlo todo, si acaso no pensabas en nosotras. Cuando llegabas, toda esa ira acumulada durante horas de espera explotaba en un volcan de gritos, mientras tu silencio culpable la enfurecia aun mas y a mi me hacia sentir pena por los dos.

Cuando, por fin, recibimos la llamada, nos sobresaltamos como si nos hubiera tomado por sorpresa. Recuerdo a mama corriendo a ponerse lo primero que encontro y como salimos las dos desesperadas a buscarte, las cien puertas que golpeamos y las cien veces que nos dijeron que no, o peor, prometieron una mentira que alento nuestras esperanzas. Te hundiste en la oscuridad donde se pierden los desaparecidos, donde nada se sabe, nadie vio ni oyo y, si algo recuerda, jura que lo olvidara pronto. Asi te me fuiste, te extraviaste en una nada inmensa de donde no has vuelto. Si al menos alguien me dijera como fue, que te hicieron, donde estan tus huesos. Entonces, me devolverian algo de paz, un poco de orden a mi desasosiego y, lo mas importante, destruirian esas absurdas fantasias de volver a verte. Papa, si supieras como envidio a los que pueden ir al cementerio.

Unos anos despues, vino a casa un hombre al que no habiamos visto. Puedo recordar a mama espiando a traves de la mirilla de la puerta y luego volverse hacia mi y hacer un gesto con el indice sobre los labios. Cuando quedamos solas, desarrollamos una serie de manas casi neuroticas para preservar la seguridad. Ahora me doy cuenta de lo pueril de esta actitud; si hubiesen querido hacernos dano, nada de eso lo hubiera impedido.

Lo cierto es que nos quedamos inmoviles, y mama siempre mirando por el pequeno orificio, hasta que escuchamos algo asi como 'abrame, por favor, traigo noticias de su marido'. Ante nuestra falta de respuesta, la misma voz, 'esta ahi, puedo ver la sombra de sus pies por debajo de la puerta. ?…Abra, por favor!'. Mama estaba transpirando, pero no se dejo amedrentar. 'Mire, no puedo estar aqui mucho mas, yo se quien se llevo a su marido, yo se quien lo vendio y por que. ?Va a abrirme o no?' Vi vacilar a mama y luego responder con voz firme: 'Yo a usted no lo conozco ni se que quiere, diga lo que tiene que decir y vayase'. Ante mi estupor, destrabo las cerraduras, quito el pasador y abrio la puerta los diez o doce centimetros que permitia la cadena, una seguridad tan fragil que el hombre hubiese podido vencerla con una patada. Era un tipo bastante desagradable, alto y con un rictus fiero en los labios. Cuando vio que mama no cederia ni un paso mas, miro hacia adentro de la habitacion hasta que sus ojos me encontraron. Luego se dirigio a ella hablandole en voz baja: 'Escuche, yo era companero de su marido en el sindicato. Se lo llevaron junto con otros dos. Pero, no lo buscaban a el, ?entiende? Su marido estaba por salirse, tenia ciertas discrepancias. No le dieron tiempo'. Mama lo escuchaba sin mover ni un musculo. El hombre le extendio un sobre bastante arrugado que ella tomo mecanicamente. 'Aca hay nombres, fechas, lugares, todo lo que usted necesita saber. Cuando esta locura pase, haga que estos hijos de puta paguen. Era un tipo de la planta, demasiado gente para estar metido en esta porqueria; de ustedes, sobre todo de la hija, vivia hablando.' Despues nos deseo buena suerte y desaparecio envuelto en el mismo misterio que lo habia traido.

El sobre convivio con nosotras por varias semanas. Mama lo puso sobre el aparador, apoyado en el frutero de cristal. Era lo primero que buscaban nuestros ojos todas las mananas y era lo ultimo que mirabamos antes de acostamos, pero jamas hablabamos de el y no nos animabamos a abrirlo. Una tarde, cuando volvi del liceo, encontre a mama sentada en el piso de la cocina. En la pileta habia una gran mancha negra y el olor volvia casi absurda la pregunta. Lo quemo porque ya no pudo soportar tenerlo a la vista y no encontrar el valor para abrirlo; simplemente lo quemo sin saber el contenido, sin preguntar mi opinion, y con el mi ultima esperanza de saber. Esa tarde explote en el llanto que habia guardado desde aquella fatidica noche.

Estuvimos dias sin hablar. La odie con toda mi alma y la culpe por haberme liquidado la ilusion, por todas y

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