semejante a la perfeccion, que es la espera.

Aquella noche canto. Yo se que soy una aventura mas para ti, burbujeante de whisky, embriagada de felicidad, a punto de emitir un aullido triunfal en el auto de la profesora Colombo aunque -civilizada al fin- dosificando su demencia en un suave canturreo, que despues de esta noche te olvidaras de mi. Minga te olvidaras. El no la iba a olvidar nunca y ella era una especie de mujer fatal, o mejor ella era una adolescente depravada que rompe el corazon de los hombres adultos. Yo se que soy una ambicion fugaz para ti, un capricho del alma que hoy te acerca a mi. Minga.

A la tarde siguiente tambien. Sola en una mesa del Constantinopla canturreaba entre dientes, herencia de Guirnalda sin duda, una cancion para cada cosa, mama mama, son las cinco y Alfredo no viene, / son las cinco y Alfredo no esta, /yo me pongo mi traje de pieles, /y a la playa lo voy a buscar. Enigmas para la pequena Irene que escucha cantar a mama mientras finge acunar a la muneca: 1) como es un traje de pieles, 2) por que pieles para ir a la playa, 3) que hace ese Alfredo en la playa considerando, dadas las pieles, que debe ser invierno. Aunque en la cancion de Guirnalda no decia Alfredo sino Enrique, son las nueve y Enrique no viene, de donde la habra sacado pobre Guirnalda, si viera ahora a su pequena flor en este bar desvencijado y esperando a caballero adulto que no viene, ella que la peinaba con flequillo y le almidonaba las enaguas. ?Pero esos cantos? ?Esas locas que morian de amor, esos huerfanos hambrientos, esos inmundos renacuajos que se rien en los charcos cuando rozan el plumaje del condor caido? Algo habra hecho Guirnalda para que Irene ahora este aca. Ya hace casi un cuarto de hora. Ha llegado a las cinco y cinco, apenas cinco minutos tarde, era fatal: una especie de reloj adentro de la cabeza, la maquinita previsora que calcula por su cuenta, que no deja nada librado al azar, tantos minutos para lavarse los dientes, tantos para hacer pis, para vestirse, peinarse, esperar el ascensor, periodo de descenso, trayectoria hacia el poste, espera del colectivo (calculo en base a las condiciones mas adversas), viaje propiamente dicho (calculo en base a las condiciones mas adversas), transito hacia el objetivo, ajuste por error, redondeo. Las cinco y cinco. Hasta su impuntualidad suele ser puntual. Una impuntualidad aparente, o tramposa. ?Cuantos minutos tarde desea llegar la marquesa? ?Cinco, diez, veinte? La maquinita lo maquinara. Working. Tic- tic-tic. Exit. Para llegar x minutos tarde la marquesa debe empezar a vestirse a. Ah, los impuntuales genuinos en cambio, los que se desplazan como arcangeles por el espacio atemporal confiados en que la arena del reloj no corre durante los pequenos sucesos contingentes, los que fijan plazos como quien formula un deseo, llego en cinco minutos, como quien convoca a la magia, como quien anuncia mi voluntad es llegar en cinco minutos pero el acto de ponerme la corbata, las escaleras, un desdenable viaje en colectivo se interponen como obstaculos, son avatares de la fatalidad que se opone a mis anhelos. Alfredo Etchart sin duda pertenecia a la envidiable especie de los impuntuales: eran las cinco y veinte pasadas y todavia no habia llegado.

Irene abrio el Differential and Integral Calculus, de Courant. Con alevosia lo habia traido. ?No tenia ella un cierto aire a La Inmaculada, la conciencia pecadora de quien no lo es y la circunstancial desdicha de seguir siendolo? Su situacion era delicada. Que actitud tomar ante profesor maduro: ?perversa o inocente? Puso sobre la mesa un comodin. Courant. Las adolescentes con predisposicion a los juegos matematicos no son pura espuma. La experiencia ya le diria por que meandros internarse despues, pero mientras tanto ?chupate esta mandarina!

Lo anoto en el cuaderno, debajo del esquema del atomo de Bohr, precedido a su vez por una frase que parecia venir de la pagina anterior: “la angustiosa alegria de saberme unica, yo, Irene Lauson, centro del universo”. Dos numeros de telefono y el precario dibujo de un ranchito y un sol muy sonriente en el margen superior prefiguraban el caos.

iba escribiendo con signos enormes. Error en la apertura que Alfredo Etchart viera la deficiente sintesis de la deficiente alma que emanaba de esa pagina. Tenia que dar vuelta la hoja lo antes posible. ?Y darla vuelta ahora mismo? Eso nunca. Ella era una tramposa con etica. Sus mentiras, solo en un recoveco escarmentado de su cerebro mostraban la costura. Y estaba el azar, claro. Empezar en la pagina mancillada era abandonarse al azar, esperar zozobrante que la moneda caiga, una especie de pito catalan a la maquinita que maquina. Mucho calculo, si, mucho tic-tic-tic-working, pero quien le impedira el vertigo con que a veces cruza la calle, el temor con que lee el numero de un boleto en el que de antemano ha puesto toda la fortuna y la desdicha del dia, la incertidumbre con que esta resolviendo esta integral sabiendo que si el llega antes de que de vuelta la pagina. ?Ay!

resuelve apurada y el corazon le palpita. ?El llegaria en la pagina peligrosa? ?Llegaria en la pagina blanca? Llegaria sin que ella lo notase, eso estaba decidido. Y esto que esta haciendo, ?que es? (ella levantaba la vista, sobresaltada, y lo descubria espiando el cuaderno). -Oh, perdon, no sabia que habia llegado; estaba tan concentrada resolviendo… en fin (ella cerraba con brusquedad el cuaderno). -Pero eso era un ejercicio de matematica, ?no? -Algo asi, si (ella se encogia de hombros como restandole importancia a lo que iba a decir). Analisis matematico (turbadisima). -?Analisis matematico! (el se maravillaba, preguntaba si en serio). -Si, en serio, yo estudio fisica, ?usted no sabia? (el no sabia, nunca lo hubiera pensado, con su cara). -?Y que tiene de particular mi cara? (ahi acentuacion del aire inocente, buena apertura de ojos). -?Me lo pregunta en serio? (ahi cosas encantadoras que el decia sobre la cara de ella, ?angelica y traviesa?, si, y sobre lo intrigado que ella lo tiene desde que la vio en esa fiesta tan espantosa. Risa de ella, cantarina). – La cara nomas de angel, de verdad soy el diablo; en serio, no se ria, la descarriada de la familia, mi mama me ve aca con usted y se cae muerta (el igual se rie, se deslumbra, nota lo dificil que le resultara comprender a una chica tan compleja, descubre que no se parece a ninguna de las estupidas que ha conocido y se enamora de ella como nunca antes).

– Irene, ?no? -?Ay! El se estaba sentando, lo mas campante- ?O Irenita?

No. Nada de vincularla con la profesora Colombo.

– Irene -dijo-. Irene Lauson.

– Irene Lauson -repitio el, formal-. Encantado. Yo soy Alfredo Etchart.

Irene le sonrio con confianza.

– Eso ya lo sabia -dijo.

– Ah, muy bien -el le pidio un cafe al mozo-. ?Y por que tanta desesperacion por verme?

– ?Yo? -los ojos se le agrandaron por su cuenta, sin que interviniera su voluntad. Pero no, nada de escandalizarse. Si la cosa venia asi, nada de “perdon senor, no se a que se refiere”. Y no hay mejor defensa que un buen ataque, cualquier maestro de ajedrez lo sabe-. Porque tenia muchas ganas de decirle que usted me parece medio farsante.

– Senorita -profesoral-, ?no le parece un poco exagerado que yo tenga que venir hasta aca para que usted me diga algo -interrupcion, cejas, de pronto parecia divertirse-, algo que a lo mejor ya se, senorita?

– ?No! ?Usted no lo sabe! -Irene le miro la cara y se atempero-. No lo sabe porque en realidad no es ningun farsante. Parece nomas.

– Y lo que usted parece es un poco contradictoria.

– Parezco, pero no soy. Lo que pasa es que mis pensamientos son muy complicados, asi que me cuesta muchisimo decirlos con claridad. Es decir, pienso bien…

Ojos azules, con puntitos. Se rien solos.

– Pero obra mal.

– Eso aparte -dijo Irene, llena de vanidad-. Lo que pasa es que me vienen como masas de pensamientos y tengo que dar vueltas y vueltas para agarrar la punta y. No, maranas, claro, como voy a agarrar la punta de una masa. Son como maranas de pensamientos, asi que me cuesta mucho pescar la punta y empezar a decirlos bien -vaga conciencia de que estaba hablando demasiado. No. No se podia detener-. Si me puedo quedar callada mientras la pesco, todo sale facil. Pero si en el medio tengo que hablar, ahi sone.

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